NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
El fiasco de la pantomima de Pedro Sánchez ha sido descomunal. ¿Qué ha conseguido? Primero, vincular a su mujer con la corrupción, llevándola de la denuncia de un pseudosindicato ultra y unas diligencias inexistentes a la esfera internacional. Segundo, desconcertar aún más a un partido desmotivado y humillar a sus dirigentes y ministros más leales con una maniobra puramente personal y egocéntrica. Tercero, mentir una vez más manipulando sentimientos y emociones: dice que finalmente decidió no dimitir por el apoyo y empatía masivos que ha sentido durante su reflexión. ¿Masivos? Un comité federal al borde de la histeria y 12.500 manifestantes –el 7% de los 172.000 militantes con que cuenta el PSOE–, más las dóciles cúpulas sindicales y un grupito de habituales abajofirmantes del mundo de la cultura. La gente, mientras, en sus cosas.
Del ridículo episodio ha sacado una estrategia para los próximos meses: hay que defender la democracia, que está en peligro por una confabulación de la derecha y la ultraderecha a través de los jueces reaccionarios y los pseudoperiodistas. La máquina del fango, tomando la formulación de Umberto Eco. La fábrica de los bulos, la desinformación y la injuria al servicio de la crispación y la polarización.
Cierto, la vida política está crispada, llena de violencia verbal y degradante para la democracia. Ahora bien, el fango no siempre lo fabrican y venden los otros. ¿Acaso los familiares de los líderes del PP tienen menos derechos al honor que los del PSOE y sí es legítimo atribuirles comportamientos corruptos? ¿Ayuda a la convivencia y la calidad democrática quien no felicita al adversario que gana las elecciones, se carcajea de él en el Congreso y le enfrenta en su investidura al ministro más pendenciero y soez del Gobierno? ¿Cómo fortalece las instituciones democráticas un gobernante que no contesta a las preguntas de la oposición en sede parlamentaria ni a las de los periodistas en sus comparecencias, que ha usado más el decreto que ningún otro en España, que mete a un ministro en el Tribunal Constitucional y hace a una ministra fiscal general del Estado, coloca al frente de la televisión pública a una militante socialista y al frente del CIS a un miembro de su ejecutiva federal que, encima, pretendía seguir en ella? En materia de fabricación de fango, tanto PSOE como PP tienen mucho que callar.
Quien estará contento será Pablo: Pedro hace lo que él le pedía. Victoria póstuma.
También te puede interesar
NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
La esquina
José Aguilar
Solipsismo en palacio
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Memorias de un niño de derechas
Manual de disidencia
Ignacio Martínez
La ola de Vox