Hace cinco jornadas, el Unicaja se movía en el fango de la zona baja de la tabla. Decimocuarto, con sólo dos victorias y seis derrotas (mismo balance que el penúltimo) y a dos triunfos del octavo clasificado. Jugar la Copa del Rey corría serio peligro y las dudas en torno al nuevo proyecto cajista eran evidentes. Hace sólo dos el DKV, su próximo rival en la Liga ACB, comandaba la liga en solitario con un triunfo de ventaja sobre Real Madrid y Barcelona y se mostraba como el equipo más en forma de toda la ACB (sólo había perdido con el Iurbentia Bilbao).

El encuentro que mañana mide a malagueños y badaloneses tendría un favorito claro si ambos equipos lo afrontaran desde esas dos realidades ya pasadas. Pero el paso de los días ha dado un vuelco a la situación de uno y otro y ahora todo parece mucho más igualado.

La desesperación cajista ha dado paso a la ilusión y la fe sin freno. Cinco triunfos consecutivos, algunos ante rivales de la talla de Akasvayu, Real Madrid o Barcelona, han dado alas al Unicaja, que ahora es séptimo y ve Vitoria mucho más cerca. En Badalona, mientras tanto, comprueban cómo el halo de invencibilidad va desapareciendo tras perder sus dos últimos compromisos (Real Madrid en casa y Gran Canaria a domicilio) y haber cedido el liderato a un conjunto blanco que ahora les saca una victoria.

El Olímpic de Badalona acogerá el duelo entre un DKV a la baja y un Unicaja en alza que no encadenaba cinco triunfos consecutivos en la Liga ACB desde la versión cajista que le llevó hasta el título de Liga. Entonces (del 20 de abril al 4 de junio de 2006) fue capaz de sumar once triunfos consecutivos (los seis últimos de la liga regular y los cinco primeros del play off por el título). Una marcha imperial que se vio truncada precisamente en Badalona, donde perdió los dos partidos de la serie de semifinales. Su objetivo ahora es no tropezar en la misma piedra.