Málaga-eibar

Volcánico En-Nesyri (2-1)

  • El Málaga remonta y encuentra los estímulos que necesitaba para firmar su primer triunfo. Tremendo tanto del marroquí, que salió a falta de 20 minutos para sellar los tres puntos.

Lo difícil de las revoluciones es comenzarlas, encontrar ese chispazo que haga prender las voluntades. Era justo lo que precisaba un Málaga que tiene más calidad de la que aseguraba Juande y menos de la demostrada hasta ayer. El empujoncito hacia la primera victoria, no obstante, fue una explosión a cargo de Youssef En-Nesyri. Ese niño es un torrente de fútbol y ganas. Ayer debutó en casa en modo arrebatador para limpiar la atmósfera blanquiazul con un golazo absolutamente delicioso y que compendia a la perfección todas sus virtudes. Rubricó el primer triunfo, puso la primera piedra hacia la reconquista de la identidad propia. Y, pese a esa cara de niño, dejó claro que no está hecho para aceptar los tiempos progresivos de un canterano: es un delantero volcánico. A Juande no le trajeron el ariete que quería. Quizá el destino así lo dispuso para que la estrella de En-Nesyri brille sin más demora.

Juega en sexta revolución el marroquí, como esos niños que desafían el cansancio y la entidad del rival. Ya ha tirado la puerta abajo, y es que ahora mismo podría tumbar cualquier muro con que se topara. En cuanto Camacho le dio el pase al hueco su cerebro ya había activado el programa de zurdazo seco, su especialidad. Corre, se la prepara y golpea, corre se la prepara y golpea; En-Nesyri repite una y otra vez la jugada. Y le sale con un alto índice de efectividad. Anoche, para colmo, con una belleza sublime. Control orientado y rosca imposible al segundo palo. Y La Rosaleda frotándose los ojos. Quedará en la retina, pero que nadie olvide que antes de eso tuvo un avance escorado que ya asustó a Riesgo y posteriormente casi se saca de la manga otro gol sin ángulo.

Tras un arranque de malas sensaciones, ayer la varita sí funcionó. No sólo para lograr la primera victoria, sino para conseguir esos refuerzos positivos que todo equipo precisa para espantar los malos espíritus. Tan refrescante resultará que alguien del filial diera los tres puntos como remontar para ello y el vital empate exprés de Sandro cuando parecía que el Eibar se iba a ir 0-1 al descanso tras el jarro de agua fría de Nano Mesa a los 42 minutos. Se oía algún pito en ese despiste de los centrales para permitir el remate fácil y Chory Castro puso con la derecha un centro que no prometía mucha ventura. Sin embargo, en ese momento el canario dejó de ser su sombra y recuperó el fútbol que le llevó aquí como fichaje estrella. Completó un control orientado muy sutil y acto seguido un zapatazo, también con la zurda, a la escuadra y dejando a Riesgo sin opción alguna. Calidad, inteligencia, definición, hambre... Todas ellas las exhibió Sandro en esa acción, que aplacó ira en la grada, reactivó la moral del equipo y le llevó al rostro la rabia de quien sabía que antes o después tenían que salir a la luz sus condiciones.

Efectivamente, el 1-1 llenó de confianza a un Málaga que dio la vuelta a la tortilla. En la primera mitad Jota se había paseado, el Eibar caminaba sobre una alfombra en campo contrario y Koné era el mejor con diferencia. Todo eso desapareció. Sin el mejor fútbol, pero con la mayor confianza. El empuje cambió de bando y los córners se sucedieron sobre Riesgo. Sin remate más allá de Sandro, sobre el que cabalgaron los ataques. Los cambios, los propios y los ajenos, porque a Mendilibar le salió el tiro por la culata, terminaron de volcar el escenario. Kuzmanovic, sin alardes, ofreció mayor sostén al centro del campo y liberó algo más a Camacho. Antes de la remontada, eso sí, Adrián no marcó la sentencia de milagro, pues su remate se paseó cerca del segundo palo. Pero En-Nesyri abortó negociaciones, conectó ese disparo tremebundo y liberó toneladas de tensión, entre sus compañeros y en la grada. El rebufo dio la calma precisa, pero aún hay ansiedad acumulada, el Eibar tuvo sus aproximaciones finales para haber pinchado el globo. Por allí apareció Koné para sacar un pase a gol peligrosísimo; el burkinés acumula dos partidos seguidos a un nivel notable y esa es una grandiosa noticia para un equipo que ha visto cómo en cinco encuentros ha sido incapaz de dejar la portería a cero. Juande ya tiene un kilómetro cero para que las victorias continúen. Jugar con dos atacantes sienta bien, que uno de ellos sea En-Nesyri también. Y si Sandro despertó ayer, todo debe ir a mejor.

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