Málaga

Algo más que policías

  • La policía portuaria malagueña realiza labores que vienen del siglo XVII, además de las atribuciones similares a las de sus colegas

Aunque las competencias de la policía portuaria en cualquier puerto de nuestro país son básicamente las mismas, en determinados lugares; y este es el caso de Málaga, los agentes de la policía encargada de los muelles ejecutan algunas funciones que no se realizan en otros puertos. Con la premisa fundamental (y estas funciones son genéricas para el conjunto de la policía portuaria a nivel nacional) de controlar todas las operaciones realizadas en puerto y mantener la seguridad en el interior del recinto donde estas se realizan, en Málaga, además, la policía portuaria efectúa un exhaustivo seguimiento de las entradas y salidas de los buques que atracan en los muelles malagueños.

Así pues, a la sincronizada operativa que supone la entrada a puerto de un barco (práctico a bordo, remolcadores, si fueran necesarios, y amarradores a pie de muelle), se suma la presencia de la policía portuaria, la cual, cumpliendo una misión muy poco habitual en otros puertos, controla una serie parámetros referidos al amarre de los buques. Tras la verificación visual de la maniobra de entrada, a pie de muelle, estos agentes registran la hora en la que el buque lanza a tierra su primer y último cabo de amarre; así como los norayes que han sido empleados y los calados que respectivamente, a proa y popa, presenta el buque cuando finaliza el atraque.

Una vez recabados todos estos datos (también se refleja si el barco ha necesitado remolque), los policías portuarios redactan un breve informe que constituye la primera parte de un documento donde se refleja todo lo que el buque realiza en los días en que permanece atracado en puerto; un documento que se completa con la medición de estos mismos datos a la hora de la salida del buque. Esta desconocida labor de los policías del puerto malagueño, se remonta a principios del siglo XVII, cuando en una ordenanza municipal de 1.611, se reflejaba la figura de unos oficiales guardadores de muelles, que entre otras misiones, debían controlar la entrada y salida de los barcos.

Años después y ya con una normativa a nivel nacional que se remonta al año 1.772, los guardamuelles malagueños (por entonces así se les empezó a denominaba) seguían realizando esta labor; una tarea que a principios de los años noventa, ya en el siglo XX, heredaban los actuales policías portuarios. Un histórico trabajo (en el caso particular de Málaga) perdido en otros muchos puertos andaluces y nacionales, que sin duda alguna, marca una cierta diferencia dentro del colectivo de las policías portuarias.

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