La vida vista

Félix Ruiz / Cardador /

El rastro de un homínido

TRAS varios días de búsqueda al fin ha dado la Policía con el homínido, por llamarlo de algún modo, que le propinó un terrible patadón a una chica que esperaba en un semáforo de la Diagonal de Barcelona. El chaval lo hizo para que sus simpáticos colegas lo grabasen con el móvil, y esa misma grabación, que hicieron correr por las redes sociales para evidenciar su salvajismo y su actitud cobarde y canalla, ha sido la que ha permitido que al final se dé con el paradero del agresor. En Talavera de la Reina vivía el muchachote y su padre, supongo que bastante azorado, asumía que su hijo cometió un error y lo achacaba a que su vástago iba pasado de copas. El prenda, eso sí, sabía que lo andaban buscando -cómo no saberlo si el vídeo andaba en todas partes- y en vez de pechar con sus actos, salir a la palestra, declarar ante la Policía y pedirle perdón a la chica por su bochornoso proceder lo que hizo durante los días subsiguientes fue tratar de borrar sus huellas en las redes sociales con la esperanza boba de que no lo acabasen trincando. O sea, que ni una dio a derechas hasta que se vio cercado y se acabó entregando. A Talavera, ciudad tan taurina y dinámica, le toca pechar con el paisanaje del mozo, pero en puridad habría que aceptar que en todas las cazuelas cuecen habas. Quiero decir que gamberros agresivos hay en todas partes y que también por aquí padecemos la lacra de esos jóvenes airados y atontados que el que más y el que menos ha tenido que soportar, principalmente en horarios nocturnos. A veces insultos, a veces intimidaciones y otras veces, como es el caso, actitudes siniestras. Desde hace décadas se ve crecer este incivismo sin sentido ni fondo, pero cierto parece que con las camaritas de móvil y las redes sociales se abren nuevas puertas para esos seres que necesitan de un estúpido protagonismo para paliar sus notorias carencias. Miles son los jóvenes dignos y profundamente humanos que recorren nuestras calles y habitan sus noches, pero tomar conciencia de que la deshumanización encubierta de gamberrismo paleto nos habita es la única manera de que no acabemos pudriendo el cesto en el que se forja el futuro de este país -en el caso de que este país tenga futuro-. Así que bromas, con estas cosas, las justas.

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