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Hniene Elmehdi, de 27 años, viaja desde el sábado a Marruecos para visitar a su familia junto a otros 51 paisanos. Este joven es traductor, en su país se licenció en Filología inglesa hace unos años y ahora estudia su segunda carrera (Lengua y Literatura) en la ciudad italiana de Torino. El resto de sus compañeros de viaje apenas hablan español, pero Elmehdi se maneja bastante bien. Italiano, inglés y árabe, por su puesto, los domina con soltura. Ayer pasó por Málaga, donde la estancia ha sido más larga de lo previsto debido a un fallo mecánico del vehículo en el que viaja. "Este no pasa la ITV, les hemos dicho que sigan con cuidado y vamos a escoltarlos una parte del trayecto, pero informaremos para que lo inmovilicen cuando llegue a Algeciras", afirma el capitán Ramos de la Guardia Civil de Antequera.

Un alambre sostiene un guardabarro. El capó no cierra y el motor hace un ruido atípico. Suena a cascado. A dos ruedas les faltan los tapacubos y se ve el óxido de sus llantas. Una de ellas está descaradamente desinflada y la mayoría parecen deterioradas. El autobús, de dos pisos, está sucio y viaja abarrotado de personas y de trastos. Son las 11:00 de la mañana y los viajeros empiezan a subir. Tienen que hacerlo por la puerta delantera, la trasera está atestada de bártulos. Debe de haber casi de todo, desde fuera se observa hasta una bicicleta vieja sin ruedas. También un extintor, aunque no queda a mano de nadie.

La aventura comenzó el sábado en Torino, ciudad del norte de Italia, y el destino es Algeciras. En total, 1.985 kilómetros en un autobús que a duras penas puede desplazarse. Ayer, a los cinco minutos de reactivar la marcha ya empezaba a generar retenciones, circulaba por la autovía al mínimo permitido. Tras pinchar tres veces la misma rueda, el vehículo tuvo problemas con la dirección y el motor empezó a arder. El suceso ocurrió durante la madrugada del lunes en el término municipal de Antequera. La Guardia Civil de la comarca atendió a los viajeros y los trasladó en sus propias patrullas al área de servicio de San Javier, a medio camino entre la ciudad del Torcal y Málaga. Allí hicieron noche a la intemperie el martes y ayer, cuando el autobús realizó las reparaciones necesarias para poder volver a rodar, reanudaron el camino.

Hniene Elmehdi ha terminado el curso universitario y viaja para ver a la familia. Se dirige a Kenitra, la capital de la región de Gharb-Chrarda-Béni Hssen, en Marruecos, de 370.000 habitantes y que se encuentra a unos 200 kilómetros de Tánger. Con él viajan otras 51 personas, cada uno a un destino diferente, entre los que se encuentran 14 mujeres y seis menores de edad, según afirma él mismo. Todos durmieron en la gasolinera a la intemperie. "Hacía algo de frío, pero nos trataron bien", narra. El autobús pertenece a la empresa Bustouristik y según Elmehdi desde Torino realiza dos trayectos semanales hasta Algeciras. Recorre la ruta habitual de la Operación Paso del Estrecho, que se realiza al inicio y al final de los meses estivales. Ahora es temporada alta. El precio del billete son 120 euros. En Algeciras los viajeros deberán embarcar en un ferry y continuar el camino cada uno para su casa.

La Guardia Civil de Antequera asistió en primera instancia a los viajeros. Estuvieron desde el principio hasta el final, incluso hicieron noche con ellos y los escoltaron ayer parte del camino. También participó en las labores de asistencia Cruz Roja y Protección Civil de la propia comarca. El responsable de socorro y emergencia de Cruz Roja de la zona, Isidro López, afirmó que atendieron a varios viajeros por mareos y dolores articulares y uno fue trasladado al centro de salud de Casabermeja por una hiperglucemia. Los magrebíes estuvieron asistidos en todo momento con comida, bebida y abrigo para pasar la noche, según reconoce el propio Elmehdi. Un responsable del área de servicio narra que la noche se saldó sin incidentes. "Al principio llegaron muy nerviosos, pero en cuanto se vieron atendidos se tranquilizaron y no han dado ningún problema", explican.

El autobús continuó su camino rumbo a Algeciras. Su estado sin dudas no era el mejor, pero así realizan la Operación Paso del Estrecho miles de personas.