Desde Madrid se deslizan de manera continua informaciones acerca de los supuestos impagos del Málaga, sobre las particulares maneras del jeque. Ayer tocó otra vez día de leer y escuchar informaciones variadas sobre el particular. Pesos pesados como Joaquín o Cazorla dijeron públicamente poco antes de acabar la Liga que se estaba al día, Fernando Hierro también lo ratificó en la rueda de prensa en la que comunicaba su adiós a la entidad de Martiricos.

Sin embargo, entre la inquina con la que se dispara al Málaga periódicamente y la condescendencia con la que se ha tratado la estafa a la que ha sido sometido el Getafe, cuyo presidente Ángel Torres es un habitual inquilino de los conciliábulos mediáticos de la capital, dista un abismo. Según informaba Efe, los Mossos d'Esquadra desarticularon ayer una red que estafaba a empresas a las que prometía inversiones millonarias o falsos créditos, de hasta cinco millones de euros, de jeques árabes de Dubai y de Egipto, y entre cuyas víctimas se encuentran varios clubes de fútbol profesional, entre ellos el Getafe.

A Ángel Torres fue a quien le prometieron durante la temporada 2011/12 una aportación económica de hasta 10 millones de euros a cambio de que el club se mantuviera en la Liga BBVA y de que no tuviera deudas. La falsa negociación y puesta en escena (como da fe la fotografía que acompaña la información) por parte de la organización criminal culminó con la rotura de las relaciones con el presidente del club, cuando este comprobó que dos de los cheques que le había entregado el supuesto jeque árabe no tenían fondos. Lo más estrambótico es que ese supuesto jeque era una camarero brasileño al que se pagaba 30 euros. Delirante.