Málaga

Bandera verde para niños y ancianos

  • Los taxis del aeropuerto transportan a familias con críos, discapacitados o personas mayores

Unos 200 taxis cubren el aeropuerto de Málaga. Ayer, con los servicios mínimos establecidos por el propio sector, apenas llegaban a unos 40. Así que no había vehículos para todos. Los taxistas sólo recogían a familias con niños, ancianos, embarazadas, enfermos y personas con discapacidad. Los demás eran informados y derivados amablemente por trabajadores de Eulen al tren o al autobús. "They are on strike (están en huelga)", repetía una y otra vez un empleado de la empresa.

Magnolia Rose, una colombiana que venía de Londres, tuvo que tomarse el autobús. "Yo hablo español, pero para aquellos que no hablan el idioma, esta situación es más difícil", afirmaba. Clare también llegaba de Inglaterra con su marido y sus hijos adolescentes. Tuvieron que tomar el tren. "No es bueno para una ciudad turística, pero tienen derecho a la huelga y nosotros tenemos otras opciones para desplazarnos", afirmaba.

Pero no todos los viajeros se mostraban tan comprensivos. Jorge, vecino de Cerrado de Calderón, llegaba de Nueva York con su familia. Como sus hijas ya no eran niñas, los derivaban al tren o el autobús. "Esto es un desastre para el turismo. Da muy mala imagen". Mohamed acababa de aterrizar procedente de Melilla para pasar cuatro días en el centro de Málaga. "Esta huelga es una catástrofe. Vamos a probar irnos en autobús porque si no, nos vamos a tener que quedar a dormir en el aeropuerto".

Steve, Paul y James -tres veinteañeros- llegaban de Estados Unidos y no salían de su asombro de que en una ciudad turística como Málaga no pudieran tomarse un taxi para llegar a su destino. Ni tampoco Sophie, una galesa que venía a ver a su madre que reside en Benalmádena. Como no era anciana, ni discapacitada ni traía niños, la derivaban al tren. "Esto no es bueno para el turismo", criticaba.

Durante la madrugada -desde la medianoche hasta las seis de la mañana, en que no hay autobuses ni trenes- los taxistas han decidido que recogerán pasajeros.

Ayer, había una fuerte presencia policial en el aeropuerto, tanto de agentes nacionales como locales. De hecho, un furgón de la Policía Nacional permaneció toda la jornada junto a la parada donde se recogían viajeros. Eva Torres, taxista, exigía a las administraciones que tomen medidas para atajar el avance de las empresas como Cabify o Uber: "Nos estamos ganando la vida y ellos nos están robando". La huelga del sector en Málaga es local, pero saca a la luz un conflicto nacional: el de los taxistas con las empresas de turismo con conductor (VTC).

Pero en el aeropuerto de Málaga se suman además los piratas, conductores ilegales que buscan hacer su agosto y que estos días con la huelga han proliferado. Los taxistas montan grupos para localizarlos y avisan a la Policía para que los identifique y los multe. "La Junta nos prometió una barrera para controlar el acceso y que solo accedieran los vehículos legalizados para recoger pasajeros. Han pasado dos años y seguimos esperando", se quejaba Manuel, un taxista. Un compañero también criticaba la falta de control en los accesos a la terminal aérea. "Aquí puede venir cualquier loco, montarse en un bordillo y liar una zapatiesta". Y no se refería a Uber ni Cabify...

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