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"Ha calado una mentalidad absolutamente inconformista"

  • Chus Mateo hace balance de su primer año en Málaga y destaca la competitivad lograda: "Este 'Top 16' no es un trámite más, es un reto muy importante para nosotros porque queremos pasar"

Hoy se cumple un año desde que Aíto García Reneses fuera destituido y Chus Mateo se convirtiera en entrenador del Unicaja. Ha cambiado el aire en el club, se ha pacificado el entorno. Y el equipo va ganando, cumpliendo objetivos. En la soledad de la pista central del Carpena, Mateo reflexiona sobre estos 12 meses que, en muchos aspectos, han cambiado su vida.

-¿Qué hacía aquel lunes 17 de enero de 2011?

-El día antes habíamos jugado contra el Madrid con el Fuenlabrada. Perdimos por un punto y quedamos fuera de la Copa porque teníamos que ganar y necesitábamos que el Unicaja perdiera, como ocurrió. Fue un domingo triste en casa. El lunes, tras el entrenamiento, me llamaron por teléfono hacia las 13:15. Venía de recoger a los niños del colegio e iba conduciendo. Lo cogí y eso que no suelo (risas).

-¿Era un número conocido?

-Sí, era el de Manolo [Rubia, director deportivo]. Me explicó la situación y me preguntó qué haría si me proponía como entrenador. Evidentemente, le dije que, si él tenía total convencimiento de que era la persona adecuada, al día siguiente estaría en Málaga. Propuso mi nombre al Consejo, que dio el OK.

-¿Y entonces?

-Fue una tarde rara, te mentalizas para cambiar el chip de un montón de cosas, para hacer la maleta deprisa y corriendo y te armas de valor, de responsabilidad y de ganas de trabajar. Con una ilusión tremenda para cambiar una situación que entonces estaba negra por la distancia que existía entre el equipo y la grada, que se había separado en el último año.

-¿Cómo se lo dice a sus dos hijos?

-Por la noche. Antes había hablado mucho con mi mujer, Martina, que siempre me apoyó en todas las decisiones que he tomado. Me dijo que era algo que no se puede pensar, que era una opción extraordinaria. Los niños no saben muy bien qué es eso, que papá se va y nos deja aquí. Ahora van entendiendo mejor de qué se trataba y defienden al Unicaja allí en Fuenlabrada, donde viven. A pesar de esa derrota allí de hace una semana, lo llevan bien.

-¿Era un tren irrepetible?

-Es obvio que era algo impensable para mí un día antes.

-¿De verdad no le había llegado antes nada?

-Sabía que había problemas y que la situación pintaba a que se iba a romper por alguna parte. Había sonado en algún medio mi nombre, pero en ningún momento pensé que sería real. La oportunidad hace que se te pare el tiempo. Piensas en años atrás y ves que has trabajado para justamente esto. Para mí es el mejor club del mundo y era un honor asumir esa responsabilidad, que para mí era muchísima. Lo asumí con valentía e ilusión.

-Paco Aurioles era la otra opción.

-Hubiera sido una elección maravillosa. Hubiera estado encantadísimo, pero sólo podía quedar uno. Paco es mi hermano y, aunque para él era también una oportunidad única, desde el primer momento se volcó para que yo estuviera a gusto. Él sabía que había tenido su oportunidad y que el club se decantó por mí. Tiene más mérito lo que hace para volcarse conmigo. De hecho, me dejó su casa durante 15 días. Es una de las personas que más quiero en el mundo, de la familia.

-¿Qué vestuario se encuentra?

-Un grupo de jugadores con muchísimas ganas de trabajar, seguramente desconcertados por lo que estaba sucediendo, pero dispuestos. Desde el primer día trabajamos en una línea diferente a la que se venía haciendo. No digo ni mejor ni peor. Tratamos de transmitir ilusión, de que la gente confiara en sí mismo. Hubo jugadores que reaccionaron muy bien. Entre lo que había en el club ya, y lo que trajimos de fuera más un par de decisiones tácticas, como la de que Joel [Freeland] jugara como cuatro, lo sacamos adelante. A veces se me olvida decirlo, pero me ayudó mucho sentirme respaldado por todo el cuerpo técnico. Hizo horas de más, asumiendo responsabilidades que no le correspondía. Fue clave para cambiar esa dinámica.

-La victoria en el Palau fue una liberación.

-Fue el momento de mayor presión. Había que jugar la Euroliga, mantener la licencia A. Podía pasar que ganáramos, que perdiéramos y perdiera Valladolid o que perdiéramos y ganara Valladolid, lo que nos dejaba fuera. Para despejar dudas había que ganar en el Palau. Allí no ganaba nadie desde hacía meses y sigue sin ganar nadie después de aquel día. Teníamos que jugar el play off y lo hicimos. Le doy valor a esas 11 victorias de la segunda vuelta. Hicimos el trabajo bien y tuvimos la fortuna de que saliera.

-El acumulado, a falta del partido de Manresa, es de 23-10 con dos vueltas casi completas.

-Es un gran balance. En esta Liga pocos equipos pueden firmar esos números. Ganar 23 de 33 es bueno. Es algo que simplemente corrobora el trabajo, pero a veces trabajas bien y no luce tanto. Sólo agradezco a los jugadores del año pasado y de este año, y al cuerpo técnico, el esfuerzo. Tenemos una mentalidad, aún más valorable que los resultados, muy competitiva, inconformista absolutamente y de querer siempre algo más. Esa mentalidad ha calado en el vestuario y me siento muy orgulloso.

-Es difícil encontrar malas decisiones en este año, pero con lo analítico que es, seguro que se reprochará algo.

-Todo es analizable a posteriori. Puede haber dos o tres cosas, pero cada decisión tiene su lógica. Peric, por ejemplo, era un jugador que yo descartaba porque en la configuración del equipo había jugadores a los que quería dar impulso. Darden era quien me había convencido para ser el titular y creía que Saúl era el hombre para relevarle, quería darle la oportunidad de reivindicarse. Peric tuvo un comportamiento excelente desde el primer día que le dije que seguramente no iba a contar con él. Apretó los dientes y consiguió cambiar la impresión que yo tenía inicialmente de él. Hubo un momento en el que pensé que estaba siendo injusto porque no entraba en algunos partidos de Liga por esa prioridad que yo daba a otros. Estaba siendo injusto con el trabajo que me estaba ofreciendo. Cambié mi forma de pensar. No es que me arrepienta. A veces, piensas una cosa y la realidad te muestra otra.

-Ha dicho que había dos o tres cosas...

-Sí, pensábamos también en reforzar el juego interior. No hacerlo al principio me hacía tener miedo a alguna lesión. Confiaba, aunque había gente que dudaba de Zoric o del estado de forma de Jorge. Pienso que me daba cierta inseguridad no tener un pívot más para cualquiera que no fuera bien. Afortunadamente, no ha habido lesiones graves y parece que el pasaporte de Augusto está cerca. Si hubieran sido varios partidos seguidos de Liga, sí nos habríamos planteado algún ajuste. Habrá más cosas que se podían haber hecho de otra forma, pero si a principios de temporada nos dicen que a falta de un partido para acabar la primera vuelta estaríamos así, diría no el 90% de la gente. Ni el más optimista, ni siquiera Berni, que dice que vamos a ganar un título, pensaba en esto.

-¿Ni siquiera usted?

-No me gusta hacer quinielas ni previsiones, no se me dan bien. Confiaba mucho a medida que avanzaba la pretemporada, pero todo cambia cuando compites. Hay parte de suerte también, pero la hemos buscado. Hemos ganado en la prórroga, en finales apretados... Al principio había poca gente que confiara en un equipo que se vendía como comprometido y honesto pero sin estrellas. Estoy contento con el funciomamiento como grupo. Si hay algo que no varía desde lo que dijimos en la Plaza de la Constitución hasta hoy es que el equipo es honesto, comprometido y trabaja todos los días. Algún día pasará que no lo haremos bien, pero el equipo es maduro para decir que no puede suceder. Somos nosotros los que nos echamos la bronca. Nos importa mucho la imagen que damos delante de nuestra gente, que creo que empieza a recuperar la ilusión por venir al Carpena.

-Ese nivel de exigencia del que habla ha subido en este tiempo. Ahora llega una fase importante, con el Top 16 y la Copa del Rey. ¿Cree que el equipo es capaz de estar a la altura de esa exigencia?

-Yo soy el primero en exigimirme a mí mismo cada día. Y el equipo también se exige. Que los demás nos exijan más es bonito porque significa que estamos saltando obstáculos y sorteando dificultades. Lo único que quiero es llegar a lo máximo que podamos dar. No sé si eso nos valdrá para ser primeros, segundos, terceros o sólo para estar en el play off. No lo sé, pero queremos llegar a nuestro máximo y aún no sé cuál es ese máximo.

-El hecho de que ni usted mismo conozca dónde está el techo del equipo es una buena señal.

-Sí, porque quién nos dice que, en el momento justo, no podemos ser mejores que otro equipo que en teoría es superior. De lo que se trata es de ganar en el momento justo, aunque no seas mejor que el otro equipo, porque eso te puede llevar a ser campeón. Nos queda muchísimo camino todavía por hacer.

-¿Y por dónde pasa esa mejora?

-Primero, por tener a todo el mundo sano. No somos un equipo perfecto pero somos un equipo al que a nadie le gusta medirse. Cuando estamos todos somos un buen equipo, difícil de ganar. Si estamos sanos y llegamos a los momentos clave con buena disposición mental y con los recursos suficientes, no tenemos que temer a nadie. Pero también somos un equipo vulnerable si miramos por encima del hombro. Me hace gracia cuando ahora escucho que el Unicaja es un grande. Este equipo se ha ganado el derecho a ser considerado así, pero seguramente al principio la gente no hablaba de nosotros así.

-El balance acumulado en la Euroliga en este año es 5-11. ¿Cuál es el paso que hay que dar en Europa para aspirar a algo más?

-Lo primero, saber jugar los momentos importantes. Perdimos con Panathinaikos por un punto y con Zalgiris por una canasta. También ganamos al Brose Baskets por una canasta y al Zalgiris en la prórroga. Hay que saber jugar los momentos importantes. Nos falta esa regularidad, puede ser por la inexperiencia de muchos jugadores, y del entrenador, en esta competición. Eso no se hace de la noche a la mañana, pese a que Unicaja juega Euroliga año tras año. Se hace con la estabilidad, con la paciencia y el poso que da jugar Euroliga. Este Top 16 es un reto importante para nosotros, porque queremos pasar. No lo asumimos como algo más, como un trámite. Tenemos opciones de hacerlo bien y queremos pasar a la siguiente fase. Lo vamos a intentar.

-Un par de nombres propios. Uno, Mark Payne. ¿Qué hay en este grupo para que un jugador recién licenciado y sin experiencia en Europa funcione tan bien a las primeras de cambio?

-Desde luego, él tiene mucho mérito, pero pienso que un poco de mérito también tenemos. A la gente hay que dejarla que se reivindique. Se le ha dado la oportunidad de demostrar si vale o no y se ha sentido muy respaldado por el club, por el cuerpo técnico y por los compañeros. Hemos cimentado una filosofía de compromiso y de equipo en la que todo el mundo es útil. No todos valen para cualquier cosa, pero todos pueden aportar en algún aspecto. Uno rebotea, otros taponan, otros juegan al poste bajo y otros tiran de tres. Saben asumir su rol y ésa es una de las claves .

-Y Abrines. En los últimos años han pasado varios canteranos por el primer equipo, pero ninguno se asentó. ¿Lo hará él?

-Creo que sí. No es un jugador de relleno, participa como el que más. Entrena a un nivel extraordinario y tiene un talento difícil de encontrar en Europa. Le vamos a ayudar al máximo y estoy convencido de que él pondrá de su parte. Pero debemos saber cómo llevarle, con la paciencia suficiente, sin volvernos locos para no dar un paso en falso, sin olvidarnos de él en los momentos importantes y haciéndole el hueco suficiente para que juegue. Si se lo merece, si trabaja y juega al nivel que se presupone puede dar, va a ser jugador del Unicaja en un plazo muy próximo.

-¿Qué rescató de su experiencia en el CAI Zaragoza?

-Que la paciencia no la puedes pedir, que hay que actuar y no esperar a que las cosas salgan o a que alguien actúe por ti. Que te corresponde tomar responsabilidades que a veces pueden no ser compartidas 100% pero que, si no las tomas y las toman otros por ti, puedes arrepentirte de ello.

-¿Qué falló en Zaragoza?

-Intenté algo, pensando que tendría tiempo para recuperarme, pero no soy un entrenador que tenga un nombre para pedir tiempo. Sólo podía tener la confianza de los que me conocían, pero no había demasiado margen. La experiencia fue muy buena a nivel personal por lo que aprendí de aquello. Aprendí a ser valiente, a afrontar las cosas como llegan y saber reaccionar cuando las cosas no salen como planificas. Gracias a Dios tuve la oportunidad de volver a Málaga un año como ayudante, irme a Fuenlabrada a seguir aprendiendo y tener la oportunidad de hacer de nuevo algo como primer entrenador aquí. Estoy agradecido por haber tenido una oportunidad más.

-¿Es cierto eso de que hace falta tener un punto de mala leche para gobernar un equipo de élite?

-Más que mala leche creo que hay que tener criterio, saber que hay ciertas cosas no permitidas por respeto al trabajo del grupo. Si el grupo no pone en su sitio a alguien que se sale de madre, le toca al entrenador liderar ese primer paso y no puedes titubear. El criterio es muy importante, no puedes decir algo que después no cumples. Tienes que ser coherente con lo que dices y ser justo con todos. El diálogo es importantísimo y no hay que tener siempre mala leche. A veces, las cosas hablándolas tranquilamente se entienden mejor que gritando. Si estás cabreado permanentemente el mensaje no llega.

-¿Y cuántas veces se ha cabreado en esta etapa en Málaga?

-Alguna vez. A todos los que estamos dentro de este vestuario nos gusta ganar y cuando las cosas no salen como quisieras, o incluso cuando van saliendo bien pero quieres evitar la relajación, tienes que pegar una voz. Hay que equilibrar palo y zanahoria, pero creo más en los refuerzos positivos cuando la dinámica es como la que tenemos ahora.

-Pero se le ve algunas veces demasiado crítico con los suyos.

-Somos ambiciosos y nos hemos comprometido. El compromiso es que cada día nos dejamos el pellejo. Podremos perder dejándonos el pellejo, pero cuando no lo hacemos debemos exigirnos más. Estoy muy satisfecho pero no podemos conformarnos con lo que tenemos, debemos seguir dando pasos adelante.

-Y en ese paso adelante, ¿le ve recorrido a este proyecto?, ¿tiene idea de lo que necesita el club?

-Puedo tener mis ideas pero no significa que sean las que deben seguir adelante en el club. Si se me pide una opinión respecto al club, que suelen pedirla, la daré siempre. Respecto al primer equipo, yo soy el máximo responsable.

-¿Y le han comentado algo sobre seguir al frente del equipo más allá de esta temporada?

-Yo estaría encantado de seguir aquí muchísimos años, sería extraordinario, pero no me han comentado nada al respecto.

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