A comienzos de la década de los 80, algo estaba cambiando en el panorama del tebeo comercial estadounidense. El dominio que habían ejercido las grandes compañías como DC y Marvel en los últimos lustros comenzaba a tambalearse por el empuje de editoriales jóvenes e independientes que brotaban al amparo de la creciente red de librerías especializadas en cómic. La existencia de los nuevos puntos de venta específicos resolvía los problemas de distribución de las pequeñas empresas y permitía la comercialización de productos de perfil más adulto o más arriesgado, en una palabra: diferentes. Editoriales como Aadvark, Capital, Pacific, Eclipse, Fantagraphics, Comico, First o Mirage seguramente no habrían existido sin la existencia del mercado directo, y tampoco habrían existido propuestas como Cerebus, Nexus, Doc Stearn… Mr. Monster, Destroyer Duck, Love and Rockets, Grendel, American Flagg o Teenage Mutant Ninja Turtles, que revolucionaron el medio en aquellos años. Fue durante aquella ola benigna cuando apareció Zot!, la primera obra significativa de Scott McCloud.

McCloud (Boston, 1960) es hoy reconocido como uno de los principales divulgadores de teoría sobre historieta, gracias a su seminal trilogía de ensayos (realizados todos en forma de cómic): Entender el cómic (1993), Reinventar el cómic (2000, también traducido como La revolución de los cómics) y Hacer cómics (2006). Ha desarrollado, además, una interesante obra de creación, que incluye guiones para Superman y novelas gráficas como The New Adventures of Abraham Lincoln (1998) o El escultor (2015). Pero antes de todo esto, ya digo, el artista creó al entrañable superhéroe Zot!, con el que se dio a conocer al gran público, uniendo al tiempo dos elementos principales: un tono jovial, en oposición a la creciente seriedad del género en aquella época, y el estilo narrativo del cómic japonés, que aún no había colonizado occidente. Se puede afirmar que, en ambos extremos, McCloud fue un adelantado.

Editada por Eclipse, la serie Zot! debutó con fecha de portada de abril de 1984, y su trayectoria tiene dos etapas diferenciadas. La primera abarca desde el número 1 hasta el 10 (julio de 1985). Este tramo inicial se imprimió a color y, siendo realmente divertido, no posee la ambición, ni el acabado posteriores. Allí se nos presenta el elenco principal, con los adolescentes Jenny Weaver y Zot (un superhéroe de una dimensión alternativa) a la cabeza. Tras un hiato de año y medio, McCloud y Eclipse relanzaron la cabecera con su número 11, impresa en blanco y negro y con una intención más experimental, temática y formalmente. Esta segunda fase, hasta el número 36 y último (julio de 1991), es la que contiene el tomo en cartoné que publica ahora Planeta Cómic y que reemplaza a los dos volúmenes en rústica que en su día sacó Astiberri. Se incluyen comentarios de todos los episodios por parte del propio McCloud, quien firma también prólogo y epílogo, y vuelven a quedar fuera un par de rarezas, tal como el propio creador de Zot explica en los paratextos.

ZOT!

Scott McCloud. Planeta Cómic. 576 páginas. 35 euros.