La Asamblea General de la ACB, reunida en el día de ayer en Barcelona, conoció de primera mano los proyectos de competición europea que impulsan tanto la Euroliga como la FIBA. A pesar de que se esperaba que la asociación de clubes pudiera señalar uno de los dos caminos como el adecuado, la propia ACB señaló en un comunicado que "los clubes han tomado la decisión de aplazar su posicionamiento final hasta conocer la evolución y concreción de los proyectos".

De este modo, la pelota vuelve a estar en el tejado de FIBA y Euroliga para convencer a los clubes nacionales de cuál es la mejor propuesta. De hecho, el presidente de la ACB, Francisco Roca, detalló la problemática actual de ambas propuestas y las principales líneas de trabajo del cambio de modelo competitivo.

Por tanto, la ACB queda en una tesitura dispar a la de las federaciones de Israel, Turquía, Francia, Alemania y Grecia, las cuales ya se han posicionado del lado de la FIBA y su Champions compuesta por 32 clubes. La realidad es que diferentes conjuntos, entre los que se encuentra el Unicaja, han frenado su decisión de unirse a la FIBA. El fijo que recibirían los equipos por participar en ella no es tan alto como en un principio se pensaba, por lo que se entiende que lo mejor es continuar estudiando opciones.

Si bien la Euroliga y su comercialización de las plazas deja en mal lugar a clubes como el Unicaja, la posibilidad de que en el futuro se ampliara la competición a 20 o 24 equipos abre la vía para que merezca la pena esperar. Las fichas continúan en un tablero que libra una batalla sin fin.