De libros

Un grito de combate

  • La antorcha. Karl Kraus. Ed. y trad. Adan Kovacsis. Acantilado. Barcelona, 2011. 552 páginas. 36 euros.

No es el único caso de grafomanía en la literatura europea contemporánea, pero la lucidez de su obra crítica y el enorme influjo que proyectó en la cultura vienesa del primer tercio del siglo XX rebasan lo meramente cuantitativo. Entre 1899 y 1936, Karl Kraus editó, distribuyó y escribió –en solitario a partir de 1912– una revista de opinión que ejerció como implacable contrapoder en una época convulsa, marcada sucesivamente por la crisis del fin de siglo, el estallido de la Gran Guerra, la caída del Imperio de los Habsburgo y el auge del nazismo. A lo largo de este tiempo, Die Fackel (La Antorcha) publicó 922 números y más de veinte mil páginas, en las que su editor y casi único redactor cultivó todos los géneros al servicio de una actitud combativa y libérrima, ejemplo perdurable de honestidad e independencia.

Entre nosotros, Kraus ha sido conocido a través de autores como Benjamin o Canetti, aunque el propio Adan Kovacsics -editor de esta selección de artículos- ya había traducido el drama histórico Los últimos días de la humanidad (Tusquets, 1991) y una colección de Dichos y contradichos (Minúscula, 2003). Muy oportunamente, la publicación de la antología coincide con la aparición, también en Acantilado, de un ensayo de Sandra Santana -El laberinto de la palabra- donde la autora contextualiza el sustrato cultural y artístico en el que se inscribe la aportación del incansable polemista. Erigido en conciencia de su época, el portavoz de la "Viena crítica moderna" destacó por su inteligencia analítica y por un extraordinario talento para la sátira, armas con las que denunció la autocomplacencia de la burguesía liberal, la hipocresía de los políticos o la falta de compromiso de una prensa adocenada, pero su gran obsesión fueron la corrupción del lenguaje y sus implicaciones estéticas y morales. En este aspecto decisivo, el mundo de ayer -de ahí la vigencia de Kraus- apenas difiere del nuestro.

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