Sevilla

Asesinan a puñaladas en la puerta de su casa al vicario de San Isidoro

El sacerdote Carlos Martínez Pérez, de 75 años, fue asesinado ayer a puñaladas en el portal de su casa, en el número 8 de la calle Francisco Carrión Mejías. El cura acababa de dar misa en el convento de San Leandro, donde era capellán. También era vicario de las iglesias de San Isidoro, Santiago y San Ildefonso, todas muy cerca de su domicilio en el centro de Sevilla. El religioso llegó a entrar en el bloque, pero fue abordado en el rellano por un hombre que le asestó varias puñaladas con un cuchillo de grandes dimensiones.

El presunto autor del crimen es el marido de su sobrina, José Eugenio Alcarazo Fernández, de 52 años, que se había escapado horas antes del hospital de San Juan de Dios de Bormujos, en cuya área de Urgencias había sido ingresado tras un intento de suicidio. Según el hospital, que no confirmó la identidad del paciente, Alcarazo había recibido el alta médica pero no tenía autorización para abandonar el centro porque tenía que ser derivado a la unidad de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío. Un portavoz policial confirmó que el presunto autor del crimen es el marido de la sobrina, si bien un familiar directo apuntó a este periódico que la víctima es hermana del cura y no sobrina.

En cualquier caso, este hombre se fugó del hospital de Bormujos entre las tres y media y las cinco de la tarde. El paciente se marchó en un coche cuya matrícula fue puesta en conocimiento de la Policía y resultó luego clave para poder detenerlo. Entre las seis y las siete de la tarde, llamó a su mujer, de la que estaba en proceso de divorcio, y le dijo que iba a matar a su tío, el cura Carlos Martínez, con el que se había enfrentado durante su matrimonio con la sobrina de éste. La sobrina llamó a la Policía Nacional, pero ésta no llegó a tiempo para impedir el crimen.

Varias patrullas del Grupo Hércules llegaron al bloque 8 de la calle Francisco Carrión Mejías y hallaron en el rellano el cuerpo sin vida del presbítero. El presunto asesino ya se había marchado en su vehículo. La Policía sospechó que podía dirigirse al domicilio de su mujer, en la calle San Vicente de Paúl, en Triana, para acabar también con la vida de ésta y montó un dispositivo de seguridad alrededor de la vivienda. Dos agentes de paisano detectaron el coche del sospechoso cuando llegaba a la altura de la esquina de la calle Santa Cecilia con San Vicente de Paúl, a menos de cien metros de la residencia de su pareja y los hijos de ésta.

Los policías abordaron a Alcarazo y lo sacaron del vehículo. El hombre no opuso resistencia a su detención y fue trasladado poco después a la Jefatura Superior de Policía, en la avenida de Blas Infante, en cuyos calabozos permanecía detenido a la hora de cierre de esta edición. Mientras tanto, los agentes del Grupo de Homicidios inspeccionaron la escena del crimen en Francisco Carrión Mejías. El cadáver del cura fue levantado pasadas las diez de la noche y trasladado a la sede del Instituto de Medicina Legal. Los vecinos del bloque no pudieron entrar a sus pisos durante más de una hora, mientras trabajaban los policías en la escena. Alrededor de la puerta del edificio se congregaron numerosas personas, algunas de ellas vecinas del barrio, que se dirigían a presenciar la procesión de la Virgen del Carmen, que había salido de la parroquia de San Román.

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo; el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra; el Consejo Episcopal y el Presbiterio sevillano expresaron ayer su "profunda conmoción" y el "dolor de toda la Archidiócesis por esta trágica pérdida", y rogaron una "oración por eterno descanso y el consuelo de sus familiares", según un comunicado emitido anoche por el Arzobispado. También se sumó a las condolencias la hermandad de la Virgen de los Reyes, Patrona de los Sastres, ya que la víctima era director espiritual de esta corporación. La hermandad condenó el "execrable atentado" y lamentó "la irreparable pérdida" del sacerdote, que era devoto de la Virgen "desde niño".

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