Una máxima que se asume como indiscutible en el campo de las infraestructuras públicas es que pocas veces, por no decir nunca, una obra acaba costando lo que inicialmente se anunció. Muy al contrario, el nivel de descontrol es tal que se viven situaciones de descalabro económico bien conocidas como la del Metro de Málaga, cuya ejecución se dispara ya por encima de los 650 millones, unos 300 millones más de por lo que fue adjudicado, y a la espera de terminar la obra. Pero siendo el suburbano de la capital un exponente fiel y muy actual de estas desviaciones, no es el único.

La provincia de Málaga, otrora referente de la inversión pública con el desarrollo de un considerable conjunto de actuaciones, es bien conocedora de ello. El último ejemplo corresponde a los trabajos de ejecución de la segunda ronda de circunvalación, la bautizada como hiperronda. Los datos oficiales del Ministerio de Fomento elevan el valor final de la intervención, tras la liquidación de los cuatro tramos en los que se dividió, a 453.425.385 euros, 83 millones por encima de los precios por los que fueron adjudicados los trabajos. Porcentualmente la variación de un escenario a otro es de un 22%.

Aena fijó la inversión en el aeropuerto en 1.775 millones cuando se preveían 944,9

Y ello sin que en el desarrollo de las actuaciones, que se vieron paralizadas por el efecto de la crisis económica, se conozcan modificados que reseñar. Hay que recordar, por ejemplo, que la apuesta del Ministerio de Fomento por ampliar la sección viaria de esta carretera, dotándola en la mayor parte de su recorrido de tres carriles, fue adoptada antes de que saliesen a licitación las obras de los cuatro tramos. A modo de atenuante, puede señalarse que el valor de las cuatro licitaciones estuvo por encima de los 501 millones. De manera pormenorizada, el tramo entre la AP-7 y la MA-417, adjudicado a Ferrovial 114 millones, se liquidó en 152,6 millones; el de la carretera C-3310-A-7, con el que se hizo Sacyr por 70 millones, se cerró en 83,2 millones; el tramo A-357-C-3310, que asumió Obrsacon por 72,2 millones, costó 97 millones, y el tramo MA-417-A-357, adjudicado a Acciona por 114 millones, culminó en 120,5 millones.

El detalle que se extrae de los documentos de Fomento se suma a una larga lista de intervenciones para las que se presumía un coste muy inferior al finalmente certificado. Así, los documentos oficiales del ministerio cifraban la ejecución de los 155 kilómetros de la línea ferroviaria entre Málaga y Córdoba en 2.725 millones de euros. Aparecía de este modo en la memoria económica elaborada por Adif para el año 2010. Tomando por válido este montante, la media fue de 17,5 millones de euros el kilómetro; el kilómetro del AVE Madrid-Barcelona supuso una media de 14,4 millones de euros.

Bien es cierto que este caso, esta infraestructura se vio alterada por la aparición de fisuras en los túneles de Abdalajís, lo que obligó al Gobierno a impulsar sendas obras de impermeabilización valoradas en 41,3 millones de euros más. A ello hubo que sumar la importante variación del soterramiento de la línea ferroviaria a su entrada a Málaga. De los 144 millones en los que esta actuación fue adjudicada a Sacyr se pasó a unos 210 millones de euros.

En la parte correspondiente a la Administración central, la gran mayoría de actuaciones viarias sufrieron incrementos de consideración. El acceso sur al aeropuerto se adjudicó en 36,7 millones pero terminó en unos 50 millones; el nuevo acceso al puerto fue contratado en 20,5 millones pero llegó a 29 millones; el tercer carril de la ronda este, de 10,8 a 14 millones; el enlace Alameda Barriguillas, de 20 a 28 millones; el enlace de Virreinas, de 13,6 millones a 20,6, y el soterramiento de San Pedro, adjudicado en 49,9 millones acabó en unos 86 millones.

Los trabajos de ampliación del aeropuerto de la capital es otro escenario paradigmático. Los datos de Aena aludían a una inversión de 1.775 millones de euros, cuando se preveían inicialmente 944,9 millones (la cifra en el documento de 2001 era de 341 millones). De acuerdo con ese documento, el soterramiento de la línea del Cercanías, actuación necesaria para la construcción del nuevo campo de vuelos, estaba estimada en 49,5 millones; la entonces secretaria de Estado de Infraestructuras, Concepción Gutiérrez, habló en 2009 de unos 110 millones.