Liga bbva· la previa

El derbi moderno

  • En un ambiente de aficiones amigables, Granada y Málaga se citan para robarse puntos y huir de la quema Schuster tendrá una delantera canterana

Muchos de los que esta noche no estarán se llevaron a la tumba un resquemor tremendo contra el Granada o contra el Málaga, depende de la acera desde la que descansen. Enemigos hasta la muerte, defendían literalmente. Ellos eran de los que iban a La Rosaleda o Los Cármenes pasando miedo, de los que esquivaban piedras al término de los partidos o componían su semana con la sonrisa estirada o el ceño arrugado según lo que ocurriera en el derbi. Los que se quedaron en vida son nietos o padres de esos aficionados que ahora fluyen de Granada a Málaga y viceversa habitualmente por cuestión de estudios, ocio o gastronomía. Herederos del derbi moderno; amistoso, sano y ahora también con un nexo común: robarse los puntos pero con la confianza de que el año que viene vuelvan a coincidir para robárselos otra vez.

Unos mil aficionados irán para no perder la costumbre a pesar de que el viernes por la noche no es el mejor plan futbolero, he ahí la prueba de cuánto se necesitan ambos equipos en la élite. Muchos de ellos, además, vivirán otra jornada de confraternización antes del choque. La prueba de cuánto se quieren. Apuesten a que los seguidores que se lleven los tres puntos les cantarán a los derrotados que su equipo es de Primera al término del choque. Tanto intercambio de simpatías tiene mucho que ver en las respectivas refundaciones durante sus travesías por el desierto de la Segunda División B.

Amigos para siempre pero que jugarán al juego de las sillas en cuanto pite Prieto Iglesias. Un partido de los que esta Liga fabrica en serie: dos rivales necesitados, el de casa presionado por tener que sacar los tres puntos en su estadio, el visitante respirando por poder jugar sin la obligación de llevar la voz cantante y a la espera de hacer pupa a la contra. Los de Lucas Alcaraz, además, tienen el viento en contra: únicamente han ganado un partido este año en Los Cármenes (al Athletic) y han perdido cinco. Claro que los blanquiazules aún no saben lo que es vencer lejos de La Rosaleda. Por eso están donde están. Con 14 puntos el Granada y 13 el Málaga, aunque ambos saboreando su victoria en el tiempo de prolongación del pasado domingo.

Llueve sobre Lucas Alcaraz, pararrayos de una afición que a veces parece no saber disfrutar de llevar tres años consecutivos en la élite ni asimilar que su sino es sufrir las permanencias hasta el último metro. El problema endémico de los granadinos se detecta siempre en la radiografía de la temporada: Quique Pina aún no ha sido capaz de encontrar al goleador llamado a hacer que Ighalo siga siendo su mejor artillero desde el ascenso.

Tampoco acude con nueve testado Schuster. Confirmadas las bajas de Santa Cruz y El Hamdaoui, el gol blanquiazul hablará malagueño en Los Cármenes. Juanmi estaba antes en la rotación, pero el tanto salvador da cierta ventaja a Samu. Con ellos de examen, repetirán los demás para que el alemán siga intentando regar el bloque y la idea que le aportó más luz a su fútbol hasta ahora. Pawlowski saldrá de la cárcel y Portillo tendrá otra reválida para repartir a domicilio su fútbol valiente de La Rosaleda.

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