Bendito problema para Diego Maradona: Diego Milito exhibió este sábado toda su jerarquía en uno de los grandes escenarios del fútbol mundial para darle al Inter de Milán su tercera Liga de Campeones, la primera en 45 años.
El argentino, que cumplirá 31 años el 12 de junio, día del debut de su país en el Mundial de Sudáfrica, fue el hombre gol en la veraniega noche madrileña en el estadio Santiago Bernabéu. Abrió el marcador a los 34 minutos y lo cerró en el 70, cuando el Bayern más apretaba.
Así, el delantero entró en la historia grande de un equipo que vivió una inolvidable temporada: campeón de la Liga y la Copa italianas, rey de Europa. Semejante cadena de éxitos sólo había sido lograda en el fútbol europeo por el Celtic Glasgow (1967), Ajax de Amsterdam (1972), PSV Eindhoven (1988), Manchester United (1999) y Barcelona (2009).
Más de un gol cada dos partidos
Hace una década que Milito ofrece un promedio superior al de un gol cada dos partidos, pero este sábado disfrutó de una audiencia planetaria para que, aquellos que aún dudaban, entendieran por qué tantos y tantos aficionados al fútbol creen que Maradona cometería un pecado si no le da una oportunidad en serio en la delantera argentina en Sudáfrica.
Su quinto y sexto gol de la temporada en la Champions fueron una buena síntesis de lo que el argentino es capaz de hacer.
En el primero interpretó a la perfección todos los movimientos de sus compañeros, que en tres toques sacudieron las redes de Butt. Muy mourinhesco: tener la pelota lo menos posible, pero aprovecharla al máximo. En el segundo, mostró temple y habilidad para interpretar y anular al rival.
Sí llegó el 1-0: saque largo de Julio César, Milito que la baja y se la pasa a Sneijder, éste se la devuelve y el argentino define a media altura a la izquierda de Butt.
Y así llegó el 2-0: recibe un profundo pase en diagonal de Eto'o, le amaga a Van Buyten, lo espera sin desesperar, y al final lo quiebra para quedar solo frente al arco y amargar otra vez al portero del Bayern.
"Diego Alberto... ¡¡Militooo!!", repitió cinco veces el speaker tras el primer gol para que la hinchada interista que copó todo el fondo norte del Bernabéu estremeciera Madrid gritando el nombre del argentino.
Y otras cinco más volvió a sonar el "¡¡Militooo!!" tras el 2-0. El argentino era, así, la cara heroica y visible de todo un equipo con notable convicción táctica. Ejemplo: Zanetti llegó por momentos a jugar más adelantado que Eto'o, al que el Bernabéu nunca le había visto semejantes cualidades como defensor.
La temporada de su vida
Letal frente al arquero, dueño de una gran movilidad, cerebral a la hora de asociarse con el compañero, presionar o defender, Milito cerró la mejor temporada de su vida.
Tras dejar el Genoa el verano pasado por 25 millones de euros (por entonces más de 35 millones de dólares) marcó 22 goles en 35 partidos de la Liga italiana, en la que lleva 46 anotaciones en 66 partidos. Fue suyo el gol tras asistencia de Javier Zanetti para que el 16 de mayo el Inter sumara un nuevo scudetto.
Sanguíneo en el desahogo post-gol, perdido en la base de una montaña humana de felicidad en ambos festejos, Milito tiene ahora un desafío más: hacerse un lugar de privilegio en el sexteto que integra con Leo Messi, Gonzalo Higuaín, Sergio Agüero, Carlos Tevez y Martín Palermo.
El fútbol va muy rápido: casi sin tiempo para festejar, su mira ya está puesta en el Mundial, en el que situarlo de titular ante Nigeria en el Ellis Park sería bastante más que un regalo de cumpleaños por parte de Maradona.
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