Málaga

"Parece lógico que se hubiesen auditado todas las obras del Puerto"

  • El hasta hoy director del Puerto asegura que en ningún caso ha pretendido "levantar las alfombras" y destaca la delicada situación económica en la que se encuentra el recinto

Tras casi cuatro años como director del Puerto de Málaga, hoy, previsiblemente, será el último día de José Antonio Caffarena en su puesto. En este intervalo, y después de una dilatada experiencia al frente del Puerto de Algeciras, ha sido el responsable de que llegasen a manos de la Fiscalías presuntas irregularidades en dos de las grandes obras ejecutadas en el recinto, el atraque sur de la estación de cruceros y el Muelle de Contenedores. En ambas se estima, presuntamente, un desfase cercano a los cinco millones de euros. E impidió, admite, que se contratase una obra de reparación por un valor cuatro veces superior al que finalmente tuvo su ejecución.

-Si no hay sorpresas de última hora, usted será destituido hoy como director del Puerto de Málaga. ¿Cómo lo afronta?

-Personalmente no tengo nada que objetar. Soy alto cargo y sé que la duración del director de un puerto es hasta el próximo consejo de administración. Profesionalmente he estado en el Puerto de Algeciras cerca de veinte años, la tercera parte de ellos como director. He tenido esa tremenda suerte, de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, en el puerto número uno de España. Profesionalmente digamos que tengo satisfechas mis ambiciones. Hace treinta años que me saqué las oposiciones del cuerpo especial de ingenieros de Caminos del Estados y estoy en servicios especiales. Cuando cese paso a la Administración. No me quedo en el paro.

-¿Cree que es justa?

-No quisiera pronunciarme, porque puedo expresar lo que son suposiciones mías. Quizás la dirección de un puerto tiene un matiz especial sobre una persona de confianza, porque requiere de una cierta profesionalidad.

-Suena como sustituto Rafael Bermúdez. ¿Qué nos puede decir de él?

-Repito lo que le he dicho al presidente Paulino Plata. Sin ánimo de desmerecer a nadie, en absoluto, sé muy bien lo qué es la dirección de un puerto y creo que no es el perfil adecuado. Y particularmente en este puerto, donde hay unos antecedentes complicados. Sería práctico que el director casi viniera de fuera o se optase por un ingeniero al que hemos contratado recientemente, que lleva dos meses, y procede del puerto de Gijón. Los dos meses que lleva ha demostrado ser una persona con gran sentido común, con sentido práctico y no tiene ninguna atadura ni de amistad ni enemistad con el pasado. Creo que sería la persona idónea.

-¿Habla de una persona no contaminada?

-Es innegable que ha habido problemas en este puerto. No he hecho muchos amigos pero sí he estado rodeado de profesionales muy buenos, a los que agradezco la colaboración total. Creo que razón de más porque los problemas que han surgido durante mi dirección los vea con una óptica totalmente objetiva, una persona que no tenga vínculos ni con un lado ni con otro. Sería importante.

-Rafael Bermúdez, responsable de finanzas del Puerto, estuvo vinculado antes a Sando. ¿Puede ser un handicap?

-No lo sé. Sé que estuvo en Sando, pero el puerto a partir de ahora va a hacer pocas obras porque económicamente está en muy malas circunstancias. Tenemos una deuda importante con el ICO, que fue necesario obtener para financiar las grandes obras que se hicieron. El tráfico histórico era los graneles vinculados a la construcción, que se perdieron. Curiosamente ahora, sobre todo este año, empezamos a exportar clínquer y exportamos cemento. Eso, mientras dure la crisis, va a ir a más. La realidad es que el puerto se encuentra en una situación económicamente muy delicada.

-Usted llegó a finales de julio de 2009. Dice no haber hecho muchos amigos. ¿Su relación con Enrique Linde como la calificaría?

-Él ya lo ha dicho en prensa y yo lo ratifico, mala.

-¿Hay algún motivo?

-Sí sé cuál es pero prefiero no comentarlo.

-Algunos creen que su destitución están relacionada con el interés por tapar las supuestas irregularidades detectadas...

-Sobre eso no me puedo pronunciar.

-¿Ha podido hablar con Paulino Plata sobre el Puerto?

-Incluso antes de que saliese en el BOE su nombramiento y de que tomase posesión, me reuní con él, le di el plan de empresa, le expliqué cómo estaba el puerto e incluso le expuse mi idea de cómo sacar adelante las previsiones que tenemos en estrategia financiera para rebajar los gastos de explotación.

-A usted se le atribuye el mérito de haber levantado la alfombra en el Puerto. ¿Qué se esconde bajo ella?

-Yo no he venido a levantar alfombras, pero en determinadas circunstancias no me ha quedado más remedio que poner negro sobre blanco. No he venido a levantar alfombras, sino a que el puerto funcione. Cuando vine aquí había una serie de problemas. Uno de ellos salió a relucir tras un accidente en el atraque sur. La solución que tenían prevista para arreglar los daños me parecía tremendamente cara, muy por encima del coste real de la reparación. La naviera y el seguro de la naviera se negaron a pagar la cuantía que se planteaba.

-¿De cuánto podemos estar hablando?

-De 2,3 millones de euros.

-¿Y por cuánto se hizo al final la obra?

-Yo la liquidé por 520.000 euros. Me negué a firmar la propuesta y di orden al ingeniero jefe para que hiciese un concurso abierto con variantes. Se desobedecieron mis órdenes y el señor Linde me pidió que tratase de resolver eso. Hice otro proyecto valorado en poco menos de un millón de euros, lo saqué por procedimiento negociado y optaron dos empresas. Una de ellas, a la que se le quería adjudicar esa obra por 2,3 millones, acabó ofertando 980.000 euros. Y la otra que concurrió presentó una variante por 650.000 euros.

-¿La persona que le desobedeció era el ingeniero jefe del Puerto?

-Sí, que luego fue despedido.

-¿Una de las dos empresas que ofertó fue Sando?

-Sí.

-¿Era la empresa a la que se pretendía adjudicar la obra de reparación por 2,3 millones?

-Sí.

-Pero ese asunto tuvo continuación y llegó incluso a la Fiscalía.

-Sí. Cuando se inició la reparación del atraque sur nos llevamos la sorpresa de que los pilotes dañados por el accidente no tenían la longitud que había en el proyecto de liquidación de la obra original. Busqué los partes de pilotes y comprobé que se habían liquidado más metros de los que realmente se habían ejecutado.

-Es decir, se pagó por un trabajo que se no se realizó ¿De qué dinero hablamos?

-Eran unos 600.000 euros sólo en pilotes. El jefe de Infraestructuras alegó que se habían hecho otras obras. Al final Puertos del Estado me dio la razón, se despidió al ingeniero y el magistrado de lo Social remitió a la Fiscalía el expediente al ver que podía haber un posible delito penal. El Consejo de Administración me pidió que analizase las alegaciones del ingeniero, la Abogada del Estado lo respaldó y pidió un análisis a fondo de todas las certificaciones. Fue en ese momento cuando me encontré con la sorpresa de que había cosas que no cuadraban muy bien. Hice un escrito al presidente, para que se lo mandase a Sando, para que no alegase indefensión. Y con sus alegaciones llegué a la conclusión de que el sobregasto era mayor. Esa documentación la llevé al Consejo de Administración, que decidió mandarlo al Ministerio Fiscal.

-De acuerdo con sus cálculos, ¿el desfase detectado en la obra del atraque sur cuál fue?

-No digo que sea firme, porque me puedo equivocar, pero eran entorno a 1,5 millones de euros.

-¿Cuál fue la reacción de Linde ante estos hechos?

-Mis relaciones con él no eran buenas, eran malas. Pero se llevó, como es obligado, al Consejo de Administración, que es el que había encargado un trabajo de análisis.

-Lo ocurrido en el atraque sur no es la única irregularidad que usted detectó.

-Cierto.

-¿También en el Muelle de Contenedores?

-Sí. Esa obra se liquidó en diciembre de 2003. Había un problema de falta de calado. Lo aprecié en enero de 2010 porque un buque de última generación, que no pudo entrar en Algeciras, trató de hacerlo aquí pero no pudo por falta de calado. No había los 16 metros de calado.

-Pero desde la liquidación hasta el momento en que se constata, ¿nadie se dio cuenta de lo que ocurría?

-Sí, se comprobó porque había batimetrías, se dieron cuenta. Y de hecho surgió otro problema con un proyecto de dragado de esa zona que tampoco se hizo correctamente. Eso se hizo en 2008. En 2010 volví a hacer una batimetría y vi el problema. Primero me reuní con uno de los dos contratistas para que se arreglase por las buenas; se negó, y luego se le pidió que lo incluyesen como vicio oculto, sin que haya respuesta positiva. Como no veía actitud positiva, lo arregló el Puerto en la idea de pasarle luego la liquidación de esa obra.

-En el caso del Muelle de Contenedores se emplearon materiales que no fueron contratados.

-Sí, ese era otro elemento. Con motivo de la construcción del dique de San Andrés se hicieron ocho sondeos para ver cómo tratar los rellenos. Pedí que me los mandasen y vi que donde se abonó escollera no existía. Y esa fue la última denuncia que se envió a la Fiscalía.

-¿Esa denuncia se cuantifica?

-Diría que es más de tres millones de euros, presuntamente.

-En un organismo en el que tendrían que haber todos los controles sobre el gasto público, ¿no resulta como poco sorprendente que esto haya ocurrido?

-Me sorprende. En Algeciras he estado mucho tiempo y esto es inimaginable, inimaginable.

-¿Y eso puede pasar sólo por un jefe de Infraestructuras?

-Lo que hice fue ver quién tenía responsabilidades, quién firmaba. Yo no acuso a nadie, lo que hice fue enviar la documentación. Disciplinariamente sí digo que este hombre me desobedeció y que era responsable. Pero desde el punto de vista penal son temas que estamos obligados a denunciar.

-¿Puede haber responsabilidades de más arriba?

-Como ingeniero la entiendo fundamentalmente en el director de obra y el jefe de Infraestructuras. Del conocimiento que se tuviese más arriba, no tengo ni idea.

-El ingeniero jefe fue responsable de todas las obras ejecutadas en los últimos años en el puerto. ¿No parece lógico haber planteado una auditoría general de estas actuaciones?

-Como director no me he planteado esa tarea, creo que es una labor del Consejo de Administración o que el presidente lo pidiera. Pero mi labor ha sido mirar para el futuro. Yo me he encontrado con estos problemas, no he levantado ninguna alfombra.

-¿Pero usted cree que debería hacerse?

-Si estadísticamente se extrapola, parecería lógico. Hay algún consejero que lo ha pedido. Pero lo que busco es que, si en efecto se comprueba que hay un enriquecimiento ilícito de algún contratista y un empobrecimiento del Puerto, se devuelva ese dinero. No busco la cabeza de nadie.

-¿Cómo de mal está el Puerto?

-La cuenta de resultados arroja 2,5 millones en números rojos en 2012. Estamos pagando una deuda importante, de 60 millones, del préstamo del ICO, con tres millones al año. Eso más los intereses correspondientes y no nos queda dinero para hacer obras. Hacemos lo indispensable.

-¿Qué va a pasar con la plantilla?

-El plan de empresa elaborado planteaba una reducción en gastos de personal. Propuse un traslado de personal a otros puertos y prejubilaciones. Hay 23 personas que hasta 2017 estarían en condiciones de ser prejubiladas. Y la idea es que el relevista, dado que cuando se jubila alguien hay que contratar a otra persona, podría ser asumido por otros puertos. La idea es que en 2017 el Puerto tenga resultados positivos. Lo que no podemos hacer son renovaciones sin las circunstancias de la producción no lo exige. Y aquí está el choque con los sindicatos.

-Hay algunas voces que apuntan a que usted, al incorporarse al puerto de Málaga, empezó a trabajar mucho con una empresa que tenía mucha presencia en Algeciras...

-En Algeciras el nivel de inversión era de más de 100 millones de euros. En mi tiempo como director trabajé con muchas empresas: Dragados, Sato, Ferrovial... Aquí, cuando se produjo el problema de los pilotes del atraque sur, se hico un concurso público al que concurrieron dos empresas, Sando y Sato. La oferta más barata de Sando no bajaba de los 900.000 euros, la de Sato era de 650.000 euros y fue adjudicada por una comisión técnica, de la que formaba parte.

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