Carlos Suárez formaba parte del espinazo de la plantilla que devolvió al Unicaja a su lugar natural el año pasado. Lo será también esta temporada. Y seguramente en el futuro. El pasado lunes, el presidente, Eduardo García, aludía a la ampliación de contrato que ambas partes se comprometieron a negociar el pasado mes de junio, cuando se ejecutó la cláusula que se recogía en el documento original. "Vamos sin prisa, pero sin pausa. Negociaremos y esperamos llegar a un acuerdo con él", decía García sobre el alero madrileño.

Suárez está realizando una pretemporada atípica. En la primera semana de trabajo sufrió una rotura fibrilar en el gemelo de la pierna derecha. Ello le tiene sin realizar una sesión completa con el grupo desde el 28 de agosto. Se diagnosticaron tres semanas de bajo por aquel entonces. Se llega al punto teórico de regreso, pero los servicios médicos del Unicaja son prudentes porque la zona es delicada. Existe un precedente cercano en la figura de Rafael Hettsheimeir, que el año pasado sufrió en una zona similar varias recaídas y se acabó perdiendo casi tres meses. Por las alturas del año en la que estamos se aconseja prudencia. No hay problemas en la recuperación de Suárez, al que se le ve sudar a las órdenes de Enri Salinas en cada entrenamiento. Ayer lo hacía con él y la fisioterapeuta María López en uno de los campos de fútbol de Benahavís. Sigue un plan personalizado porque no ha realizado una pretemporada al uso. Seguramente la próxima semana se pueda ver a Suárez en los partidos ante Turquía. Su recuperación avanza, pero con precaución.