El torero de Gerena Daniel Luque cortó ayer una oreja en la decimocuarta corrida del abono de la Maestranza en la que se lidió una descastada y mansa corrida de El Puerto de San Lorenzo. El calor y el aburrimiento, motivado por los toros, fueron la tónica predominante a lo largo de toda la tarde, hasta que el sevillano salió a por todas en el toro que cerraba plaza. Luque, tras brindar al público la muerte del astado, realizó una faena plena de valor e inteligencia, ya que el animal no le ayudó en ningún momento.
El torero no ocultaba ante los micrófonos de los medios de comunicación su alegría tras concluir el festejo: "Me voy muy contento y satisfecho, porque lo he puesto todo y lo he dado todo y al final he tenido mi recompensa".
Ya había lidiado tres toros en la Feria antes de que le saliera el del triunfo: "A cada cual más malo. A lo que me había salido no le pude pegar ni cinco pases". El primero de ayer, un toro muy descastado y manso, tampoco se lo puso fácil. "Era muy malo". Imposible resultó el enfrentamiento con el animal: "Cuando terminé con el toro tenía una sensación muy mala. Cuando salió el segundo pensé que no se me podía escapar y que tenía que darlo todo". Así fue. El diestro fue el único que le vio alguna posibilidad de triunfo al toro: "Le dije al banderillero que no lo moviera mucho porque éste era de lío". Después se sucedieron los arrimones y Luque le fue sacando uno a uno los pases al toro. Se lo fue inventando hasta que le "arrancó" la oreja: "Yo sabía que para esto me servía. No podía irme de la Feria de Sevilla en blanco".
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