Egipto se proclamó campeona de África tras derrotar 0-1 a Ghana y logró su séptimo título continental, el tercero consecutivo, en un disputado encuentro que se decidió gracias a un gol de Gedo a cinco minutos de final, que corona a los faraones como la mejor selección africana del momento.

Ambas selecciones ofrecieron un pobre espectáculo, acorde al nivel de todo el torneo, y el choque estuvo marcado por el miedo de ambos equipos a recibir un gol y la escasez de ocasiones. Ghana planteó un encuentro en el que su mayor preocupación fue la de mantener su portería imbatida y demostró una escasa ambición. Egipto, por su parte, fue fiel a su estilo de posesión continua del esférico, pero la lentitud de sus movimientos y el repliegue de los ghaneses les impedía crear peligro.

Ghana mejoró su imagen en el segundo periodo y poco a poco fue ganando terreno a los egipcios, que acusaban el cansancio del primer tiempo y comenzaron a incurrir en errores defensivos. Fruto de ello llegaron las mejores ocasiones para los ghaneses, que tuvieron en Gyan a su jugador más destacado. El delantero creó problemas a los defensores y con un disparo, que se marchó rozando el palo de Al Hadari, estuvo a punto de adelantar su selección.

Pero el momento clave se produjo con la entrada al campo de Gedo, enrachado durante todo el torneo, que cambió el devenir de una final que parecía abocada a la prórroga. Finalmente todo se resolvió en una jugada aislada. A cinco minutos del final, una de las pocas combinaciones de los faraones en toda la segunda parte terminó con el pase cruzado de Zidan hacia la llegada de Gedo, que escorado batió con un sutil disparo a Kingson y logró su quinto gol en el torneo para dar a Egipto su tercera Copa de África consecutiva, que confirma su dominio en el continente africano.