Tribunales

La madre de las niñas asesinadas en Alboloduy: "Me he sentido muy desprotegida"

Funeral del crimen vicario de las dos niñas, en Abla

Funeral del crimen vicario de las dos niñas, en Abla / JAVIER ALONSO (ABLA (ALMERÍA))

Alina, la joven de 23 años cuyas hijas de 2 y 4 años fueron asesinadas en Alboloduy por el padre de las menores, que luego se suicido, asegura que a pesar de sus denuncias por maltrato se ha sentido “muy desprotegida”.

“Yo nunca pensé que les haría nada. Tenía una orden de alejamiento pero prefería hablar con él para sentirme más segura. Sabía que me hacía daño pero quería que las niñas se sintiesen felices. No pensaba que pudiera hacerles nada aunque a mí me hacía un daño físico y verbal”, dice.

Alina ha señalado que durante el primer año de relación con el padre de Elisa y Larisa todo fueron “flores”, pero que a partir del nacimiento de la primera de las niñas comenzaron los celos y los malos tratos.

Según ha relatado en una entrevista con el programa ‘Hoy en día’ de Canal Sur, la aislaba en cortijos para que nadie viese estos malos tratos, por lo que sólo podía hablar y llorar con su hermana.

“Me rompía el móvil para que no hablase con mi madre y le dijese cosas que podían ponerlo en peligro. Durante mucho tiempo me empujaba. Una vez escuchó algo en el pueblo, la gente habla mucho, y llegó a la casa. Estaba dándole leche a la niña, me puso la rodilla en la mano y comenzó a darme puñetazos”, ha explicado.

Alina ha indicado que lo denunció en 2022, pero que al hacerlo pensaba en sus hijas y no en ella. “Yo quería un padre para mis niñas, que fuese responsable. Él me pegaba y yo me iba para que no lo viesen las niñas”, ha aseverado.

De su paso por una casa de acogida del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Granada, ha revelado que no se sintió protegida, sino antes “maltratada”, a la vez que ha lamentado la falta de “empatía” de las personas de este lugar que, según ella, la instaron a buscar otro alojamiento para que su plaza pudiera ser ocupada por otra víctima.

“Sin dinero, sin nada, con el vete, vete, vete todos los días… Me fui otra vez con mi maltratador. Hablé con él para que me encontrar otra casa. Me llamaba a las tres de la mañana insultándome borracho. Una mujer aguanta muchas cosas y las aguanta por sus hijas. Si he cometido este error es porque me empujaban a ello, no porque quería”, ha abundado.

Ha insistido en que a pesar de la orden de alejamiento que le había sido impuesta a su expareja, a la espera de un juicio por malos tratos a celebrar el 10 de abril, “no confiaba en otra persona” para dejar a sus niñas, ya que “las amaba mucho y ellas lo amaban”. “Me sentía libre cuando las dejaba en su mano, no pensaba que podía ser tan cruel”, ha sostenido.

Ha revelado que el sábado 16 de marzo llamó por la noche a su expareja, que ya tenía a las niñas, sin respuesta por su parte. El domingo, sobre las dos de la tarde, seguía sin respuesta y contactó con un excuñado del hombre, que tampoco logró comunicarse con el hombre.

Así, por la tarde, pidió permiso en el bar en el que trabaja como camarera en Abla y acudió al cortijo de Alboloduy en el que se encontraba el hombre junto a su novio y el excuñado del asesino. Al ver allí el coche del que fue su pareja se “tranquilizó”.

Sin embargo, al ver que seguían sin respuesta y el móvil sonaba sin que nadie lo cogiese, tiraron abajo la puerta y se encontraron a las niñas muertas y a él agonizando. Según la autopsia, habían ingerido pesticida, de forma que las pequeñas murieron a las nueve y media de la mañana.

Alina no entiende aún qué ha podido provocar este crimen, puesto que afirma que su expareja sabía que tenía un nuevo novio y conocía perfectamente la fecha del juicio de abril desde hacía tiempo.

Lamenta eso sí que la justicia no le concediese la patria potestad de las niñas o permiso para irse con ellas a Rumanía, su país de origen, porque eso fue lo que provocó que ella relajase el régimen de visitas y tuviese un contacto más próximo, con la esperanza que le firmase una autorización para ello, pero éste sabía que “si me iba no volvería”.

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