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De goleador a asistente

  • Tras ganarlo todo con el Barcelona, el capitán de la albiceleste buscará el primer título con su selección Sus compañeros elogian su generosidad

Lionel Messi parece estar preparando esa fase final de su carrera en la que al ser menos explosivo deberá compartir más y aprovechar su visión de juego y su precisión en el pase para beneficio de sus compañeros.

Lo está empezando a demostrar en el Barcelona, con el que ha tenido quizás su temporada más completa, y ahora en la Copa América con Argentina. El martes dio tres asistencias, pero participó de forma primaria o secundaria en los seis goles de su equipo contra Paraguay.

Messi, de 28 años, sólo marcó de penalti en el primer encuentro del torneo. Después, nada. "Es terrible lo que me cuesta hacer un gol en la selección", lamentó tras la victoria lograda ante Colombia en los cuartos de final, consumada en la tanda de penaltis.

Que no marque, sin embargo, no quiere decir que no sea influyente o decisivo, más bien al contrario. Lo es desde otra función. "Si no hace goles, da asistencias. Abrió la cancha en todo momento, estuvo siempre predispuesto a agarrar la pelota, a hacer la jugada de ataque. Esperemos que en la final él sea el que se destape", comentó el portero Sergio Romero sobre su compañero en la albiceleste, a quien los suyos esperan en plenas facultades para uno de los partidos más importantes de sus vidas.

Desde su privilegiada posición de guardameta con toda la perspectiva por delante, Romero lo vio claro el martes. Messi sacó la falta que sirvió a Marcos Rojo para marcar el 1-0. Rompió y asistió al espacio para el 2-0 de Javier Pastore. Inició el contragolpe que definió Di María, que anotó luego de nuevo gracias a un robo y conducción del astro. En el quinto tanto, también dio el pase previo al centro de Di María desde la izquierda que remató de cabeza Sergio Agüero. Y en el sexto, tocó lo justo la pelota para Gonzalo Higuaín. No sólo da el pase final, sino también el anterior, lo que se llama asistencia de hockey, término que también se usa para analizar el ataque de un equipo en la NBA.

"Creo que un futbolista como Leo tiene capacidad de ser importante en todo lo que el partido pida", dijo el seleccionador argentino, Gerardo Martino, que sabe que cuenta con un futbolista que, pese a ser considerado como el mejor del mundo, no deja de evolucionar.

Messi ha absorbido una filosofía de fútbol en Barcelona que se le inculcó de niño y que se sublimó con Pep Guardiola como entrenador. Tantos años compartiendo vestuario con Xavi y Andrés Iniesta, tantos años escuchando a técnicos como Frank Rijkaard, Guardiola, Tito Vilanova, Luis Enrique y al propio Martino han surtido efecto.

Pese a que sigue siendo capaz de hacer un slalom, sortear a varios contrarios y marcar un gol como si jugara solo, ha aprendido el valor de lo colectivo y que sería un pecado no aprovechar que juega al lado de Luis Suárez y Neymar en el Barcelona y de Di María, Agüero y Pastore con Argentina.

Con el Barça logró el triplete esta temporada anotando 56 goles en 56 partidos y dando 27 asistencias. La novedosa imagen de la temporada ha sido la de sus pases largos en diagonal desde la derecha para la entrada por la izquierda de Neymar y de Jordi Alba.

El 2 de mayo, un gesto. El Barcelona ganaba 6-0 en Córdoba y tenía un penalti a su favor. Messi, el lanzador oficial y en plena lucha con Cristiano Ronaldo por ser el máximo goleador de la Liga, dejó el lanzamiento a Neymar, que tras un partido esforzado pero aciago, se marchó a casa también con su gol. "Además de ser el mejor del mundo, piensa en lo colectivo", lo elogió Luis Suárez.

Esos pequeños detalles han forjado una química entre los tres delanteros que fue clave en la triunfal temporada azulgrana. Y Messi ha trasladado esa actitud a Chile con la albiceleste, donde cambia de nombres, pero no de socios capacitados. Di María, Pastore, Agüero e Higuaín se benefician ahora tanto como Suárez y Neymar.

Messi, prolífico de azulgrana en duelos decisivos, no hace un gol en instancias eliminatorias de un torneo con su selección desde hace ocho años, en la semifinal de la Copa América 2007 ante México. Pasó todo el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Copa América 2011 sin marcar, y en Brasil 2014 sólo anotó en la fase de grupos.

"No necesita ser el goleador del equipo para estar feliz", aseveró Martino, que con el abanico de delanteros de que dispone también ha aprendido a sacar provecho de la otra cara de su estrella.

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