Málaga C.F.

Europa está a los pies del Málaga (0-3)

  • El Málaga alcanza un nivel de juego escandaloso tras conquistar el campo del Anderlecht con autoridad, buen fútbol y goles de bandera. Es líder del grupo C y la sensación de la Champions.

Será porque lo celestial es eterno que esta orquesta de ángeles que es el Málaga no deja de sonar. Ya no hace falta pellizcarse, es más que real, la versión más armónica y destructora que vivió Martiricos. Hacer de las exhibiciones una costumbre es un mérito que la ciudad, si es grata, reconocerá por siempre a Pellegrini y su grupo. Faltaba el recital en uno de sus estadios de solera, a los que el fútbol trata de usted. Llegó, ya no existen imposibles en el diccionario blanquiazul. Si Bélgica se quedó muda, Europa está a los pies de este equipo pluscuamperfecto. Reina el juego malaguista en el Viejo Continente. En cifras, en deleite, en autoridad. Qué granuja el Ingeniero, dijo que no jugarían como contra el Zenit; cierto, se guardaba en la manga una versión aún más superlativa.

3-0 y 0-3, aquí y allí. Donde sea, ante el que sea. Y gracias de nuevo. A día de hoy el Málaga es, de calle, el mejor equipo del grupo C. Y puede que de la mejor competición de clubes mundial. La sensación de transformar la superioridad en resultado, de ver el marcador y saber exactamente que eso es lo que ocurre en el campo es una recompensa histórica. Ya no hay que buscar el mejor partido de la historia, el Málaga vive la mejor tendencia jamás vista. Un lujo. Sigue costando pensar que acabará. Si viendo esto Al-Thani no rebrota la inversión para regar el jardín esto es que o no tiene dinero o no tiene corazón.

Hay que rendirse absolutamente a un Málaga escandaloso. A ese triángulo equilátero de carácter, calidad y solvencia. Empezó astuto, como equipo veterano, encajado en su sitio. Hasta que fue fluyendo su personalidad. En un estadio donde han sufrido los históricos. Le sale con naturalidad, es lo que lleva dentro. Por eso los goles caen como obras maestras, son la lógica consecuencia de un juego preciosista y detalles de futbolistas que han aprendido a amar este deporte y a hallar su plenitud futbolística. El estilo entretiene y hace mejores a sus actores. Ya da igual quien esté y quien no. Eliseu, Iturra, Weligton, Caballero, tipos hechos en ligas menores o divisiones inferiores son hoy futbolistas de nivel prácticamente top.

El equipo de Pellegrini es magia y trabajo, la suerte imantada. Ahí queda la brutal jugada de pizarra a los 37 minutos. El súmmum. Balón templado de Eliseu al área, pase con taconazo espectacular de Joaquín y control excelso de Saviola. Sin musas en la definición, eso sí.

El gol fácil en botas del argentino y Joaquín no salió. Sí el estratosférico, el impensable. En esos escenarios es rey Eliseu. Pérdidas que desesperan y goles primorosos, esa es su horquilla sin término medio. El luso lleva el grito al cielo o las manos a la cabeza, es la moneda al aire de Pellegrini. Compensa asumir su locura en momentos como su obús a la escuadra. Cuando el aficionado pedía que no le quitara el disparo a Isco, armó su zurda y su valor. Todos los cuellos a su paso, el último el de Proto, se giraron para contemplar su maravilla. Con un bote tan alto pudo haber ido al edificio del Consejo Europeo. Pero no, se alojó en la red. En la retina. En la justicia. Tenía que irse triunfador al descanso el Málaga, soberano en el Constant Vanden Stock.

El golazo mantenía al aficionado acostumbrado al pata negra. Ya hasta molesta la interrupción de 15 minutos al descanso. Si alguno pensaba que la ducha relajaría, que se ponga delante del rodillo blanquiazul. Este equipo, ganador, volvió a tomarse la primera parte como un listón que superar en la segunda. Y el inicio trajo a la escena ese Málaga de definición incontestable y preciosista. Celebraba la afición el penalti bien forzado por Monreal. No menos fiesta merecía el pase de primeras y al hueco de Camacho. Joaquín confirmó que es gran relevo para Cazorla en los once metros. Arriba, colocado, fuerte. Para sumir en la impotencia a Proto. Marcó el tanto que le debía Anderlecht desde hacía siete años.

Quedaba el sello. En hilo de oro, cómo no. Tras su misil, Eliseu cambió de registro como los grandes cantantes. De casi 120 kilómetros a hora a rascar la bola como una guitarra española. Y otra vez Proto petrificado. El pase previo de Isco fue sublime. Se marchó el malagueño aplaudido por todo el estadio. Ovación canjeable a casi todos los blanquiazules anoche. Al káiser Demichelis, ese titán que fichó el Bayern de Múnich. A Iturra el robot, un tipo de poco repertorio pero que ejecuta con plenas garantías. A cualquiera. Y a Pellegrini. El día que no esté habrá que celebrar un funeral de aplausos. Ahora toca pedir otra, que la función no acabe.

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