España

Los populares se distancian del pacto

EN vísperas de que la comisión gubernamental, formada por la vicepresidente Salgado y los ministros Blanco y Sebastián, se reuniera con las fuerzas políticas parlamentarias para negociar un Pacto de Estado con cuatro patas, la sesión de control del Gobierno de ayer sirvió, fundamentalmente, para que el PP escenificara, si cabe, un mayor distanciamiento del Gobierno.

De entrada, ausente Rodríguez Zapatero (y, por ende, Rajoy), la portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, dirigió su interpelación a la vicepresidenta económica y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, y no a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. El ninguneo de los populares a la número dos del Gobierno, basado en su pérdida de peso político, que celebran, dicho sea de paso, algunos significados barones socialistas, contó con la ausencia de la afectada que, con la agenda parlamentaria liberada, se desplazó a Bruselas para participar en un acto del Grupo Socialista en la devaluada presidencia española de la Unión Europea.

Sáenz de Santamaría intentó hincarle el diente a Salgado planteando las contradicciones existentes entre las previsiones económicas del Gobierno y las formuladas por el Banco de España y la CE. A su juicio, 48 horas después de que el presidente del Gobierno anunciara en la Cámara Baja el final de la crisis, "el Banco de España enmendaba la plana a Zapatero". Y Almunia también.

Después de subrayar que, "a cuenta de la deuda pública", empresas, autónomos y familias tienen problemas de crédito, la portavoz popular calificó de "caos" y "desgobierno" los "anuncios" y los "correspondientes desmentidos" en la presentación del Plan de Estabilidad ante la UE. Con este análisis, le pidió a Salgado que explicara en qué ha fallado la política económica, y dejó claro que de pacto, nada de nada.

La vicepresidenta económica le respondió que el Gobierno no se arrepentía "en absoluto" de las medidas de estímulo económico ni, "por supuesto", por las de protección social a los desempleados, y entró en detalles sobre la referencia al banco emisor: "Su falta de rigor le lleva a considerar como previsión (del Banco de España) lo que es únicamente una noticia aparecida en un medio de comunicación". "Claro que han estado ustedes estos últimos días muy ocupados dilucidando a quién preguntaban, como si eso tuviera la más mínima importancia. Señoría, un poquito más de rigor y de arrimar el hombro", agregó la vicepresidenta.

Sáenz de Santamaría se aferró al barco que hacía aguas que utilizó metafóricamente el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, para retratar a la economía española, y exigió al Gobierno que rectifique "urgentemente" y por el bien de España. Muy patriótico.

Comedida y cortita, Salgado resaltó las contradicciones entre Sáenz de Santamaría y Montoro sobre el papel del Banco de España, e insistió en que "no hay previsiones del Banco de España para 2010 distintas a las que hizo en abril de 2009". "En ese momento preveía para este año una disminución del PIB del 1%. Si ahora es un 0,5% como usted plantea en su pregunta, algo hemos mejorado. Además de eso, le digo que previsión es menos 0,3%, compatible con crecimientos en todos los trimestres. Eso es lo que al parecer les duele", explicó la vicepresidenta económica.

Del resto de la sesión de control destacó la batería de preguntas de los diputados populares al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien el PP da por muerto. Rafael Hernando le preguntó sobre la detención de extranjeros en situación ilegal, y los Ignacios, Cosidó y Gil Lázaro, le atacaron con el caso Faisán.

Como era de esperar, Pérez Rubalcaba, que tiene en su haber el ser el ministro más valorado del Gobierno socialista y sujeto alternativo a Rodríguez Zapatero, sufrió con las interpelaciones sobre el supuesto chivatazo policial a ETA, y se escudó malamente en el comparativo de detenciones de etarras de las dos últimas treguas -50 más en la última que en la de 1999-. Y eso que los populares le señalaron a él y a Rodríguez Zapatero una equis que equiparaba a Faisán con los GAL.

En esta sesión de control faltaron las disculpas de los diputados del PP al vicepresidente tercero (no hubo preguntas). Pero, como al parecer lo de la artillería andaluza de Arenas era política responsable de oposición y de altura en el Congreso, bien mirado, debió ser Chaves quien pidiera públicas disculpas por todos los pecados, incluidos los de la Expo y los de Blas Infante.

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