fernando león de aranoa. director de cine

"El cambio más peligroso es perder la insolencia de cuando empezaba a trabajar"

  • El creador de títulos como 'Barrio' o 'Los lunes al sol' recoge la Biznaga del Festival de Málaga a más de dos décadas de compromiso con un cine personal que ha sabido encontrar al espectador

Fernando Léon de Aranoa, ayer, durante la entrevista.

Fernando Léon de Aranoa, ayer, durante la entrevista. / javier albiñana

Ha aparcado el montaje de Escobar para recibir el Premio Retrospectiva-Málaga Hoy a sus dos décadas de trayectoria. Un suma y sigue para un creador que ha sabido conectar con el público siendo fiel a sí mismo.

-¿Qué supone este premio, plantea una revisión de su carrera?

-Quiero celebrarlo como si fuera una especie de premio de paso de ecuador de mi carrera. La primera duda que le asalta a uno con estos premios es si no es demasiado pronto. Pero entiendo que más bien es un reconocimiento a lo que uno ha hecho hasta el momento. Quizás dentro de otros 20 años pueda volver al festival a terminar de contar esta historia.

-Entre Familia y Escobar, ¿qué ha cambiado?

-Empecé mi carrera en cine como guionista y Familia fue mi primera película como director y en ese terreno me sentía más inseguro. Después de siete películas y algunos documentales la faceta de director ha igualado, se ha equilibrado con la de guionista, he ganado en experiencia. Quizás el cambio más peligroso es perder la inocencia o la insolencia de cuando uno empieza a trabajar. En las primeras películas me daba igual todo, las hacía sin pararme a pensar cuánto costaban o si irían bien o mal, esa insolencia es lo peor que se puede perder. Y es inevitable, en cierto modo, así que yo creo que durante estos años la lucha ha sido tratar de no perder esa inocencia. Lo peor es sentirte de vuelta, que ya has hecho lo que tenías que hacer. Intento luchar contra eso y hacer cada película como si fuera la primera. Quiero ser director novel eternamente, como decía Galiardo.

-¿Qué lecciones básicas ha aprendido en este camino?

-El aprendizaje de la dirección ha sido intuitivo, encontrando la manera de contar las cosas, entendiendo que hacer películas es un ejercicio de comunicación. También de seducción, de salir al encuentro del espectador, es como una historia de amor que tiene que estar viva. No puede ser pasiva, tienes que salir también al encuentro de la gente que va a trabajar contigo primero y de la gente que te va a ver después.

-¿En el proceso de creación piensa en el espectador o predomina lo que quiere contar?

-Yo escribo para mí mismo y reescribo para los demás. Esto siempre ha sido así pero te vas dando cuenta con los años de oficio. Las primeras versiones siempre las escribo para mi porque es como disfruto y tiene que haber satisfacción porque de no ser así estás perdido, tendrías que cambiar de oficio. Pero luego empiezas a tener en cuenta la mirada de otras personas.

-¿Cómo ha cambiado el cine español en estos años?

-Ha pasado un poco de todo, quizás son pequeños movimientos pero que desde dentro se viven como importantes. En mi generación y en la anterior hubo un grupo de directores que encontramos el camino hacia el público haciendo un trabajo muy personal. Julio Medem, Álex de la Iglesia, Icíar Bollaín y muchos otros, entre los que me incluyo, hemos hecho películas bastante personales pero también han sido películas que han encontrado al espectador y eso lo recuerdo como un momento dulce, quizás más en su inicio. Luego ha habido todo tipo de fluctuaciones. Ahora se tiende más al cine de género, pero uno sigue haciendo las películas como cree que tiene que hacerlas.

-¿Y como industria?

-Como industria con esa eterna fragilidad. He producido mis últimas películas y soy consciente de que es muy difícil producir cine en España y que realmente en los últimos años esa dificultad ha aumentado. Se han reducido las ayudas, lo que todos sabemos y contamos, sentimos que cada vez es más difícil hacer películas. Se convierte casi en un privilegio.

-¿La financiación sigue siendo un caballo de batalla?

-La financiación es un caballo de batallas para todos. Es cierto que las películas son muy caras y aglutinar la confianza de tanta gente, actores, equipo, productores, instituciones, nunca es fácil. Tienes que saber transmitir lo que quieres hacer porque para que la gente te siga primero te tiene que entender. Sigue siendo difícil para cualquiera, aunque una película muy exitosa simplifica el camino para la siguiente, pero eso es excepcional. Lo normal es que cueste poner en pie una película. Lo que no es normal es que cueste tanto.

-¿Documental o ficción, en qué terreno se mueve mejor?

-Pues son muy complementarios. Los dos tienen cosas que me atraen mucho. He crecido como escritor y director en la ficción, me siento muy cómodo ahí, me gusta mucho la parte de invención. El documental para mí tiene algo casi de terapia frente a la ficción. Y otra cosa maravillosa, que te pone en contacto con realidades y situaciones con las que nunca estarías si no hicieses documentales. Creo que alimenta mucho en el plano personal y eso lo hace muy atractivo también. Es como un perfecto equilibrio para la ficción.

-Barrio, Los lunes al sol, Princesas son películas apegadas a la realidad. ¿Por qué partir de ese punto?

-Me gusta mucho usar la realidad como punto de partida, como pista de despegue para dejar volar las historias y alejarte de ella. Lo importante en el cine, más que la realidad, es la mirada que un autor tiene sobre ella. Ese punto de vista, ese mirar el mundo desde tu rincón y contarlo es lo que más me interesa.

-Hábleme de Escobar. ¿En qué momento se encuentra?

-Estoy en fase de montaje, en ese momento donde la película empieza a coger forma. El rodaje fue a finales del año pasado, fue muy intenso, disfruté mucho trabajando otra vez con Javier Bardem y con Penélope, los compañeros de viaje eran perfectos, además amigos.

-¿Existe la película perfecta?

-Las películas son perfectas mientras las haces, una vez que la has terminado empiezan a ser imperfectas porque cambiarías muchas cosas. No, no creo que eso exista y si existe siempre es de otro.

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