Málaga

Una inteligencia complicada

  • El 2% de la población es superdotada, pero sólo se detecta el 0,6% de los casos · La mayoría de los niños que presentan altas capacidades tiene problemas de relación con el resto de compañeros de clase

En el camino de la inteligencia no es todo perfecto. Ser superdotado debería considerarse como un regalo para llegar a ser lo que uno quiere, pero en muchas ocasiones es sinónimo de fracaso escolar. Tener un coeficiente intelectual superior a 130 en muchas ocasiones hace que el niño se aburra en clase y, por tanto, comiencen los suspensos. Además, su relación con sus compañeros, en muchas ocasiones es conflictiva.

Jonathan Tadeo Leiva, de 13 años y natural de Benalmádena, tiene un coeficiente intelectual de 141. Reconoce que se aburre en clase pero no obstante, saca buenas notas en casi todas las asignaturas. "La materia que menos me gusta es Plástica. Al principio la consideraba una asignatura estúpida, pero ahora me he dado cuenta que la necesito para crear y diseñar en el ordenador", explica Jonathan.

Detectaron que era un alumno de alta capacidad intelectual en 6º de Primaria. "A los seis años fuimos a una psicóloga y ésta fue la que detectó que el niño era superdotado", relata su madre, Encarnación Tadeo, quien confiesa que tener un niño superdotado es "complicado" ya que actúan siempre con una mentalidad más madura que la edad real que tienen y, además, en muchas ocasiones preguntan cosas que los padres no pueden responder. Jonathan afirma que la relación con sus compañeros de clase es complicada y algunos se meten con él, aunque hace vida de niño de 13 años. "Me gusta la programación, leer y jugar a la wii y al fútbol. No práctico ninguna actividad extraescolar. Lo único es que hablo dos idiomas -español e inglés- porque estudio en un colegio bilingüe". Su objetivo es convertirse en un gran programador.

Por su parte, Juan Luque, padre de una niña con altas capacidades intelectuales de 14 años, confiesa que "hay muchas dificultades" cuando se tiene a un hijo superdotado. "El carácter de estos niños es diferente. Les cuesta más las relaciones con los niños de su edad, y en el colegio no suele hacerles mucho caso, lo que conlleva las notas bajas y en muchos casos el fracaso escolar", afirma Luque. En el caso de su hija, que ahora está en Holanda aprendiendo inglés y piano, le detectaron la alta capacidad hace tres años y a consecuencia de las bajas notas que sacaba pese a haber aprendido francés a los 6 años. Ahora, tras cambiar de colegio y el apoyo de sus padres, ha mejorado sus notas y, por primera vez, ha finalizado el curso con todas las materias aprobadas, relata su padre.

El presidente de la Asociación de Superdotados de Málaga (ASA), José Luis Sánchez Piñero, afirma que este tipo de alumnos "no reciben el estímulo intelectual adecuado en sus escuelas". Afirma que "una de las soluciones que se hacen en los centros es subir un curso o dos al alumno superdotado, pero "no es suficiente porque esto no soluciona el problema de integración con sus compañeros". Sánchez Piñero recalca que en los colegios se presta especial atención a los niños que tienen problemas para comprender, pero que "no se preocupan en exceso por aquellos que presentan habilidades intelectuales".

La detección de un niño con alta capacidad intelectual no es fácil. Los padres suelen ser los primeros que lo perciben. Estos niños buscan información solos, aprenden a leer o a identificar números sin que nadie les enseñe. Pero en los colegios ocurre lo contrario. La mayoría de los alumnos con alta capacidad intelectual se aburre y presentan un bajo rendimiento escolar, por lo que lo último que se piensan es que sea un superdotado. Quizás por ello haya tan pocas detecciones, ya que son muy pocos los "niños modelos" que son alumnos brillantes, exitosos y con un rendimiento escolar satisfactorio y la convivencia con ellos, en ocasiones, es complicada". "Cuando se detecta a un niño superdotado en un colegio nosotros abogamos por la adaptación curricular para garantizar la correcta integración del alumno en el aula. El profesor debe adecuar el programa académico a sus necesidades. Pero la presión del programa académico es grandes. Primero quieren terminar lo que hay que dar y luego, si hay tiempo, se dedican a estos niños", puntualizó Sánchez Piñero.

El presidente de ASA Málaga recalcó que los alumnos superdotados también necesitan ayuda, aunque la gente no se lo crea. No hay que comparar a los superdotados con quienes tiene bajas capacidades, pero lo que en principio no es un problema, la sobredotación intelectual sin ayuda sí que puede convertirse en una barrera infranqueable.

Actualmente, la Ley Orgánica de Educación (LOE) y la Ley de Educación de Andalucía (LEA) recogen que los niños con altas capacidades intelectuales tienen una necesidad educativa de apoyo específico y que la competencia la tiene el centro educativo donde estudia. Una de las alternativas es la aceleración del curso, pero es una medida paliativa o transitoria porque el niño puede volver a aburrirse.

Si consideramos que el 2% de la población tienen sobredotación, en la provincia de Málaga es posible que haya más de 20.000 niños de entre 5 y 16 años, afirmó Sánchez Piñero, quien puntualizó que "una de la asignatura pendiente es que sólo se detecta el 0,6% de los casos".

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