Málaga

El Regional aplica un test para la detección precoz del alzheimer

  • Neurólogos estiman que un tercio de los afectados no están diagnosticados porque sus familias no detectan las señales iniciales

¿A qué hora se despertó hoy? ¿Qué desayunó? ¿Con quién comió ayer al mediodía? ¿Dónde comió el pasado domingo? Con preguntas tan simples, profesionales de la Unidad de Memoria del Hospital Regional han validado un test para la detección precoz del alzheimer. El cuestionario se ha publicado en Neurología y, tras su rodaje durante una década en ese área, se ha demostrado como una herramienta útil para cribar los casos de la patología.

El coordinador de la unidad, Tomás Ojea, afirma que se ha hecho un avance importante en la detección precoz del alzheimer en los últimos 10 años, pero admite que un tercio de los pacientes no están diagnosticados porque sus familiares no advierten las señales iniciales y no los llevan al médico.

En la provincia hay unos 10.000 enfermos de alzheimer y la Unidad de Memoria diagnostica unos 250 nuevos casos cada año. Sobre la fase en la que acuden los pacientes, Ojea explica que "llega de todo; aunque cada vez llegan más precozmente". Avanzar en la detección en fases iniciales es fundamental para los especialistas porque los tratamientos son más eficaces en etapas tempranas de la enfermedad.

Dado que en los comienzos de la patología la información nueva no se graba en el cerebro, el test diseñado por los profesionales del Regional hace preguntas sobre actividades muy cotidianas (de modo que el nivel cultural no influya) que se hayan hecho esa misma mañana, el día anterior y el fin de semana. Las respuestas suman en total 23 puntos. Más de 20 significa que la memoria es normal, entre 18 y 19 que hay un deterioro cognitivo leve y 17 o menos, que padece alzheimer. El test ha sido diseñado en colaboración con los especialistas en estadísticas de Fimabis.

El test se complementa con pruebas clínicas -como escáner, resonancia o análisis de ciertas hormonas- para descartar otras causas de la pérdida de memoria. Y es que la razón puede ser un tumor, un infarto cerebral, sífilis, hipotiroidismo, alzheimer u otras demencias. Ojea advierte que también hay que descartar fallos de atención. Pone el clásico ejemplo de una persona que no recuerda dónde puso el coche. Una cosa es que no se fijara donde lo aparcó -y por lo tanto no puede recordarlo- y otra, que tras haberse fijado concienzudamente donde dejaba el vehículo, luego no lo recuerde.

La Unidad de Memoria del Regional, que atiende a pacientes de toda la provincia, está formada por dos neurólogos y una neuropsicóloga. Los pacientes le llegan derivados desde los centros de salud o desde otras especialidades. Los pacientes viven entre ocho y diez años desde que se le diagnostica la enfermedad. Al principio tienen fallos para recordar algunas palabras, luego se desorientan en la calle e incluso en la casa. Pero en etapas avanzadas, no hablan, ni reconocen a sus propios familiares, pierden la capacidad de asearse y hasta de controlar esfínteres. Ojea explica que para sus cuidadores es una situación "asfixiante" porque "es como cuidar de un niño chico 24 horas durante 10 años".

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