El Prisma

Otra izquierda es imprescindible

  • Quizá confiada en que no gobierna en demasiados sitios, Izquierda Unida se ha sentido ajena al escrutinio de los medios que sí están sufriendo PSOE y PP

OTRA izquierda es posible. Seguro que sí. Durante los últimos años, da la sensación de que IU se ha empeñado convencer al electorado, a la tremenda, de su lema. Izquierda Unida, que ni está unida ni se suele comportar como un partido progresista en las instituciones en las que gobierna, ha sido probablemente el partido que menos ha guardado las formas en Málaga. Aunque desde luego resulta innegable que muchos de sus miembros sí que han progresado. Allá donde ha ejercido el poder, la coalición de izquierdas ha supeditado la acción política a la laboral. Es decir, que ha colocado hasta el apuntador.

Quizás confiada en que no gobierna en demasiados sitios, la formación se ha sentido ajena al escrutinio de los medios que sí sufren PSOE y PP. Un ejemplo de ello es la Diputación de Málaga. Nunca dos diputados, por muy claves que hayan sido para mantener en la presidencia al socialista Salvador Pendón, habían dado tanto juego a los compañeros. Nunca se ha hecho tanto viaje, y tan caro, a costa del erario público, con fines supuestamente solidarios. Pocas veces se ha tenido más descaro con los cargos de confianza, con casos inauditos. No hubo castigo para Óscar Román cuando decidió desertar de la alcaldía de Carratraca por negarse a cumplir la ley: siguió cobrando sus cerca de 3.000 euros mensuales como asesor en la Diputación. Al menos Román tuvo la decencia de dimitir de ese puesto cuando resultó condenado por una sentencia urbanística, algo que todavía está por ver que haga la alcaldesa de Manilva, Antonia Muñoz.

El escándalo de sus decenas de enchufes, de sus 33 adjudicaciones a dedo de contratos a empresas suyas (lo de los 10.000 euros de madera para el júa municipal lo dice todo de este país) o de familiares, ha tirado por el barro el poco crédito ético que le quedaba a la coalición en Málaga. De poco vale el órdago de Encarnación Páez si luego José Antonio Castro -quien antes de cobrar como parlamentario lo hizo como cargo de confianza en Diputación-, Diego Valderas o Cayo Lara protegen a la alcaldesa empleadora. De poco vale el excelente, serio y honrado trabajo de Pedro Moreno Brenes y su justito equipo en el Ayuntamiento de Málaga -qué buen vasallo si tuviera un buen señor- si 16 de los 17 candidatos de la coalición en Manilva han acabado trabajando para el ayuntamiento costasoleño, como muchos de sus familiares.

Tampoco es que el PSOE, por cierto, pueda abrir la boquita. Ha participado como el que más de la orgía de enchufes. Porque aquello, más que un ayuntamiento parece una central eléctrica de ciclo combinado, con ambos partidos de izquierdas colocando a su personal.

Hace unos días, los dirigentes de IU firmaron un compromiso ético por la regeneración democrática. Sí, desde luego que otra izquierda es posible. Y además de posible, absolutamente necesaria.

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