Contenido ofrecido por Iryo (vol. I)
  • Iryo, con el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

  • A través de siete reportajes, repasaremos los rasgos distintivos de prácticas y expresiones legadas por nuestros ancestros y entregadas a las generaciones futuras:

  • ·La fiesta de las Fallas de Valencia.

  • PRÓXIMAMENTE

  • ·La fiesta de los patios de Córdoba.

  • ·Fiestas del fuego del solsticio de verano en los Pirineos

  • ·El misterio de Elche.

  • ·Los "castells".

  • ·El flamenco.

  • ·El canto de la Sibila de Mallorca

Fallas de Valencia: arte efímero, pasión eterna

Fallas de Valencia: arte efímero, pasión eterna Fallas de Valencia: arte efímero, pasión eterna

Fallas de Valencia: arte efímero, pasión eterna

En el corazón de la vibrante Valencia, entre las estrechas callejuelas adoquinadas y las plazas que susurran historias antiguas, emerge un espectáculo que desafía el tiempo y enciende los sentidos. Es marzo, y la ciudad se convierte en un escenario donde la pasión y la creatividad danzan al compás de las llamas; donde el fuego no destruye, ilumina; donde la tradición se eleva en figuras efímeras para celebrar la vida, la cultura y el espíritu valenciano.

Las Fallas de Valencia nos invitan a un viaje fascinante. Reconocidas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, desde la meticulosa creación de las monumentales esculturas hasta el apoteósico momento en que la ciudad se sumerge en el resplandor de la cremà, nos descubren la magia de los colores que estallan en el cielo, el eco de las mascletàs y la calidez de una comunidad unida en torno a San José, patrón de las Fallas, y la Virgen de los Desamparados.

La pirotecnia hace presencia. La pirotecnia hace presencia.

La pirotecnia hace presencia.

La Cridà y las mascletàs

Todo comienza con un llamado especial, un momento emblemático conocido como "La Cridà". En las majestuosas Torres de Serranos, las falleras mayores de Valencia abren simbólicamente las puertas de la ciudad recibiendo las llaves de la misma e invitan a todos a sumergirse en las fiestas: “¡Valencians i valencianes, fallers i falleres, gent de tot el món, ja estem en Falles!”

Esa misma mañana, ya ha comenzado el estruendo. La ciudad despierta con una macrodespertà única, al ritmo de "tro de bac", que va despertando a los valencianos hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento. Allí, la primera mascletà estalla en una explosión de emoción y sonido, al grito de: “Senyor pirotècnic, desperta València”.

Desde el 1 de marzo, el calendario pirotécnico de las Fallas se despliega en toda su gloria. La Plaza del Ayuntamiento se convierte en un epicentro de emoción y alegría a las dos de la tarde, cuando está fijada la mascletà principal. La plaza rebosa de vida, y es que la mascletà es mucho más que un simple espectáculo pirotécnico. Es una sucesión de explosiones estruendosas, conocidas como "masclets", que llenan los cielos valencianos con un ritmo embriagador. Comienza suavemente, como un susurro, para luego crecer en intensidad hasta desencadenar el "terremoto", una explosión final que estremece los sentidos y sella el fin de la mascletà.

Eso sí, la magia de las mascletàs no se limita a la Plaza del Ayuntamiento. En cada rincón de la ciudad, las comisiones falleras despliegan sus propios espectáculos, más íntimos pero igualmente vibrantes. Estas mascletàs ofrecen a los curiosos una experiencia más cercana y accesible, permitiendo disfrutar de un desfile ininterrumpido de estruendos pirotécnicos.

Valencia, llena de arte. Valencia, llena de arte.

Valencia, llena de arte.

La palabra "Falla" cobra vida en dos formas: los monumentos falleros y las comisiones falleras. 

Los monumentos falleros representan la esencia misma de las Fallas. Compuestos por los icónicos ninots, cada comisión fallera planta dos monumentos, uno grande y otro infantil. Estas impresionantes estructuras son verdaderas obras maestras de la creatividad y la habilidad artística. Durante la semana fallera, resulta imposible visitarlas todas, pero existen empresas que organizan guías turísticas con diferentes rutas para disfrutar de los monumentos más impresionantes.

La apariencia típica de las fallas sigue un estilo clásico, a menudo con elementos barrocos, que realizan fundamentalmente, crítica social de forma satírica. Cada falla tiene un lema y suele estar explicada mediante carteles con versos divertidos que se muestran en varios lugares. Pero, ¿cuál es el propósito de plantar una falla? Pues, para quemarla, ya que ese es el ritual característico de las Fallas. Por esta razón, siempre se construyen utilizando materiales combustibles como madera, cartón, papel y poliestireno expandido.

En cuanto a las comisiones falleras, durante las Fallas, realizan una serie de actividades en conjunto, teniendo sus carpas como centro neurálgico. Para los visitantes que desean sumergirse en la cultura y la tradición de estos grupos, existe el "llibret", una publicación donde se edita la explicación de las fallas que plantan y sus bocetos, las fotos de las falleras mayores, el listado de falleros y otras informaciones sobre el ejercicio fallero en curso. Asimismo, otra forma de acercarse a un grupo de falleros es coincidiendo con un pasacalles. Cada falla realiza un paseo por las calles de su demarcación, luciendo las ropas de falleros y falleras y acompañadas de música tradicional valenciana. El cuadro de honor, con la fallera mayor, la fallera mayor infantil, el presidente y el presidente infantil, son fácilmente distinguibles por sus bandas con la bandera de España.

El indulto del fuego

En la sala Alquerías del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, se despliega un mundo de creatividad y tradición: la Exposición del Ninot. Hasta el día 14 de marzo, esta sala se convierte en el epicentro de una competencia entrañable donde los ninots, verdaderas obras maestras de arte fallero, compiten por el favor del público. La Exposición del Ninot es mucho más que una simple exhibición. Es un concurso emocionante, donde el público tiene el poder de decidir qué figura o grupos de figuras serán salvados de la Cremà, el "ninot indultat", para convertirse en parte de la colección permanente del Museo Fallero.

Los monumentos falleros se plantan demostrando su magnitud. Los monumentos falleros se plantan demostrando su magnitud.

Los monumentos falleros se plantan demostrando su magnitud.

La plantà

La noche del 14 al 15 de marzo, en Valencia, representa el momento anhelado por cada artista fallero, donde el arte se fusiona con el esfuerzo colectivo para dar vida a los monumentos que adornarán las calles y cautivarán los corazones de todos los que los contemplen.

El montaje de una falla es todo un ritual que comienza con la preparación del suelo. Se coloca arena para protegerlo del fuego, garantizando su estabilidad y seguridad. En algunos casos extremos, las fallas más imponentes pueden incluso descansar sobre bases de cemento, mostrando la magnitud de su grandeza. Una vez en su lugar, los ninots, esas ingeniosas y expresivas figuras que son el alma de cada falla, son cuidadosamente posicionados. Los carteles explicativos en valenciano encuentran su sitio, añadiendo capas de significado a la obra y permitiendo a los espectadores comprender la historia que cada monumento cuenta.

Es un momento de orgullo y celebración, donde la comunidad se une para dar vida a sus sueños y tradiciones. La Plantà marca el inicio de una semana llena de alegría, creatividad y pasión, donde las calles de Valencia se convierten en un lienzo vivo donde la magia de las Fallas cobra vida.

Luz, color y pólvora. Luz, color y pólvora.

Luz, color y pólvora.

Dos noches marcadas

La primera de estas noches es la Nit del Albà, un festín para los sentidos que se despliega en la medianoche del 15 al 16 de marzo. En este momento mágico, cada comisión prende un majestuoso castillo de fuegos artificiales que ilumina el cielo de Valencia, transformando la oscuridad en un mar de luz y color. Para disfrutar al máximo de este espectáculo, lo mejor es buscar un lugar elevado y contemplar cómo toda la ciudad se ilumina con la deslumbrante explosión de fuegos artificiales. Una experiencia que se graba para siempre.

Pero la magia no termina ahí. El 18 de marzo, llega la Nit del Foc, una noche donde Valencia se convierte en un escenario de ensueño. Desde la majestuosa zona del Palacio de las Artes Reina Sofía, ubicado en el Jardín del Turia, se lanzan al cielo una serie de castillos de fuegos artificiales que deslumbran a todos los espectadores. La ciudad se ilumina con una sinfonía de luces y colores, y los fuegos artificiales son visibles desde prácticamente cualquier punto de Valencia.

Las falleras, ataviadas con sus mantillas. Las falleras, ataviadas con sus mantillas.

Las falleras, ataviadas con sus mantillas.

La emocionante ofrenda floral

Los días 17 y 18 de marzo, Valencia se viste de gala para celebrar el momento más emotivo de las Fallas: la ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados. Este evento no solo es importante para cada fallero y fallera, sino que también ocupa un lugar central en la vida de cualquier persona arraigada a esta tierra. La devoción por la "Geperudeta", como afectuosamente llaman los valencianos a su Virgen, constituye un pilar de la identidad comunitaria.

El imponente desfile, que se extiende a lo largo de dos jornadas, es una escenificación a la altura de su arraigo. Todas las comisiones falleras de la ciudad, así como numerosas de los alrededores y de los pueblos de la provincia, desfilan por las calles de Valencia con gran emoción. Su destino final es la Plaza de la Virgen, donde rinden homenaje a la patrona. Las comisiones entregan sus ramos de flores a un equipo experimentado que asciende por la estructura para colocarlos con destreza. Este gesto de amor y devoción se repite una y otra vez, hasta que al término de los dos días, el manto exhibe un tapiz armonioso de flores de múltiples colores. Un espectáculo maravilloso, una experiencia que va más allá de las palabras y que sólo puede comprenderse al presenciarlo en persona.

El tramo final de la ofrenda, donde todas las comisiones confluyen en la Calle de San Vicente y la Calle de la Paz para desembocar en la Plaza de la Virgen, es el más emocionante. Es aquí donde la devoción alcanza su punto álgido, donde la comunidad se une en un tributo colectivo a su Virgen, donde las lágrimas de alegría se mezclan con los suspiros de admiración. Es mucho más que un evento religioso, es un símbolo de unidad y de amor por la cultura valenciana.

La Cremà señala el final

Marca el momento en que un monumento fallero se reduce a cenizas en un acto que evoca tanto alegría como tristeza. Es el clímax de las Fallas, pero también el presagio del fin de la festividad, y al día siguiente, la rutina laboral vuelve a llamar. Se realiza el día 19, por el día de San José, cuando los valencianos aprovechan para reunirse con sus seres queridos.

En el acto en sí, los falleros primero retiran las vallas que rodean el monumento desde su montaje y luego lo rodean con una traca incendiaria, acompañada de alguna carcasa que dispara luces de colores al cielo. Para facilitar su ignición, practican agujeros en la estructura y la rocían con gasolina. Antes de prender fuego a la falla, es habitual que se lance un castillo de fuegos artificiales y se cante el himno de la Comunidad Valenciana, que realiza el espectáculo. Una vez finalizado el preámbulo, suele ser la fallera mayor quien, desde lejos, enciende la mecha de la traca, que a su vez prende la falla.

La audiencia, poco a poco, se aleja del monumento, no para obtener una mejor vista, sino para evitar el intenso calor que emana de las llamas. A medida que el fuego consume gran parte de la estructura, la multitud aguarda con expectación el momento en que el remate caiga, y cuando esto sucede, estallan en aplausos emocionados.

Pasados unos minutos, no queda nada de la falla más que cenizas y un rastro de asfalto derretido. Los falleros conmemoran el final de la fiesta, mientras que los más diligentes recogen los objetos dispersos por las calles. Luego, entra en acción un ejército de barrenderos, encargados de eliminar hasta el último vestigio de ceniza, para que el día 20 no quede ni una señal de los magníficos monumentos de cartón-piedra o corcho que una vez adornaron la ciudad.

La Cremà es un momento de emotividad y reflexión, donde la belleza efímera de las Fallas se despide hasta el próximo año, dejando en su paso recuerdos imborrables y una sensación de gratitud por haber sido parte de esta maravillosa tradición valenciana.

Además de las tradicionales mascletàs, la contemplación de monumentos y ninots, así como los impresionantes castillos de fuegos artificiales, Valencia ofrece un abanico de espacios ideales para grandes encuentros entre amigos y familiares.

La música, en todas sus formas, se erige como un pilar fundamental de la vida social valenciana durante las Fallas. Con conciertos gratuitos al aire libre, animadas verbenas, vibrantes discotecas y cautivadoras orquestas, la ciudad asegura momentos de diversión sin igual para todos sus visitantes. Es en lugares emblemáticos como Ruzafa o Cánovas donde los jóvenes encuentran sus destinos predilectos, sumergiéndose en la bulliciosa atmósfera que define estas zonas durante las festividades.

Otro aspecto que no puede pasarse por alto al visitar Valencia es la oportunidad de degustar la auténtica paella valenciana. Esta receta tradicional, considerada un verdadero tesoro culinario por los locales, es un auténtico deleite para los sentidos y un orgullo para la región. Asimismo, durante las Fallas, es costumbre deleitarse con los deliciosos buñuelos y churros, acompañados de un reconfortante chocolate caliente, que inundan las calles con su irresistible aroma y sabor, contribuyendo así a enriquecer aún más la experiencia gastronómica durante esta festividad única en el mundo.