Semana Santa

"Las salidas de los tronos eran antes más espontáneas"

  • Carlos Álvarez resalta de la Semana Santa su atractivo cultural y admira el silencio que requieren procesiones como la del Sepulcro

EL barítono malagueño Carlos Álvarez describe cómo vive la Semana Santa desde una perspectiva cultural. Reconoce la espectacularidad de los encuentros de los tronos en la Alameda y admira el silencio de las masas que exigen procesiones como la del Santo Sepulcro, pero cree que los ensayos en la calle restan espontaneidad a los cortejos.

-¿Qué significado tiene para usted la Semana Santa?

-Hay un componente fundamental: soy una persona no creyente. La concibo por tanto como una manifestación cultural y es éste precisamente el atractivo que busco. Existe toda una tradición antropológica que subyace en este tipo de manifestaciones. Coincide además con la llegada de la primavera, lo que en el caso de Málaga se traduce en algo exultante; es el arte en la calle.

-Al margen de consideraciones morales o religiosas, la Semana Santa enardece a muchos. ¿Qué destaca en su caso?

-Me llama sobre todo la atención que, de manera generalizada en Andalucía, se recibe como una fiesta global, no solo entre los católicos sino que hace partícipe a toda la ciudad. Es una manifestación basada en lo colectivo, en el esfuerzo de las cofradías, en la preparación durante todo un año. Al fin y al cabo se trata de un rito que se perpetúa por la necesidad que la gente tiene de que llegue ese momento. Se asemeja mucho a lo que yo me dedico: poner en escena una situación ritual.

- ¿Y los recuerdos más entrañables que guarda de la Semana Santa de cuando era niño?

-Nosotros hacíamos lo normal: nos echábamos a la calle. El primer recuerdo que tengo es con 4 ó 5 años en una silla en el recorrido oficial, escapándome de mis padres porque aquello me cansaba. Después decidimos, como la mayoría de los malagueños, recorrer los puntos más atractivos de la Semana Santa. Cuando uno es adolescente encuentra en ella una fiesta continua y la posibilidad de reunirse con el grupo de amigos. Al hacerme mayor, empecé a vivirla de una forma más emotiva. Me servía como excusa para reunirme con mi padre, aprovechando la salida del Cristo de la Misericordia, ya que él era de la barriada de El Perchel. Nos encontrábamos solos en medio del bullicio de la Semana Santa.

-¿Cuáles son, a juicio de Carlos Álvarez, esos sitios estratégicos para contemplarla?

-Es muy espectacular ver aparecer los tronos por la Alameda y que sean capaces de encontrarse en los laterales. Posiblemente esta zona sea la zona donde la magnificiencia de las imágenes de Málaga queda mejor representada.

-¿Qué diferencias percibe entre la Semana Santa de hoy y la de su infancia?

-Algo que me ha llamado la atención estos días es la necesidad, un poco forzada, de que las cofradías ensayen en la calle, puesto que no sé hasta qué punto es compatible con el uso normal de la vía pública. Hace unos años, había algo de espontáneo en la salida de los tronos, lo que implicaba mayor conocimiento por parte de aquellos que se encargan de que las imágenes discurran en las mejores condiciones. Si hay un ensayo, se convierte en una especie de profesionalización que no debería llegar a nuestra Semana Santa. Siempre me ha resultado muy chocante dado que obliga a una parte de la ciudadanía a sufrir la inclemencia por parte de un grupo de gente que utiliza un espacio que nos pertenece a todos.

-¿Cofradías en la calle de noche o de día?

-Depende de la edad que se tenga. Los jóvenes prefieren la nocturnidad porque tienen una excusa extraordinaria para alargar el tiempo de vuelta a casa. A medida que nos hacemos mayores, empezamos a seleccionar momentos que pueden ser emotivos dentro del recorrido. Abogaría incluso por intentar visitar cofradías que, pese a que no forman parte de la carrera oficial, en algún momento crearán gran interés cultural.

-¿Qué imágenes llama más su atención?

-No soy muy semanasantero, pero la cofradía del Santo Sepulcro es muy impresionante. El silencio y la devoción que requiere la procesión cumple con todas las expectativas.

-¿Pondría usted una cofradía en la calle con un riesgo de precipitación del 50%?

-Si hacemos una extrapolación al ámbito al que yo me dedico ocurre casi lo mismo. Tenemos una cita con el público en un momento determinado y cualquier circunstancia externa lo puede alterar, pero hay que aceptarlo con deportividad. Arriesgar la conservación del patrimonio es delicado. En caso de que los tronos no pudieran salir, se podría procesionar una representación con las estaciones de penitencia establecidas. Y además permitir que se puedan visitar los lugares en que los tronos están expuestos.

-¿A quién dedicaría unos toques de campana?

-Sobre todo a mi familia y a los que me rodean, por apoyarme en el tiempo de incertidumbre en que se convirtió mi periodo de enfermedad laboral, sin saber cuál podía ser el resultado final de este proceso. Su ayuda ha sido fundamental para la vuelta al escenario.

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