Relevo

Marta Carazo, cuando no hay diferencia entre la periodista y la alta funcionaria

Marta Carazo, corresponsal en Bruselas de TVE en los últimos años

Marta Carazo, corresponsal en Bruselas de TVE en los últimos años / RTVE

La periodista madrileña Marta Carazo relevará a Carlos Franganillo al frente de los Telediarios de las nueve de la noche. Su nombre había sonado en los pasillos de Torrespaña desde hace tiempo. Se trata de una profesional de prestigio y larga trayectoria. Sin embargo, en este caso, es esa imagen de enorme facilidad para moverse en el agua en las procelosas aguas de la política internacional, y más concretamente en las de los entresijos de la Unión Europea, la que puede venirse en contra de un comunicador de su rango.

Me explico. A estas alturas de su trayectoria, cuando vemos a Marta Carazo emitiendo sus crónicas como corresponsal parlamentaria en Bruselas, ¿no da la impresión que con su precisión y entrega habituales, sin que se dé cuenta, ha sido absorbida por el sistema? El periodista es el que cuenta los hechos, el que los interpreta y los hace llegar a la audiencia de una manera llana y comprensible. Pero cuando nos elevamos a esferas oficiales, es muy fácil incurrir en la tentación de ver en la figura del periodista a un elemento más del conglomerado oficial.

¿Hasta qué punto Alejandro Riego, periodista de TVE que cubre la Casa Real, no acaba siendo un funcionario más al servicio de ella? Pues algo parecido sucede con los profesionales de alto rango que dan el salto a corresponsalías tan “institucionales” como pueden serlo la de Bruselas, donde día tras día el periodista se ve constreñido entre dos muros difíciles de saltar: por un lado, una televisión pública estatal y respetuosa a más no poder con eso que llamamos Europa, y por otro con el padre de todos los parlamentos del viejo continente. A ver quién es el valiente que se sale del guion.

De ahí que estimemos que la figura de Carmen Carazo, a estas alturas, esté demasiado institucionalizada. El Telediario 2 debe ser serio y riguroso, pero al mismo tiempo requiere de informadores jóvenes, que aporten la imagen de independientes, alejados de cualquier tipo de corsé. Carazo viene de pisar demasiadas moquetas para competir en la jungla de una información en la que, desde hace tiempo, ya no hay ninguna persona ni tema intocable. De ahí que los informativos de TVE vayan los segundos por detrás de los de Antena 3, y si el nuevo proyecto de Telecinco se orquesta con talento y mesura, corran el riesgo de bajar (en la edición de noche) a lo largo de 2024 a la tercera posición.

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