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Los impulsores de la nueva Policía

  • La Jefatura de Carretera de Cádiz atiende a 115.000 habitantes y ha implantado con las charlas preventivas en colegios otro modo de interactuar con la sociedad

El portavoz de la Jefatura de Carretera de Cádiz muestra varias imágenes.

El portavoz de la Jefatura de Carretera de Cádiz muestra varias imágenes. / daniel pérez

Bajo la premisa de evitar funcionar como meros receptores de las urgencias recibidas, han extendido el espíritu de la policía de barrio a todo el Cuerpo. La proximidad que transmiten los agentes que patrullan las calles se erige en su principal arma para detectar cualquier problema relacionado con la convivencia. Su papel de divulgación tiene el máximo exponente en la labor que desempeñan en los centros educativos, donde aprovechan el poder de influencia de la autoridad para inculcar hábitos correctos.

"La clave está en cómo trabajamos. Ir a un colegio y conseguir un abrazo no tiene parangón. Hemos buscado fórmulas distintas para interactuar con la sociedad", explica el responsable de la Jefatura de Policía de Barrio del Distrito de Carretera de Cádiz, pionera en actuaciones preventivas en centros escolares y distinguida durante la última entrega de galardones del Día del Patrón de la Policía Local.

Su jefe conserva en la retina una de las charlas a jóvenes de 14 y 15 años en la que los efectivos descubrieron a los alumnos los productos químicos de limpieza con los que, a veces, se adulteran los estupefacientes. "Se quedaron con la boca abierta. El volumen de consumo a nivel de barrio es muy alto. Muchos no tienen trabajo y no les motiva estudiar, se dedican al trapicheo. Hay que darles un empleo, opciones para que lo aparquen. La crisis ha afectado mucho", reconoce el mando, quien recalca que la excusa es la charla, pero el trasfondo no es otro que analizar las necesidades.

Los policías locales, que voluntariamente han visitado a 4.000 estudiantes en los tres últimos años -varios de ellos con padres en prisión- simbolizan entre los más pequeños quiénes son los buenos de la sociedad. Y en ese contexto, defienden que su labor va más allá de la imposición de sanciones. "Siempre toca la china de ser la cara amarga de la ciudad. Nosotros hemos buscado los resquicios para convertirnos en útiles sin tener que usar siempre el martillo", asegura el portavoz de la Jefatura.

El tópico es palpable en cada aula. "Entramos en una clase con 25 niños y cuando preguntamos a qué se dedica la Policía la respuesta es unánime: poner multas", sostiene. De ahí que los agentes se propongan agitar conciencias sobre cuál es su cometido y pidan colaboración para que la ciudad "funcione mejor sin llegar a ese punto". "La Policía hace lo mismo desde hace 50 ó 60 años. Ahora llevamos al patio de los colegios coches y motos. Hacemos teatros de accidentes de tráfico, controles y juegos para encontrar las llaves. Los niños se ponen la gorra, la de verdad, como dicen ellos. Con esa simple acción, creamos una espiral de relación. Queríamos buscar otra forma de hacer las cosas", afirma el responsable, convencido de que han sabido "dejar una buena huella". Pero eso sí, en la lista del debe queda aún pendiente evitar que el menor tenga miedo al agente y conseguir que sea capaz de recurrir a él, por ejemplo, si se extravía.

La cota de agradecimiento crece en proporción al nivel de conflictividad del barrio. La filosofía de su grupo, asegura, ha evidenciado ya cambios significativos. Así, recuerda el caso de un menor que les saludó pese a la mirada desafiante de su padre. "Le dijo que ese policía, que era su amigo, lo había subido en la moto. Hemos sembrado una semilla que puede llegar a buen puerto. Para ellos somos héroes", subraya el responsable de la Jefatura.

El de Carretera de Cádiz es, -pese a que atiende a la población más densa, con unos 115.000 habitantes, un distrito "tranquilo". A la lucha diaria contra la venta ambulante se suman el robo de móviles que de forma puntual protagonizan bandas de jóvenes y las estafas de los falsos revisores de gas butano. Desde su creación han sido varias las donaciones de sangre que los agentes han impulsado y las campañas de prevención de accidentes de tráfico.

Entre los 87 miembros que componen la plantilla hay sociólogos y psicólogos, pero lo importante, destaca, es el grupo de trabajo que se ha formado. "Hay quien no ha ido a la Universidad y, sin embargo, son los mejores de todos nosotros. Se han forjado en la calle. Lo que más nos diferencia no es lo que hacemos sino cómo lo hacemos", recalca.

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