Crítica 'Nothing personal'

El silencio de la intimidad

Nothing personal. Holanda-Irlanda, 2009, 85 min. Dirección y guión: Urszula Antoniak. Fotografía: Daniel Bouquet. Música: Ethan Rose. Intérpretes: Stephen Rea, Lotte Veerbek.

Justa vencedora (no había mucho más donde rascar) del Giraldillo de Plata en la pasada edición del Sevilla Festival de Cine Europeo, Nothing personal ejemplifica un cierto tipo de cine europeo, discreto, mediano, intimista, apegado a ciertas esencias humanistas y atmosféricas que transita a mitad de camino entre la producción televisiva de calidad (del tipo Canal Arte, para entendernos) y el devaluado cine de autor de nuestros días, cada vez menos dado a audacias y riesgos formales en favor de una cierta querencia por lo sentimental pensada para los nuevos públicos adultos (que lo son cada vez menos).

Escrita y dirigida por la polaca afincada en Holanda Urszula Antoniak, la película aspira al retrato de dos extrañas soledades encontradas en un paraje, el de la agreste costa irlandesa, que invita a la contemplación y el disfrute, casi táctil, de los pequeños detalles cotidianos. Allí se cruzan una joven y hosca mochilera que va buscando su destino (Lotte Veerbek) y un hombre de mediana edad (Stephen Rea) que vive en su granja junto a un lago. Lo que en un principio son roces, recelo y asperezas, trabajo a cambio de silencio e intimidad, va poco a poco convirtiéndose en una entrañable historia de conocimiento y comprensión destinada, cómo no, a una variante del amor que sortea los clichés con relativo acierto a pesar de los pesares, a saber, de la inevitable querencia de la escritura a hacerse visible más de cuenta.

Lo mejor de Nothing personal se encuentra sin duda en la austera contención de su puesta en escena, en la delicadeza, algunos dirán que femenina, de una mirada que sabe trabajar los cuerpos y los espacios más allá de su mera función dramática y narrativa, en la construcción de un tempo reposado capaz de capturar una atmósfera íntima y auténtica entre dos actores a los que el silencio les sienta divinamente.

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