Málaga

Aeronaves en tierra firme

  • La Base Aérea Militar realizó ayer su primera jornada de puertas abiertas, en la que se pudieron ver de cerca los aviones del Ejército y subir a un emulador aéreo

Hablar del Festival Aéreo Internacional de Málaga sin hacerlo de la Base Aérea no es posible. Por este motivo, la organización quiso ayer abrir sus puertas al público para permitir a todo aquel que tuviera curiosidad, poder ver de cerca los aviones más emblemáticos del Ejército del Aire, que participarán hoy en el festival. Era la primera vez que la Base Aérea Militar del Ejército del Aire realizaba una jornada de puertas abiertas en la ciudad, y una de las sorpresas que presentaba esta edición.

El Canadair CL-215T Botijo, uno de los pocos aviones anfibios del mundo, abría la exposición con su grotesca forma -nada aerodinámica, a simple vista- y su amarillo chillón. Familiarmente, se le conoce como barco con alas, pues puede posarse sobre el mar y pantanos y repostar 6.000 litros de agua en 9 segundos. Se trata de una unidad de alerta para la lucha contra incendios y en Málaga se dispone de dos ejemplares.

Para distintas misiones, entre ellas la evacuación médica, el rescate en paracaídas o el control de fronteras, sirve el CASA C-212 Aviocar, una aeronave capaz de aterrizar en 72 metros, poco más de la mitad de un campo de fútbol. También con gran variedad de misiones, destinadas a la evacuación y al transporte, se exponían dos Eurocopter EC 120 Colibri, helicópteros especialmente silenciosos, que se utilizan como unidades militares para entrenamiento; por lo que hoy podrán verse haciendo un tornado, un tiovivo o un dos contra uno.

El avión de caza más abundante en el Ejército español, el McDonnell Douglas F/A-18 Hornet, puede escalar el Everest en 35 segundos y su aceleración es tan grande que, durante el vuelo, el piloto debe soportar hasta siete veces su peso. En cuanto a la velocidad, destacaba el Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon, que puede alcanzar hasta 2.414 kilómetros por hora, lo que le permitiría cruzar España, de norte a sur, en menos de media hora.

Los materiales de guerra, así como los equipos de supervivencia y rescate por mar y tierra, utilizados para misiones en Afganistán, también estaban expuestos. Bengalas, mantas térmicas, cascos, bombas de oxígeno y hasta repelente de tiburones. Además, se podía intentar encontrar la palanca de aceleración de un avión, constatar la resistencia de una rueda a ser pinchada, ponerse un traje inflamable de bombero o abrir la caja negra de un avión -que resultaba ser naranja-.

Uno de los atractivos era el emulador Patrulla Águila, un simulador de vuelo para hacer sentir a los ocupantes la impresión más parecida a la vivida por un militar piloto del Ejército del Aire. Sin embargo, este simulador no era apto para embarazadas, menores de 1,07 metros, mayores de 110 kilos o aquellos con claustrofobia, epilepsia, asma, o algún otro tipo de enfermedad crónica. La atracción, además, no estuvo disponible durante toda la jornada, por lo que sólo fueron unos pocos afortunados los que pudieron disfrutar de ella.

Este hecho, unido a las grandes colas de más de horas y media para entrar a las cabinas disponibles de las aeronaves, decepcionó a muchos de los visitantes. "Sólo se puede entrar en tres aviones, por lo que se forman grandes colas. El emulador, además, lo han cerrado a media mañana, con lo cual, no podemos utilizarlo porque no vamos a estar aquí todo el día" se quejaba Damián Álvarez. A este respecto, uno de los escoltas de las Fuerzas Aéreas, explicaba que "en los aviones de carga sí se puede subir la gente; pero en los demás no, porque, al ser más pequeños, sería imposible aglutinar a todo el mundo". Del mismo modo, añadió que "se trata de ver los aviones y hacer fotos; luego, si hay suerte, puedes montarte".

Aún así, fueron muchos los que salieron complacidos. "Me ha parecido una iniciativa muy original, porque muy pocas veces se tiene la opción de ver tan de cerca aviones de este tipo; algunos, incluso, por dentro", pronunciaba Juan Prieto. "Sin embargo, lo que más me ha sorprendido es que los helicópteros sean capaces de hacer loopins". En este sentido, uno de los técnicos de armamento, en cuya insignia aparecía su grupo sanguíneo, reconocía que "hay una imagen del piloto en la que se le pinta de superhumano, pero cuenta con muchos computadores que le facilitan los datos, por lo que sólo se necesita preparación".

La jornada fue tranquila y concurrida, amenizada por los aterrizajes y despegues del aeropuerto, que aportaban a la escena la imagen y la banda sonora propias de un festival de aviación. Bombas, misiles y aeronaves militares, muchas de ellas de los años 70, cuya forma aerodinámica dotaba a muchos de ellos -los terminados en punta- de capacidad para traspasar la velocidad del sonido. Puras turbinas con alas. Un buen aperitivo para el comienzo del festival.

espectáculo en el aire

Málaga estará hoy atenta al cielo desde las 10:00 a las 14:34, cuando se espera que finalice el Airshow 2010, la gran joya del Festival Aéreo Internacional de Málaga. 35 aviones participarán en el espectáculo y unos 90 pilotos y 60 mecánicos especializados harán posible la exhibición de maniobras y acrobacias aéreas, que podrán verse desde la playa de La Malagueta y la Caleta.

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