Euroliga

El sueño no era real (75-76)

  • El Unicaja domina hasta por 20 puntos al CSKA, pero la bestia despierta y gana en la prórroga. El cuadro de Plaza ya no puede alcanzar la segunda posición.

El castigo por la derrota es no aspirar al segundo puesto del grupo, relativamente menor. El premio por la victoria era mayor, derrotar a una máquina que parece indestructible, el CSKA, y poder evitarla en el Top 16. No había una gran sustancia en juego, pero sí el honor. Y muchas veces lo segundo supera a lo primero. La competición descarnada por ver quién es mejor, sin drama ni consecuencias funestas. Y salen partidos a machetazos como el de ayer, en el que el triunfo se fue para Moscú (75-76) tras una prórroga dolorosa.

Por tercera vez consecutiva el Unicaja dilapidó una renta amplia sin rematar. Sucedió en Berlín, Limoges y ayer. Con un asterisco quizá por la gran entidad del rival, que dormitó durante 25 minutos para alcanzar su pico alto de rendimiento a continuación. El Unicaja menguó muchísimo tras un recital que le permitió ganar por 20 puntos (51-31), pero tuvo el ardor y el coraje para sostenerse. Perdió dos opciones, con 66-62 e incapaz de anotar en los dos minutos finales. De Colo y Weems provocaron el tiempo extra. En este, ventaja de cuatro puntos tras una técnica a Weems (75-71) a falta de 29.6 segundos. Cinco puntos de De Colo, con dos inexplicables fallos en tiros libres de Granger entre medias, llevaron a una situación límite (75-76) a falta de seis segundos. La pizarra de Plaza no salió y el balón llegó a Suárez que, forzadísimo, erró el tiro.

Pasaron tantos cosas que el inicio de partido parece la prehistoria. Y aconteció algo excepcional. Estuvo condicionado por una extraterrestre producción de Vladimir Golubovic. Con características distintas al resto de la plantilla, es un jugador especialmente señalado para confrontar a los rivales con pivots más poderosos, véase el caso de Sasha Kaun, al que maltrató de manera inmisericorde con unos ocho primeros minutos en los que hizo de todo. Sumó ocho puntos, ocho rebotes y dos asistencias para 19 de valoración. Salvaje prestación del montenegrino, hiperactivo a su ritmo, gobernó el partido y puso la lanzadera para que el Unicaja adquiriera una renta interesante, en torno a los 10 puntos. Con la ayuda de Kuzminskas, que ya en la ida ofreció una notable respuesta.

En el CSKA no estaba Teodosic como en el Unicaja no figuraba Toolson. El equipo ruso, más allá de una gran defensa cajista, se mostraba errático en el tiro, en un pobretón 34% al descanso. Y los de Plaza tiranizaban el rebote (30-16), lo que explicaba el hueco tras 20 minutos (43-27). El Carpena vibraba con su equipo e Itoudis abroncaba a un equipo que no perdía desde el 12 de octubre y que desde entonces sumaba 16 victorias consecutivas por 18.3 puntos de media. Ofrecía tintes interesantes el Unicaja. Si Fran se pone con tres faltas, pues respuesta de la dupla Thomas-Greeen, cuyas características se complementan cuando coinciden en pista. Es una interesante solución en la que Plaza insistirá con frecuencia.

Tras el paso por los vestuarios, el Unicaja alcanzó tras dos tiros de Vasileiadis la máxima renta del partido (51-31). Se anunciaba jolgorio, pero el CSKA, en ese momento, cuando quedaban 15 minutos de partido, pulsó el botón rojo. Subió no uno ni dos sino tres niveles de intensidad defensiva. Obligó al Unicaja a jugar a nueve metros del aro sin que encontrara un balón interior que produjera desequilibrio. Empezaba desde una zona presionante 1-2-2 y acababa en una selva de brazos largos, poderosos y ágiles. El asunto es que en poco más de ocho minutos el CSKA engulló una renta de 20 puntos con un parcial de 21-2 para ponerse por delante en un pestañeo (58-60).

Tuvo el mérito el Unicaja de no descomponerse tras el huracán ruso, incluso adquirió una ventaja de cuatro puntos (66-62) tras cuatro tantos de Granger a falta de dos minutos. Ahí estuvo capital Carlos Suárez, que compite siempre, esté mejor o peor, y con carácter sostuvo al equipo. Pero la defensa rusa, a la que también se permitía mantener un gran nivel de contacto, era una barrera. De Colo y Weems forzaron la prórroga (66-66).

Con pocos puntos, con cada canasta como una heroicidad, el partido se metió en una dinámica tensísima, digna de un partido de Top 8. Protestas, el banquillo del CSKA como si se jugara la vida y el Carpena enervado. Ahí tuvo cuatro puntos de ventaja el Unicaja a falta de 29 segundos después de que Fran recuperara un balón imposible. Pero esos fallos en los tiros libres  de un inusualmente inseguro Granger devolvieron la vida al CSKA. De Colo, el hombre de los varios millones de euros, vigente campeón de la NBA, dio el puntillazo. Suárez, después de que la pizarra fallara, no pudo dejar el triunfo en casa. Era una cuestión de honor básicamente. Por eso dolió tanto la derrota. Porque el CSKA es el equipo más rico de Europa. Y ganarle era un darse un baño de fe.

FICHA TÉCNICA.

UNICAJA MÁLAGA: Granger (14), Thomas (7), Kuzminskas (8), Stefansson (1) y Golubovic (12) --cinco inicial--; Markovic (1), Vasileiadis (11), Suárez (5), Green (14) y Vázquez (2).

CSKA MOSCÚ: Jackson (-), Fridzon (9), Weems (12), Vorontsevich (12) y Kaun (2) --cinco inicial--; De Colo (22), Nichols (3), Korobkov (2), Markoishvili (6) y Hines (8).

PARCIALES: 20-11, 23-16, 13-22, 10-17 y 9-10.

ÁRBITROS: Sahin (ITA), Latisevs (LET) y Trawicki (POL). Eliminaron a Fran Vázquez por faltas personales.

PABELLÓN: Martín Carpena, 7.194 espectadores.

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