Cultura

Auténtico sin ser diferente

'Desde la memoria', Lugar: Teatro Cánovas. Fecha: 16 de marzo de 2011. Cante: Arcángel; Guitarra: Miguel Ángel Cortés Aforo: Lleno.

Hacía poco tiempo que lo habíamos tenido en nuestra ciudad, concretamente el pasado noviembre en el Teatro Albéniz, pero en esta ocasión -y casi diría que por primera vez, al menos en Málaga- Arcángel brindó un recital que podríamos calificar de ortodoxo.

Por supuesto que se permitió sus licencias, pero se trata de aquellos rasgos distintivos que aportan personalidad sin tener que desvirtuar la esencia del cante, y que son algo beneficioso, porque contribuyen a enriquecer el flamenco sin alterarlo, a la vez que conforman el estilo propio del cantaor. Mi última crítica a este artista apuntaba que Arcángel sabía pero no quería. Felizmente, esta vez sí quiso. Quiso ser auténtico en lugar de ser diferente a cualquier precio. Y lo disfrutamos, porque se creó una atmósfera que propició la empatía. Eso hizo que Arcángel se encontrase cada vez más a gusto, cuajando una buena actuación, en la que fue palpable el recuerdo de Enrique Morente en la manera de abordar algunos palos.

Comenzó por la caña, rematando con la soleá de Diego el Tenazas, toda una declaración de intenciones sobre los derroteros del recital. En las malagueñas se atrevió con una de las creaciones de La Trini, pero le quedó desafinada más por desconocimiento de los tonos que por una cuestión de facultades, se ve que no es cante de su repertorio. Sin embargo, la malagueña de El Mellizo estuvo certera y emocionante. Remató con una tanda de abandolaos -rondeña chica, fandango de Lucena y de Frasquito Yerbagüena- bastante bien en conjunto.

En los tangos tuvo más altibajos, pues por mor de alargar los tercios le costaba cuadrar el compás al final. A los fandangos personales llegó con la voz cansada, pues canta en un tono muy agudo, pero logró salir airoso, no en vano es uno de los palos que mejor domina.

Dejó a su guitarrista habitual, Miguel Angel Cortés, en el escenario, quien brindó un solo brillante, como brillante fue en todo el recital, con un toque muy flamenco y perfectamente compenetrado con Arcángel. Éste volvió por soleá, ligando muy bien los tercios, con jondura, sin alargamientos ni adornos superfluos. En este momento, uno se pregunta, ¿por qué no lo hace así siempre? Es un misterio.

Mejoró aquellas cantiñas que comienzan susurradas, con la guitarra a modo de bajo eléctrico, que hiciera en su actuación del Albéniz, gustándose, de nuevo ligando los tercios con aire y confiriéndole al palo un sabor que no tuvo la vez anterior.

Simpático y relajado, saludó y agradeció al público su asistencia y, para terminar la actuación, le dedicó la tanda de fandangos de Huelva, un clásico de sus recitales, donde arrebató más de un ole, sobre todo al cantar por Paco Toronjo.

A petición del público, el artista cantó un poco por bulerías, despacito, sin micrófono, una verdadera delicia que puso a todo el teatro en pie. Salimos muy satisfechos de haber podido comprobar, por fin, hasta donde llega Arcángel y pensando, sobre todo, hasta dónde puede llegar si sigue queriendo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios