Málaga

Las agresiones a médicos aumentan pese al agravamiento de las penas

  • Las condenas de cárcel provocaron una caída de los ataques a facultativos, pero en los últimos dos años vuelven a repuntar

  • Las mujeres sufren más lesiones físicas y los hombres, más insultos

Presentación en octubre pasado de una campaña contra las agresiones.

Presentación en octubre pasado de una campaña contra las agresiones.

No se puede bajar la guardia en la sensibilización contra las agresiones en los centros sanitarios. Esa es la conclusión que se desprende de las estadísticas. Según los datos aportados ayer por el Colegio de Médicos de Málaga, las agresiones a facultativos han repuntado en los últimos dos años tras el efecto inicial del endurecimiento de las condenas, que incluían penas de cárcel y que provocaron un descenso en esas cifras. De los 33 casos registrados en 2010, se produjo un sucesivo descenso a 27 en 2011, 21 en 2012 y 17 en 2013. En 2014 se denunció un caso más que el año anterior, 18. Pero luego volvió la tendencia a la baja con 7 en 2015. Esta línea descendente se interpretaba como el efecto disuasorio de las penas de prisión. Condenas que no han llevado a ningún agresor a la cárcel -al menos que se sepa- porque al no tener antecedentes penales y ser un castigo inferior a dos años de privación de libertad, se suspende su aplicación.

Pero desde entonces, las agresiones a médicos en Málaga han vuelto a crecer. Se registraron 25 en 2016 y 27 en 2017. Además la provincia es la segunda, de Andalucía en términos absolutos después de Cádiz, en donde se registraron 31 ataques. "Es terrible. Nos hemos acostumbrado tanto a ser vejados en las consultas que muchos compañeros no denuncian. Sólo lo hacen aquellos a los que han pegado y provocado lesiones o bien los que ya no pueden más", denunció el presidente de la institución colegial Juan José Sánchez Luque. Ayer justamente se conmemoraba el Día Nacional contra las Agresiones en el Ámbito Sanitario.

Según el Observatorio Nacional que recoge estas estadísticas, el 20% de los facultativos no denuncia. Por ello, el colectivo siempre insiste en que los datos apenas son la punta del iceberg del problema. "Esta cifra corresponde a aquellos colegiados que han acudido a nuestra asesoría jurídica pero sabemos que son muchos más", advirtió el vicepresidente primero del Colegio de Médicos, José Antonio Ortega, refiriéndose a los 27 casos registrados en 2017.

De esas agresiones, 15 fueron a mujeres y 12 a hombres. Según los datos del Colegio, los agresores insultan más a los varones y atacan más con lesiones a las mujeres. De todos los casos registrados el año pasado, ya hay siete sentencias y todas son condenatorias.

La mayoría de estos ataques se dan en el sector público ya que ese fue el ámbito en el que se registraron 24 de las 27 agresiones. El resto fue en centros privados. Las situaciones violentas se concentran en su mayoría en Atención Primaria en el caso de los hombres y en hospitales, en las mujeres.

El agresor en tres de cada cuatro casos (75%) es el paciente, seguido de un familiar (16%) y un desplazado (9%). En el 45% de los casos, las agresiones toman la forma de amenazas, en un 40% de insultos y en un 15% de ataques físicos. En los dos primeros casos, las víctimas son sobre todo hombres; mientras que entre lesiones la mayoría son mujeres. Los datos recogen que hay médicos que no han sufrido una sino varias agresiones. Un 13% de los afectados admiten haber sido objeto de ataques físicos o verbales previos.

Los detonantes suelen ser las discrepancias con la atención médica (29%), diferencias personales (21%), malestar porque el facultativo no receta lo propuesto por el paciente (13%) o la demora en la asistencia (12%).

Llama la atención que más de la mitad de los agredidos -el 58%- asegura no haber recibido apoyo o asesoramiento por parte de la empresa. Aunque hay que matizar que este dato se recoge a nivel nacional y no está desagregado por comunidades autónomas.

Para el vicepresidente del Sindicato Médico de Málaga, Carlos Camacho, "esta progresiva lacra tiene ser combatida hasta erradicarla. Para ello, deben colaborar todas las instituciones, sanitarias y no sanitarias, locales, provinciales, autonómicas y estatales. Los diagnósticos están hechos. Son conocidos los centros y lugares, causas y motivos de las agresiones, incluso en ocasiones es conocido el perfil del agresor. Se han dado pasos para controlar y erradicar esta lacra, pero siguen siendo insuficientes a tenor de los resultados obtenidos. Las medidas preventivas aplicadas desde el SAS, son claramente deficientes".

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