Málaga

Trece escalas en Málaga

  • El año pasado el barco tuvo que entrar en el puerto auxiliado por dos remolcadores

Para ser un barco de Costa Cruceros, la más fiel y asidua compañía dedicada a los viajes turísticos por mar en la historia crucerística de Málaga, el curriculum malagueño del Costa Concordia se resume en tan sólo trece escalas. Tras su primera visita el 21 de julio de 2006 (atracado en el muelle de Levante llegaba procedente de Cádiz y salía con destino a Civitavecchia), los números de este buque en Málaga se resumen con una escala en 2007, tres en 2010 y ocho el pasado año; un año donde en su última visita debía entrar auxiliado por los dos remolcadores malagueños por venir con una avería menor.

Ante este historial no apto para supersticiosos (por eso de las 13 escalas), y dejando como curiosidad que tanto en su primera como en su última visita a Málaga el puerto de destino fuera Civitavecchia, lo más destacado de este barco son, sin duda alguna, sus espectaculares cifras.

Dando nombre a una clase (Clase Concordia), este buque del que existen cinco gemelos (los dos últimos con ciertas modificaciones y mejoras), se construía entre los años 2004 y 2005 en los astilleros genoveses Sestri Cant. Nav. SpA., participando de la peculiaridad de ser, durante el tiempo que duró su construcción, el barco más grande jamás fabricado en unos astilleros italianos. Con 114.147 toneladas de registro bruto, el Costa Concordia que costaba algo más de 450 millones de euros, tras ser botado el 2 de septiembre de 2005 y bautizado el 7 de julio de 2006, era entregado a su armador y operador Costa Cruceros en ese mismo mes.

En sus 290 metros de eslora y 35 de manga, este hotel flotante dispone de 1.500 camarotes (550 con balcón privado y 12 con vistas al spa más grande que existe en la actual flota internacional de buques de crucero), en los que se pueden acomodar 3.800 pasajeros, a los que hay que añadir los 1.100 tripulantes albergados en las cubiertas inferiores del barco.

Con cinco restaurantes, diversos bares monográficos e infinidad de amenidades que pasan por un teatro de tres niveles, una discoteca, varias piscinas, e incluso un simulador de Fórmula 1, entre otras muchas cosas, el Costa Concordia constituye un lugar de diversión a flote (un barco) donde casi todo es posible.

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