Crítica 'Young Adult'

Curso de repetidoras

Young Adult. Comedia dramática, EEUU, 2011, 94 min. Dirección: Jason Reitman. Guión: Diablo Cody. Fotografía: Eric Steelberg. Música: Rolfe Kent. Intérpretes: Charlize Theron, Patrick Wilson, Elizabeth Reaser, J.K. Simmons, Patton Oswalt, Emily Meade.

Instalado en la plataforma de la independencia domesticada y avalada por los grandes estudios, Jason Reitman repite con la guionista Diablo Cody, bloguera de éxito y hábil batidora de referencias generacionales de la cultura pop, después de aquella exitosa y colorista Juno que intentaba reivindicar los perfiles de la adolescencia insumisa en el reconocible paisaje de la Norteamérica de interior con mensaje familiar de propina.

Se trata aquí de volver a un mismo ámbito, localizado en Mercury, Minnesota, lugar de referencia para una escritora de novelas juveniles de éxito que emprende un agridulce viaje de reencuentro consigo misma (y sus miserias) impulsado por el capricho de recuperar al novio de la adolescencia, ahora casado y padre reciente.

Young adult se pliega así al ambiguo atractivo a prueba de identificaciones de un personaje cínico, inmaduro y antipático (una Charlize Theron contra natura buscando premio) que nos somete a un particular descenso a los abismos especulares de la mala leche, el fracaso, el autoengaño y el retrato de las miserias de la clase media provinciana a través de una mirada a la que Reitman no se atreve a sacarle todo el vitriolo posible.

Demasiado fiel a la escritura y tímido en sus planteamientos estéticos, el director de Up in the air acompaña este trayecto de paulatina pérdida de papeles escamoteando el que, a la postre, resulta ser el perfil de una auténtica trastornada, en un quiebro de perfil que reconduce el último tramo del filme hacia una salida que, a pesar del triple y amargo desenlace, disuelve su acidez en unas aguas comprensibles y, por tanto, perdonables.

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