Luis Atienza

"El crecimiento de la demanda eléctrica será esta década la mitad que la pasada"

  • En 2011, España va a superar el consumo de antes de la crisis; pero, con la recuperación económica, el PIB crecerá más que el gasto eléctrico.

Licenciado en Económicas por la Universidad de Deusto, de la que después fue profesor, Luis Atienza (Trespaderne, Burgos, 1957) ha sido consejero de Economía en el Gobierno vasco, secretario general de Agricultura y de Energía en el Gobierno de Felipe González, de quien fue ministro de Agricultura y Pesca. Vinculado a Andalucía a través de la Fundación Doñana 21, que presidió de 1997 a 2008, es presidente de Red Eléctrica Española desde hace siete años.

-Los 865 millones de inversión del año pasado son un récord.

-Hemos batido un récord, pero nuestro plan estratégico marca una velocidad de crucero de 800 millones de euros al año. Dependerá de las autorizaciones, que son procesos complejos. El ritmo inversor ya lo hemos alcanzado; mantendremos estos 800 millones anuales para el conjunto de la década.

-¿Por qué?

-Las tasas de crecimiento de la demanda eléctrica serán esta década la mitad que en la pasada. El crecimiento de la demanda será mucho más moderado, por el efecto del ahorro y la eficiencia energética. Sin embargo, el cambio en el mix de generación hacia más renovables es muy demandante de red.

-¿Porque son poco previsibles?

-Hacen que el origen/destino de los flujos eléctricos cambie mucho en función de las condiciones climatológicas. Cuando una borrasca entra por el Golfo de Cádiz, la producción eólica de Andalucía se dispara y el efecto sobre nuestro sistema eléctrico es como si de repente trasladáramos allí seis o siete centrales nucleares.

-Pero la borrasca se mueve...

-Por tanto, los flujos eléctricos que hay que gestionar son para llevar la energía eléctrica desde Andalucía hasta el resto de España por la mañana, y quizá desde el valle del Ebro por la tarde.

-Y eso nos obliga a tener una red más tupida.

-La red para gestionar muchas renovables es mayor que la de un sistema convencional. La red no llega al 5% del coste total del sistema eléctrico, pero hay que tenerlo en cuenta y tiene un impacto paisajístico, obviamente.

-Que es una contradicción de la apuesta por las energías limpias.

-En el otro lado de la balanza hay que poner que tiene un sobrecoste de desarrollo de la red de transporte y el impacto paisajístico. Con la red de transporte que tenemos no podemos conseguir el 40% de electricidad procedente por energías renovables en 2020.

-Puntualmente, sí.

-Lo podemos conseguir si llueve mucho, pero en un año hidrológico normal, para conseguir el 40% de renovables en 2020, necesitamos que el 23/24% provenga del viento, la solar debería ser de un 7/8% y otro 7/8% del agua. El año pasado la eólica fue del 16%, la solar menos del tres y como fue un año particularmente lluvioso, tuvimos otro 16% de hidráulica.

-¿Cómo va a ser 2011?

-Este año vamos a recuperar el nivel de consumo eléctrico de antes de la crisis, el de 2008, aunque hemos empezado muy flojos en el primer cuatrimestre. En 2009 la demanda cayó un 4,3%, en 2010 subió un 2,9.

-¿Cómo va a crecer en esta década la demanda de electricidad?

-En esta década las tasas de crecimiento serán del 2% anual. Venimos de tasas del 4 y el 5. Las medidas de ahorro y eficiencia energética van a tener la suficiente intensidad como para pasar de un crecimiento de la demanda eléctrica superior al del PIB, a lo contrario.

-Pero la electricidad gana peso en el consumo moderno.

-Eso juega a favor de la demanda eléctrica. Sustituimos otras formas de energía por la electricidad en las calefacciones o en las cocinas.

-Todo esto sin esperar al vehículo eléctrico.

-Sin esperar al futuro, hoy día la tendencia es que nuestro consumo se electrifique. Eso se ve compensado por el hecho de que electrodomésticos, sistemas de climatización, bombillas de viviendas o semáforos de ciudades, son cada vez más eficientes.

-Pero en 2020 los coches eléctricos gastarán mucha electricidad.

-Es difícil estimar cuál va a ser el nivel de penetración en el parque de vehículos para 2020, pero los estudios internacionales más relevantes hablan de entre el 5 y el 10%.

-¿Podrán hacer 500 kilómetros sin necesidad de repostar?

-Habrá híbridos enchufables, que se podrán recargar en el enchufe y que tendrán un pequeño motor, que no será de tracción sino de recarga de batería.

-Ya este año habrá coches eléctricos a la venta.

-Para tráfico ciudadano.

-¿Y estas baterías serían adaptables al hogar, para cargar durante la noche?

-Podemos hacer ejercicios de ficción sobre por dónde puede ir el futuro. Pero lo más importante es que el vehículo eléctrico es un elemento nuevo para el sector, que va a tener mucha más importancia la próxima década que esta.

-Y que está aquí para quedarse.

-Sobre todo en el ámbito de las ciudades. En 2020 en todas las grandes capitales europeas será prácticamente prohibitivo desde el punto de vista económico, porque estará gravado específicamente, entrar en su núcleo urbano con un motor de combustión interno. Por razones de ruido y calidad del aire. Costará dinero, como ahora en Londres. Eso se generalizará.

-Por la presión ciudadana.

-Es que la diferencia para el ruido y la calidad del aire es tan brutal... Significa desplazar las emisiones del transporte en superficie fuera de las ciudades, a las centrales de generación. Y para la demanda eléctrica no será un problema, porque estos vehículos se cargarán por la noche, que es cuando no se usan.

-Y la electricidad será más barata.

-También; pero sobre todo, nuestras redes están muy vacías por la noche y muchas centrales de generación están paradas. Existe una capacidad excedentaria por la noche, que es la que se podrá aprovechar a un coste más bajo para la recarga de estos coches.

-¿Esos vehículos pueden ser las baterías de las casas?

-Se podrá comprar energía por la noche y devolverla al sistema eléctrico por el día, para el consumo doméstico propio o de los demás. Será un beneficio complementario que podrá obtener el propietario del vehículo, que le ayudará a rentabilizar la inversión en la batería.

-Si la inversión anual de REE es de 800 millones, a Andalucía le corresponderían unos 150...

-La primera prioridad es la interconexión con Francia, pero en Andalucía hay previstas obras hasta 2015 por valor de 650 millones.

-¿Dónde?

-Estamos haciendo, entre otras, la alimentación a la Bahía de Cádiz. Y están previstas inversiones en Jaén, subestaciones en Úbeda, Guadame, Andújar y Olivares. En Granada, el eje Caparacena, Baza y La Ribina. En Sevilla, la conexión de la central de Almaraz con Guillena. En Huelva, la interconexión con Portugal desde Puebla de Guzmán.

-Esto genera otras inversiones.

-Lo más relevante no es la inversión que nosotros hacemos, sino exactamente eso, la inversión adicional que hacemos posible: plantas termosolares o de biomasa, parques eólicos, que se están desarrollando en Andalucía.

-¿Sigue veraneando en Garoña?

-Es que soy de allí, de Trespaderne, a 15 kilómetros de la central, que se construyó en mi infancia. Veraneo allí y seguiré haciéndolo. Soy ciclista de la zona, de Las Merindades, y me noto cada vez mejor.

-¿Ha cambiado el concepto de seguridad después de Fukushima?

-Cambia la valoración que la sociedad hace de las diferentes tecnologías. En esto no hay verdades absolutas. La visión de cada sociedad depende de estar en el centro de Europa o estar en la periferia, tener recursos fósiles propios o no tenerlos, depender del gas de Argelia o del gas de Rusia. Cada país tiene un determinado sentimiento de cuál es su vulnerabilidad energética y pone en la balanza la contribución de las diferentes tecnologías a su seguridad de suministro.

-Y de la contribución de esas tecnologías al medio ambiente.

-Y una mayor o menor disposición a pagar los costes de la seguridad de suministro o de la lucha contra el cambio climático. Y una mayor sensibilidad a los riesgos asociados a determinadas tecnologías.

-¿Fukushima altera eso?

-Altera la visión del conjunto de la sociedad con certeza. Porque contingencias que parecía que no podían llegar a producirse, se han producido.

-¿Altera su posición personal sobre las ventajas de la energía nuclear en España?

-No. Pero tiene sentido darle una vuelta a los famosos test de resistencia, para ver si hay contingencias que se habían despreciado por remotas o muy poco probables, que pueda merecer la pena revisar.

-¿Por ejemplo?

-Hasta ahora, nuestro concepto de relación de una central nuclear con la red de transporte era para asegurar la capacidad para evacuar su producción. Pero el tsunami y la crisis de Fukushima han puesto de relieve el carácter crítico que tiene la alimentación eléctrica a las propias centrales. Tenemos que ver si la red es suficientemente robusta. Lo hemos empezado a analizar con el Consejo de Seguridad Nuclear.

-Eso nos llevará a que en todo el mundo los criterios de seguridad se eleven.

-Primero se revisarán. En algunos casos, se elevarán. Y en todo caso, se van a retrasar los proyectos de nuevas centrales en todo el mundo desarrollado, sobre todo en aquellas sociedades que sienten menos angustia por su suministro energético. Habrá retraso y más coste.

-¿Y en los demás?

-En los países en los que su demanda eléctrica está creciendo mucho y además les cuesta producir toda la energía que su mercado está pidiendo, las urgencias van a hacer que esta reflexión sea o más acelerada o menos exigente.

-Ha mencionado que la conexión con Francia es una prioridad.

-Una prioridad absoluta. Las inversiones más importantes que el sistema español tiene que hacer en esta década, son las conexiones con Francia. Más que ninguna central, planta solar o parque eólico.

-Francia hasta ahora se resistía.

-Ahora ya no.

-¿Por qué es tan importante?

-Porque permite contar con el respaldo del sistema eléctrico integrado más importante del mundo, que es el sistema europeo, para poder compensar la variabilidad de nuestras renovables.

-Ahora mismo es muy poco.

-Es un 3%. Y cuando decimos con Francia, hablamos del que está al otro lado de la frontera, pero es el sistema europeo que va desde Turquía a los Bálticos y desde Ucrania hasta Marruecos, Argelia y Túnez.

-Y estamos en la periferia.

-Junto a un sistema que es diez veces más grande que el español. Por tanto tiene una capacidad casi ilimitada para compensar la variabilidad de nuestras renovables.

-¿Cuál es el problema?

-Que nuestras interconexiones con Francia son un cuello de botella. Son 1.400 megavatios, cuando la diferencia entre un día ventoso y uno de anticiclón para las plantas eólicas españolas son 15.000. Nuestro sistema está llegando al límite en su capacidad de gestionar internamente la variabilidad de sus renovables. Porque es sistema eléctrico tiene que ser capaz de establecer el equilibrio instantáneo entre la oferta y la demanda.

-¿A cuánto aspira a ir en la interconexión con Francia?

-Estamos empezando a construir un proyecto que estará listo en 2014, y duplicará nuestra capacidad de interconexión. Pero ahí no nos podemos quedar. Nuestra previsión es que para poder gestionar un sistema como el nuestro que va a pasar de 20.000 megavatios de eólica a 35.000 para 2020, más unos 15.000 megavatios de solar, necesitamos para el final de la década unos 6.000 megavatios de conexión con Francia.

-Habrá que volver a duplicar.

-Habrá que hacer dos líneas más, una submarina por el Golfo de Vizcaya y otra por los Pirineos.

-La red de transporte europea es una necesidad estratégica.

-En el sistema integrado de dentro de 10, 15, 20 años, habrá una gran capacidad de solar en sur y una potencia eólica más repartida pero con predominio en el Mar del Norte. Para eso necesitamos la superred europea. Y en eso vamos por delante. Somos la empresa líder mundial en la integración de energías renovables. 

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