La crisis, según los estudiantes de Económicas

Europa endeudada

LA principal causa del déficit fiscal es el endeudamiento de un Estado que gasta más dinero del que recauda a través de los impuestos. Las consecuencias más comunes son que el Estado, para mantener el mismo nivel de gastos (en educación, sanidad, infraestructuras, etc.) debe endeudarse y conseguir dinero emitiendo deuda pública, que se pagará en los próximos años. No está mal endeudarse si se pretende construir infraestructuras que serán utilizadas por las generaciones futuras (se comprende que si nuestros hijos van a utilizar una autopista o un aeropuerto o cualquier otra infraestructura; lo lógico es que algo paguen). Lo que está mal es endeudarse para el pago de los gastos corrientes. La energía eléctrica, el funcionamiento de la administración actual, etc.; son gastos de los que se benefician los habitantes actuales, y que no deben pagar los ciudadanos futuros.

Estos últimos meses, los mercados financieros han puesto sus miras en la crisis griega y en las posibles repercusiones sobre la zona euro, después de que varias autoridades europeas reclamaran austeridad fiscal al país, acusado además de ocultar su incumplimiento de las metas impuestas por el Tratado de Maastricht. El presidente del BCE ya advirtió sobre el exceso de endeudamiento de varios países de la zona monetaria. La canciller alemana apuntó directamente a Grecia, señalando que ese país debía incrementar sus medidas de ajuste fiscal. Aparecen numerosas opiniones advirtiendo sobre la posibilidad de la salida de Grecia de la zona del euro. El problema del déficit fiscal está afectando a los países desarrollados más débiles. Es así como ha surgido el grupo de los PIGS, (Portugal, Irlanda, Grecia y España), todos ellos con altos déficits públicos y crecientes deudas. El caso griego es el más mencionado al encontrarse al borde de la "insolvencia", a menos que sea rescatado por el resto de la comunidad europea (básicamente Alemania y Francia). La tragedia griega se resume en lo siguiente: un déficit público de más del 12% del PIB y una deuda de aproximadamente el 125% del PIB.

Hay que entender que un déficit público y la deuda que conlleva no son indeseables en sí. El punto ideal es establecer cuáles son los niveles de endeudamiento sostenibles a largo plazo por una economía, dada su estructura y política fiscal. La crisis griega como todas, no es sólo un riesgo, sino también una oportunidad de aprender lecciones para que la eurozona madure y ponga mayor énfasis en el equilibrio fiscal de sus países miembro y fortalezca la coordinación de sus políticas económicas. En un informe del Barclays Capital, se hablaba del "regalo griego". Se subrayaba que gracias a los problemas de déficit y deuda que está sufriendo el país mediterráneo, los europeos se han dado cuenta "de los límites de la paciencia de los inversores respecto a los recalcitrantes gobiernos". Según este informe, como consecuencia de la crisis, se ha comenzado a mirar con lupa el déficit del resto de los países y se han revisado las políticas económicas más allá de 2011. "Los hechos ocurridos en los cinco últimos meses han delineado las fronteras de la política fiscal, mostrando que ninguno de los países con mayores déficits tienen la posibilidad de escapar a los límites fiscales en los próximos años". Hay que buscar el lado positivo de la "tragedia" griega, "los mercados disciplinan a los países y a los gobiernos", "la crisis nos ha enseñado que el hecho de tener el euro, no implica que vayamos a tener financiación sin importar nuestra disciplina", porque la moneda única, "no es la divisa de ningún país, depende de un banco central que no va a rescatar a sus miembros".

Ha llegado el momento de "enderezar las cosas" y si se hacen bien, tras la crisis griega, "el Euro podría posicionarse como la divisa mundial dominante". Una ola de austeridad fiscal se precipita sobre Europa. La magnitud del déficit presupuestario ha tomado a todos por sorpresa. Pero pese a las protestas de los antes defensores de la desregulación, que quisieran que el gobierno siguiera siendo pasivo, la mayoría de los economistas creen que el gasto público ha tenido un impacto positivo que ha ayudado a evitar otra Gran Depresión. Hay que evitar fijarse solamente en las deudas de un país, también hay que ver sus activos. Esto debería servir para responder a los halcones del sector financiero que están dando la alarma sobre el gasto público. Después de todo, incluso los halcones del déficit reconocen que deberíamos concentrarnos en la deuda nacional de largo plazo y no en el déficit actual. El gasto, especialmente en inversión educativa, tecnológica y en infraestructuras, puede realmente conducir a la disminución del déficit de largo plazo.

Finalmente, el tamaño adecuado del déficit depende en parte del estado de la economía. Una economía con poco dinamismo requiere de un déficit mayor. Pero las previsiones son siempre difíciles, en especial en tiempos tan complicados. Lo que ha sucedido no es (por suerte) algo que ocurra todos los días; sería una tontería mirar las pasadas recuperaciones para predecir la actual.

No obstante, incluso con déficits importantes, el crecimiento económico en Europa es anémico, y las previsiones de crecimiento del sector privado indican que en ausencia de un apoyo continuo del gobierno, existe el riesgo de un estancamiento sostenido, es decir que el crecimiento sea demasiado débil para que el empleo vuelva a sus niveles normales pronto. Si estas previsiones son equivocadas y se da una recuperación más sólida, entonces se podrían reducir los gastos y/o aumentar los impuestos. Pero si son correctas, entonces una "salida" prematura del gasto deficitario podría conducir nuevamente a la economía a la recesión. En muchos países las perspectivas de una recuperación sólida son, en el mejor de los casos, para uno o dos años. Por el momento, la economía es clara: reducir el gasto público no es un riesgo que valga la pena tomar.

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