Cultura

La dimisión de Castiel causa sorpresa y desconcierto en la plantilla

  • Ni siquiera el director de producción y mano derecha, Miguel Gallego, sabía de la drástica decisión de Castiel a pesar de que muchos coincidían en verlo "agotado"

Cuando Salomón Castiel, director del Teatro Cervantes y del Festival de Málaga, convocó a toda la plantilla a las ocho de la mañana del pasado jueves las especulaciones se desataron, a pesar de que lo hizo con poca antelación para no dejar mucho margen a la rumorología. "Pensábamos que iba a decirnos algo gordo, citó a las dos empresas, a todos", explica Juan Cruz, coordinador de producción. Lo que pocos -o nadie- se esperaban era la noticia que explicó brevemente. Después de 13 años, quería que sus trabajadores fueran los primeros en enterarse. "Nos quedamos de piedra", reconoce Cruz. "Dijo que por motivos personales abandonaba su puesto y salió corriendo, se emocionó", añade.

Como Juan Cruz, muchos se mostraron igual de desconcertados. "Lo primero fue la sorpresa y después preguntarnos qué ocurrirá ahora", comenta el jefe de sala, José Mañas. El director de producción y mano derecha de Salomón Castiel en el Teatro Cervantes, Miguel Gallego, se encontraba de viaje en Valladolid cuando saltó la noticia y asegura que tampoco conocía su determinación. "La verdad es que estaba preocupado porque últimamente lo veía agotado", asegura Gallego, "pero no esperaba que fuese a ocurrir todo tan rápido, además habíamos hablado de delegar más, no de abandonar", añade el director de producción, que aún no hablará con el director hasta mañana lunes.

"Sé que habrá meditado mucho la decisión, no me imagino que haya sido un arrebato", asegura Gallego, para el que la capacidad de trabajo de Salomón Castiel es una de sus mejores cualidades. "Es una persona muy trabajadora que ha hecho cosas muy buenas en el teatro, convirtiéndolo en punto de referencia en toda España", defiende. "Estoy encantado de haber trabajado con él y no me gustaría que se fuera de forma definitiva, sino que siguiera ligado al teatro", añade Miguel Gallego, que ha colaborado estrechamente con Castiel en los últimos años. Para Gallego su preocupación es "ver cómo vamos a entrar en esta nueva fase".

Una inquietud similar ronda también al resto de trabajadores. "Hay quien piensa que lo han echado y que esto es un pacto y otros creen que lo hace realmente por motivos personales, hay para todos los gustos", confiesa Juan Cruz, que asegura que la decisión ha sido tan sorpresiva que aún "no hay quiniela" de posible sucesor. Pero, venga quien venga, lo que tiene claro la plantilla es que será una primera etapa dura, como lo fue con Castiel. "Los primeros años fueron difíciles porque introdujo un sistema de trabajo totalmente distinto", reconoce el coordinador de producción, para el que, aunque "sea una persona a la que le gusta mantener las distancias a la hora de trabajar siempre ha estado muy abierto a las sugerencias, y ha escuchado a los demás". "Salomón es duro cuando es necesario que lo sea pero desde el principio ha intentado que todos mejoremos en lo laboral y que tuviésemos las mejores condiciones posibles", destaca José Mañas, jefe de sala desde hace 13 años.

A pesar de que estos días el ajetreo en el despacho de dirección ha sido considerable, la vida en el Cervantes continúa. "Seguimos con los espectáculos, nosotros trabajamos igual", confirma Mañas. Eso sí, dice Cruz que "Salomón parece que se ha quitado un peso de encima".

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