Toros

Unanimidad en torno a su figura

  • Un hombre innovador y valiente que aportó un nuevo modelo de gestión· Voces ganaderas onubenses valoran la personalidad del desaparecido Juan Pedro Domecq

El año que la Maestranza no anunciaba, después de muchos de ininterrumpida presencia, la divisa roja y blanca de los juampedros, su ganadero desaparece definitivamente del panorama taurino de este país.

Juanpedro era, sin duda, un ganadero que a pocos ha dejado indiferentes. Suele ocurrir con quienes en cualquier faceta de la vida emprenden ideas nuevas y mas aún en el terreno de la ganadería brava, en el que el sevillano de apellido jerezano había trasteado en tantos pilares que se suponían básicos.

El pesar en el funeral ayer era unánime en torno a su figura. Causa sentimiento indudable en cualquier sector la pérdida de cualquier personaje importante y Juan Pedro Domecq lo era en el toro. De ahí tantos nombres importantes del toro en torno a Valverde y por ello se hacen también imprescindibles algunas de las opiniones autorizadas de varios ganaderos de Huelva que conocieron de cerca al ganadero desaparecido.

Para José Luis García Palacios, propietario del hierro de Concha y Sierra, "Es una pérdida irreparable para la Fiesta porque Juampedro ha marcado lineas muy importantes en el estudio del toro. Es un hombre que ha sido referente ganadero como lo fueron en su época Conde de La Corte, Pablo Romero, Aleas y más recientemente Victorino.

Ha marcado una época con estilo propio y no solo podemos quedarnos con esa aceptación del toro artista, sino con ese apoyo al estudio científico del toro de lidia. El ha sido un revolucionario en la gestión de la ganadería brava y eso sin duda es un legado muy importante que nunca se podrá separar de su figura de ganadero".

También para otro ganadero onubense como es Manuel Ángel Millares, la figura de Juan Pedro debe mirarse "como una gran pérdida para el mundo del toro. Un golpe muy duro por las circunstancias de un momento muy difícil por el que pasa este sector y Juan Pedro era sin duda uno de esos pilares necesarios para su resurrección e impulso.

Hay que reconocer que su figura siempre significó una opinión autorizada en el mundo del toro y una filosofía de trabajo para conseguir adaptar al toro, inicialmente solo un animal con furia y casta hasta convertirlo en un colaborador en el lucimiento del torero.

En estos momentos lo mas inmediato que se me ocurre es sentirnos solidarios con toda su familia y desde luego con todo el mundo del toro que llora una muerte que nos ha cogido a todos por sorpresa".

Marcelino Acosta, el ganadero de los Benítez Cubero de San Juan, ofrece como aficionado al caballo una faceta singular de Juan Pedro Domecq al definirlo como "un hombre pionero y rompedor que ganaba en las distancias cortas como conversador lo que perdía en las largas por aquello de una imagen estereotipada de su apellido. Juan Pedro era un grato conversador de sobremesas en torno al toro y yo particularmente le concedo un valor muy alto a su trabajo porque el además fue capaz de bajar a ese terreno de aficionado practico tanto en la plaza a pie como a caballo donde era tan excelente en la disciplina del acoso que llegó a ser campeón de España de esta especialidad en 1979.

Se le achacó siempre la servidumbre del monoencaste y eso le acarreó indudablemente muchos enemigos a un hombre que viví por y para el toro".

Por su parte, Fernando Cuadri, hacia hincapié también en señalar la figura del desaparecido ganadero desde la cercanía que tuvo con el en la junta directiva de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. "Juan Pedro era un hombre de empresa y en la Unión hizo falta este tipo de persona. Fue un buen presidente.

Sabemos que tipo de toro buscaba y aunque no es el que uno busca, lo cierto es que todo es respetable. En el toro no hay moldes y al no haberlos, todos los modelos valen y él particularmente demostró que eso es así.

Yo creo, además, que aun criando ese tipo de toro Juan Pedro fue un ganadero inteligente y decidido porque nunca se le fue de las manos ese difícil equilibrio que cuesta criar ese toro que torearon y se disputaron los mas altos del escalafón.

Yo diría que ha mantenido un amor muy especial al toro como innovador y estudioso. Eso hace falta siempre en la Fiesta y sin duda aunque haya podido acaparar opiniones contrarias a su trabajo, entendibles siempre por los que trabajamos de cara al aficionado, hay que decir que Juan Pedro Domecq ha tenido siempre unos valores muy comunes con la mayoría de los ganaderos".

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