Málaga

Encuentros de arte vivo

Los encuentros de arte de Genalguacil cumplen con la presente edición 15 años de historia. Este tiempo ha sido suficiente para que este pequeño municipio, situado en las últimas estribaciones de la Serranía de Ronda y limítrofe con la Costa del Sol, se haya convertido en un auténtico museo al aire libre. Todo ello gracias a la impronta dejada en sus calles por los artistas de diferentes estilos y nacionalidades que han pasado por allí durante este tiempo. En esta ocasión son una docena de creadores los que han comenzado a dar forma a la obra de arte que quedará para siempre entre las calles blancas de este municipio, engrosando así un larga lista de creaciones que reciben al visitante desde la entrada de la localidad y que se van descubriendo conforme se recorren sus callejuelas y rincones.

Para 2010 los encuentros siguen teniendo carácter internacional, y entre sus participantes hay representantes de Argentina, Holanda y Alemania, aunque los artistas nacionales son mayoría. Entre ellos también hay una representación de las futuras promesas malagueñas, que está a cargo de Rubén Espada y Cristina Mengod, que se ganaron su derecho a participar al ganar el concurso que ofertaba la Facultad de Bellas Artes de la universidad malagueña. Precisamente, su trabajo es uno de los que se sale de la tónica habitual, ya que han querido dar unidad a los habitantes del municipio mediante sus firmas. Ahora, todos quieren tener la camiseta que ha sido diseñada con las rúbricas de los vecinos y muchos tratar de reconocer su signatura. Es precisamente ese el momento que capta Cristina con su cámara para finalizar su peculiar obra con la los gestos de cada vecino a verse reconocido.

Mientras tanto, encerrada en la vieja cooperativa de castañas la gallega, Zaira Barcia prepara su obra. En estos días se afana en hacer una recreación de diferentes rincones del municipio sobre cajas de cartón. "Va cambiando conforme voy conociendo más el pueblo", comenta. No obstante, esta maqueta no será su trabajo. La obra real serán las imágenes que graben de los vecinos mientras observen la reproducción una vez que sea colocada en algún rincón que todavía no tiene elegido. A pocos metros de ella se encuentra, Raquel Lara, una extremeña que ha apostado por realizar un trabajo mucho más fácil de apreciar para los neófitos en el arte. Su representación del perfil de las montañas que rodean Genalguacil ya ha comenzado a fraguarse. Una vez terminado, será la meteorología la encargada de darle el aspecto final a esta obra.

Pero este año las representaciones de pinturas sobre las paredes blancas del pueblo tienen una gran presencia. Son los casos de la argentina, Verónica Aguirre, con una marcada influencia de arte manga que mezclará con algo tan autóctono como un castaño; la madrileña, Estela López, que apuesta por llevar el paisaje natural al interior de los edificios; o la local, Ute Seidel, cuya obra comienza a tomar forma de forma suave con los primeros trazos y sin que termine de apreciarse su objetivo final. En una situación similar se encuentra los jerezanos, Manuel Terroba y Jesús Olmedo, con una escultura de hierro que ya toma forma antes de coronar uno de los muros libres del pueblo.

De momento, las figuras siguen evolucionando influenciadas por la interrelación de los artistas con el medio y sus gentes, hasta que el próximo 14 de agosto queden finalizadas y amplíen este museo único.

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