Málaga

Un estudio revela que Málaga es la ciudad con los taxistas más amables

  • El último estudio realizado por el portal Hotels.com apunta a Sevilla como la peor ciudad en cuanto a disponibilidad a la hora de encontrar un taxi

El taxi es el medio de transporte predilecto para un 57,7 por ciento de españoles a la hora de desplazarse desde el aeropuerto o estación hasta su hotel, según revelan datos extraídos del último estudio realizado por el portal Hotels.com, que apunta a Sevilla como la peor ciudad en cuanto a disponibilidad a la hora de encontrar un taxi. Además, indica que Málaga es la que tiene "los taxistas más amables".

El estudio de Hotels.com, realizado a un total de 993 españoles, subraya que "en un momento en el que los gobiernos destinan cada vez más fondos al transporte público, el taxi sigue perfilándose como el medio de locomoción más utilizado cuando viajamos".

En España, los taxis de cada ciudad destacan por criterios muy diferentes.

Frente a la facilidad para disponer de un taxi en Madrid (18,3 por ciento), Sevilla es la peor ciudad colocada en la categoría de disponibilidad, con 18,2 por ciento de los votos.

Por su parte, los de Málaga se llevan la palma en cuanto a amabilidad en el trato puesto que el 31,1 por ciento de los encuestados así lo señala. Sin embargo, suspende en la calidad de la conducción (33,3 por ciento). Los menos amables son los de Barcelona, con un 20,7 por ciento.

Los mejor posicionados en lo que se refiere a limpieza son los de Barcelona, con un 25 por ciento de los votos, aunque fueron seleccionados como los peores, además de en amabilidad, en precio, con un 37,9 por ciento de votos.

Zaragoza, con un 66,7 por ciento de los votos, fue seleccionada como la ciudad con los taxis más sucios; Santiago de Compostela (29,2 por ciento) como la que mejores precios ostenta.

Por su parte, los valencianos fueron los que obtuvieron más votos en cuanto a la calidad de conducción (18,8 por ciento); y los bilbaínos los que obtuvieron más votos por su seguridad (20 por ciento), aunque los clientes consideraron que son los que peor conocimiento tienen de la zona, con un 50 por ciento de los votos.

Fuera del país, los españoles opinan, en lo que respecta al coste de este tipo de transporte público, que los taxis con mejores precios se encuentran en Los Ángeles y en Bangkok --registrando entre ambas ciudades un 50 por ciento de los votos-- y, por el contrario, los más caros son los de Londres, según el 61,1 por ciento de los encuestados.

Tras el taxi, el medio de transporte más votado en el traslado desde el aeropuerto es el metro, con un porcentaje del 10,6 por ciento, seguido de cerca por el coche de alquiler, con un 9,3 por ciento. El tren y el autobús se sitúan a continuación, con un 4,7 por ciento y un 3,9 por ciento. Entre las respuestas restantes, un 12,5 por ciento decide utilizar cualquier otro transporte alternativo y sólo un 1,3 por ciento llega al hotel dando un paseo.

No obstante, los españoles se sitúan a la cola de la clasificación en cuanto al uso del taxi para este tipo de desplazamientos. Los ingleses son los que más uso hacen de él, al emplearlo un 70 por ciento, seguidos de franceses, con un 67 por ciento, y los alemanes con un 60 por ciento.

El estudio recoge también opiniones de los usuarios y algunos de los consejos que más pueden ayudar para moverse en taxi por diferentes ciudades. Los alemanes recomiendan que se pregunte a los lugareños por los precios habituales y que se intente acordar el precio de trayecto desde el principio y los franceses aconsejan apuntar la matrícula o el número de licencia del vehículo "por si acaso".

Los ingleses señalan que es aconsejable sentarse en la parte de atrás del taxi y entre los españoles "muchos están de acuerdo con todos estos consejos, aunque también hay clientes que consideran que cuando te vas de viaje debes disfrutar de cada situación como parte de la aventura".

Además, a través de este estudio los viajeros de Hotels.com han relatado anécdotas, "tanto buenas como malas, dignas de destacar", entre ellas un taxista de Granada cantando fandangos durante una carrera en la que no sabía llegar al destino y que, por ello, no cobró al pasajero.

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