Fútbol l Copa del Rey

El Sevilla, finalista ante un Getafe superior

  • Los madrileños se topan con un gran Palop y caen ante un equipo dedicado a guardar su ventaja

El Sevilla jugará la final de la Copa del Rey después de dejar en la cuneta al Getafe, que se impuso por 1-0 en el Coliseum, pero se topó con un gran Andrés Palop, que con sus intervenciones privó al equipo de Míchel del gol que le hubiese llevado a la prórroga. El Getafe fue superior en los dos partidos y se quedó a la orilla de llegar por tercera vez en cuatro años al último encuentro del torneo del KO.

Lo hizo con honor, muriendo de pie y no de rodillas. Ante un rival que no apostó casi nunca por el fútbol y que al final se jugará los cuartos probablemente ante el Atlético de Madrid, que tiene todo de cara para eliminar al Racing de Santander. Atrás quedaba la historia de la remontada ante el Barcelona hace tres temporadas.

El técnico sevillista no quiso arriesgar. Concienció a sus jugadores, tomó nota y sacó a los mejores al campo. Con esas, fue el Getafe el que llevó todo el peso del partido. No tardó en intimidar a su rival. En los primeros 12 minutos tuvo tres ocasiones clarísimas. Dos fueron de Soldado.

Mientras pasaba todo eso, el Sevilla no hacía nada por jugar al fútbol. Su máxima preocupación era perder tiempo sin intención de hacer nada por matar la eliminatoria. Apenas alguna contra sin finalización fueron las credenciales que presentaron en los primeros 45. Tal vez fruto de la desesperación, fue expulsado Manolo Jiménez por protestar al árbitro.

Pero el Getafe, por más que lo intentó, y con Pedro León en plan estelar, no pudo llegar al descanso con algún gol en el saco.

El Getafe, que no perdió ningún tipo de mordiente en el vestuario, salió al césped a hincar el diente a los andaluces. Y lo logró. Después de muchos acercamientos, curiosamente metieron el más difícil, gracias a un remate de cabeza en escorzo de Roberto Soldado. El tanto azulón hizo el efecto contrario al deseado probablemente por Míchel. Sus jugadores se durmieron, fruto del esfuerzo físico del primer periodo, y perdieron el empuje del que habían disfrutado hasta entonces.

El Sevilla, no obstante, prefirió guardar la ropa y esperar un contragolpe decisivo, que pudo llegar en su único remate peligroso ante la meta de Ustari. Lo hizo Jesús Navas, que mandó el cuero a la grada cuando estaba delante del argentino. Lo intentó el Getafe, que la tuvo en las botas de Derek Boateng. El ghanés lanzó un zapatazo tremendo en el descuento que salvó Palop. No hubo más, fue el último cartucho que gastó el Getafe, que, sin duda, fue el mejor de la eliminatoria y mereció una plaza en la final.

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