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De Pumarín a Ciudad Jardín

  • Varios figuras clave en la historia del Rincón repasan la trayectoria del club hasta ser anfitrión de la Copa

La plantilla del Rincón Fertilidad posa para 'Málaga Hoy' en el Teatro Romano.

La plantilla del Rincón Fertilidad posa para 'Málaga Hoy' en el Teatro Romano. / javier albiñana

Del pabellón ovetense de Pumarín a Ciudad Jardín van algo menos de 1.000 kilómetros, lo suficiente para cruzar España con el trazo de una línea. Dos coordenadas que unidas explican en buena parte la historia del Rincón Fertilidad, fruto de la semilla del histórico Costa del Sol. Un club con apenas 24 años de existencia que este viernes organiza la Copa de la Reina, diamante del balonmano femenino español.

Para entender al equipo malagueño hay que remontarse a la década de los 90. Concretamente al 1994, año de su génesis. "Lo de ahora es inimaginable cuando me plantean el proyecto de sacar un equipo en categoría superior que fuera la salida para todos los equipos de Málaga en categoría juvenil", recuerda Carmen Morales de Setién, alma máter, cuando echa la mirada hacia atrás.

Oviedo, Alcobendas, Kaunas o Porriño son algunas de las ciudades de grato recuerdo

Echó a andar la entidad, que a principios de siglo tuvo sus primeras andanzas en División de Honor, de forma intermitente. Ya estaba al frente Diego Carrasco. Una década de intentos que tendrían compensación en el año 2014. Se labró un hueco en la fase de ascenso el conjunto malagueño, que tendría que pasar primero por Logroño y posteriormente por Oviedo para abrazar el primer escalón competitivo. Sucede que lo deportivo y lo económico llevaban el paso cambiado. "Yo soy riojana y tengo familia allí y no fui a esa eliminatoria. Nadie lo entendía. Sabía que aunque ganáramos no podía darle esperanzas de continuidad a las chicas. El único patrocinador que teníamos me dijo que nos iba a dejar", comenta la entonces mandamás.

Su silencio fue gasolina para el equipo, que una tarde en Pumarín certificó su promoción en un choque que se decidió en el alambre. Un ascenso que traería de la mano a un casi un desconocido hasta ese momento, que se convertiría en mecenas hasta hoy día. "Conocí al club a través de mi equipo de baloncesto, ambos jugábamos en Carranque. Hice cierta amistad con Carmen y me quedé con su teléfono. Cuando ganaron en Oviedo lo leí en un periódico a la mañana siguiente y la felicité. Me dijo que iban a desaparecer y le pregunté por el presupuesto", rememora Manolo Rincón, fundador de Clínicas Rincón Fertilidad. "En esa llamada me dijo que había seguido mi gestión, pero yo no lo sabía. Yo ni siquiera había hecho el presupuesto, pero le solté una cifra. Me dijo que sí, pero que me tenía que quedar. Yo quería dejarlo, aunque acepté", cuenta Morales, que da a conocer una curiosa anécdota: "Cité a Manolo porque lo quería sobre escrito, no me lo acababa de creer". Gratos recuerdos también guarda Carrasco, el primero en conocer la llegada del empresario. "Junto con Europa esa llamada es lo mejor que he vivido en el club", asegura.

El germen de un binomio potente que anda cerca de soplar cinco velas. Una nueva denominación, una estabilidad económica y el trampolín para crecer. Lo hizo desde entonces el Rincón Fertilidad, que cada temporada le ganó un metro a su techo. El técnico da la clave. "Hemos ido con mucha humildad, muy ajustados al presupuesto. Otros abarcaron más y ahora no están activos", acota. Cambiaron los tiempos como reconoce Carmen Morales: "En 1999 ascendimos y descendimos porque se nos lesionó la portera titular a mitad de temporada y no teníamos dinero para otra. Con Manolo dimos ese salto. Fue el primer patrocinador que no busqué yo, pero nos ayudó a igualar lo que conseguíamos deportivamente". Sentimiento recíproco en la mano que mece al principal patrocinador: "Más que eso he sido un aficionado. El equipo tiraba de mí, mientras pueda apoyarlo voy a hacerlo".

Pepa Moreno, pieza clave en la llegada a División de Honor, también realza la aparición de Rincón. "Sin él no podríamos estar cumpliendo el sueño", destaca la malagueña, que también pone en valor otra figura: "Las jugadoras son importantes, pero tienes que tener a una persona que mueva bien las piezas. Ellas vienen y van, pero Diego ha seguido ahí. Le pone mucha pasión y entrega, le echa muchas horas". Ella en estos años hizo el trasvase de la pista a los despachos, donde ahora ejerce de presidenta. "En el otro lado estás centrada en entrenar, ajena a los problemas. Ahora soy consciente del trabajo de Carmen, aunque es cierto que las instituciones me ayudan mucho. Te ayuda a seguir que te abran puertas", comenta la mítica 8, que recibe piropos de la persona de la que recogió el testigo. "Es una esponja, está enamoradísima del balonmano. No pude tener mejor relevo", reconoce Morales.

El álbum del Rincón se nutre de cientos de postales, pero hay algunas trascendentes. Están Oviedo, pero también Alcobendas, Kaunas o Porriño. Ciudades que dieron poso al club, que desde el 2014 se estabilizó en la elite nacional. Llegó al permanencia en División de Honor, que se aderezó un año después con el primer contacto con la Copa de la Reina, culminando con la participación europea de esta temporada en la Challenge Cup. Pasajes recientes de un club abonado en el último lustro a la alegría.

Años de trabajo encomiable que se traducen en un reconocimiento unánime a todos los niveles. La organización de la Copa de la Reina, que se celebra desde mañana al domingo en Ciudad Jardín, es buen ejemplo de ello. "Es un sueño, estamos eufóricos. En Plata siempre mirábamos con anhelo el torneo, pero pensábamos que era imposible jugarlo. Ha sido una apuesta fuerte del club, crecemos cada vez más", admite Pepa Moreno, que da detalles de la cocina del acuerdo: "En Porriño vi el despliegue y pensé en Málaga. Lo vi como la oportunidad de que la gente terminara de conocernos. Fue un poco un calentón, pero en una reunión pillé a Blázquez -presidente de la Federación Española- y le dije que quería la Copa. Ha sido una de las cosas más fáciles. Se cerró en 15 minutos en la Diputación".

Un hecho con un fuerte impacto entre todos los que componen el Rincón Fertilidad. "Es muy importante. Va a dar mucha visibilidad al balonmano femenino y a la ciudad", comenta Sole López, hoy capitana y única que continúa desde que se ascendió a la Liga Guerreras Iberdrola, que desgrana sus motivos: "Es una familia, siempre se ha caracterizado por eso. Ha habido mucha unión, se portan muy bien con nosotras. Por eso sigo aquí".

"Lo importante es que salga bien en todos los aspectos, si eso es así es que estamos preparados para organizar cualquier competición. Es un punto de partida de cara al futuro", expone Diego Carrasco, que no se pone límites: "Pensaba y soñaba con esto, pero creía que era muy difícil por el presupuesto. Tirábamos con tirachinas y otros con escopetas. Mi sueño lo estoy cumpliendo. El techo no sé donde está, pero quedan cosas por conseguir y este fin de semana es uno de ellos. Lo mejor del club está por llegar, ese es mi lema en el vestuario". Él es una de las manos que empujó al Rincón Fertilidad al ascensor, que lo dotó de un carácter inconformista por naturaleza. Una ambición que desea un título.

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