El debate abierto en torno a la proyección de una torre hotelera de 135 metros de altura en el suelo del dique de Levante, en el puerto de Málaga capital, se abre a la participación de un actor que puede ser clave: el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Histórico-Artísticos (Icomos). Dos miembros de este organismo no gubernamental, cuya labor de asesoramiento a la Unesco es reconocida, visitan desde ayer la capital de la Costa del Sol para elaborar un informe específico sobre el posible impacto visual de esta construcción.

"No se trata solo de ver el impacto sino de conocer el proceso, ver la vinculación que esta actuación y su posible afección sobre una ciudad que tiene 3.000 años", cuenta Víctor Fernández, uno de los dos técnicos de Icomos presentes en la ciudad, que llama la atención sobre la evolución que ha tenido la capital en las últimas décadas, "que de ser muy vapuleada en los años 60 y 70, en los últimos años ha tenido importantes mejoras en el Centro, en la integración puerto-ciudad". "Por eso nos interesa saber qué representa esta pieza en el modelo urbano", añade. En este mismo sentido, sin profundizar en su razonamiento, sí consideró que la apuesta por el hotel-rascacielos puede "descuadrar un poco" en la línea de acción de una ciudad cuya apuesta está seriamente vinculada a la cultura.

Para poder disponer de todos los detalles en torno a esta intervención, impulsada por un grupo de inversión de origen catarí y avalada por la Autoridad Portuaria y por el Ayuntamiento, ambos técnicos mantuvieron ayer encuentros con los responsables de la Gerencia de Urbanismo (que acaba de remitir a la Junta el estudio medioambiental encargado por el Puerto), de las academias de las Artes de San Telmo y de Ciencias, así como con el colectivo Defendamos Nuestro Horizonte.

Precisamente, es esta organización la que solicitó meses atrás la intervención de Icomos en la discusión. Uno de sus representantes, Matías Mérida, profesor de Geografía de la UMA, puso el acento en la afección que el rascacielos tendría sobre el paisaje, "como parte del patrimonio de la ciudad".

Este fue uno de los argumentos empleados en el encuentro con los técnicos de Icomos, en el que se subrayó el valor del emplazamiento. "Es un lugar central de la ciudad, porque está organizada en torno a la bahía, no se trata de un espacio periférico", expuso, señalando que la edificación "rompería las perspectivas visuales que hay desde la ciudad hacia el mar y desde el mar a la ciudad". A ello sumó el carácter histórico de estas perspectivas, apuntando que desde el siglo XVI "la mayoría de las representaciones del paisaje de Málaga tienen como punto de visión la bahía; son vistas con un componente histórico muy importante y eso en muchos lugares de Europa sirve para aportar calidad al paisaje".

La información que se extraiga de las reuniones, que hoy tienen su continuidad con representantes de los grupos municipales, permitirá a los técnicos del organismo internacional disponer de una base sobre la que redactar un informe específico. El mismo será objeto de una labor colegiada y en la que participan especialistas en diversas materias.

Cabe precisar que el citado documento, que podría ser una realidad en el plazo de varias semanas, no es vinculante y no necesariamente será tenido en cuenta por parte de las administraciones competentes en la autorización y tramitación del hotel. Sobre ello, Fernández pone dos ejemplos sobre la mesa. El de Sevilla, donde Icomos informó negativamente a la Torre Pelli, por su afección sobre el espacio histórico de la capital hispalense, a pesar de lo cual se acabó construyendo; y el de Oviedo, donde se proyectaron tres rascacielos en las proximidades de la Catedral, iniciativa que fue finalmente rectificada ante el pronunciamiento del ente.