Meteorología

27 años de la catástrofe: el recuerdo de 1989

  • Tal día como hoy comenzó en Málaga una cadena de inundaciones que dejó ocho fallecidos en varias semanas

El río Guadalmedina tras la tromba de agua caída en 1989.

El río Guadalmedina tras la tromba de agua caída en 1989.

27 años han pasado ya de una de las mayores tragedias vividas en la historia reciente de Málaga. Triste aniversario que recuerda lo ocurrido el 14 de noviembre de 1989 que dejó a la capital de la Costa del Sol sumida en el más absoluto caos. La ciudad amaneció aquel día recelosa por el mal tiempo que azotaba con fuerza en el litoral y apenas bastaron unas horas para comprobar que la naturaleza la atacaría con toda su furia.

Un cielo plomizo que dejaba caer algunas gotas dispersas hacían presagiar que aquel martes no iba a ser un día normal. Fue poco después del mediodía cuando la catástrofe comenzó a cernirse sobre la capital. Hasta las 13:00 de la tarde de ese día la lluvia no hizo acto de presencia en Málaga. Todo se oscureció de repente y el encendido del alumbrado público en pleno día hacía presagiar lo peor. Empezó a caer con moderación, pero la intensidad que alcanzó en sólo unos minutos desbordó cualquier previsión por culpa de los 150 litros por metro cuadrado que cayeron en apenas una hora y media sobre la capital, desbordando ríos, acequias y vías.

Un matrimonio fallecido, barriadas enteras incomunicadas, trabajadores encaramados a los tejados de sus naves para no ser arrastrados por la corriente, calles convertidas en improvisados ríos, coches arrastrados y amontonados por la fuerza del agua, casas anegadas, carreteras cortadas, polígonos industriales rodeados por un repentino lago y cultivos engullidos por la riada. Ese fue el panorama dejado tras de sí.

La impresionante tromba de agua y granizo que había descargado con una fuerza descomunal hizo que las comunicaciones telefónicas se volvieran una misión imposible, el suministro eléctrico sólo funcionaba en algunas zonas y el abastecimiento de agua comenzó a escasear. El problema fue que al día siguiente las lluvias siguieron y otras tres personas fallecieron. La capital se quedó definitivamente sin luz y sin agua y el primer balance arrojaba pérdidas materiales millonarias y cuantiosos destrozos.

Otra tromba de agua volvió a dejar sumida en el caos a la ciudad tan sólo dos días y un agricultor murió al intentar cruzar con su vehículo el río Campanillas. Cuando la capital comenzaba a recuperar la normalidad se produjo una nueva inundación el 26 de ese mismo mes y ésta vez fue la zona este de la que sufrió los mayores daños. Una mujer murió cuando el agua le sorprendió en su vivienda y un día más tarde fue un vagabundo el que murió arrastrado por el desbordamiento de un arroyo.

Aquel temporal de hace ahora 25 años, se alargó durante varias semanas y hasta el 8 de diciembre, día en el que la capital sufrió la cuarta inundación en sólo tres semanas por culpa del río Guadalhorce, la pesadilla no terminó. Las graves inundaciones ocurridas entonces dejaron atrás ocho víctimas mortales tras muchos días consecutivos de fuertes lluvias que no dieron respiro. 

Al entonces alcalde de la ciudad Pedro Aparicio, recientemente fallecido, las trágicas inundaciones le pillaron de regreso de Tokio adonde había viajado para promocionar el futuro Parque Tecnológico de Andalucía de la capital. Pero el recuerdo de lo que vivió a su vuelta no podrá olvidarlo nunca. Una ciudad destruida, que tardaría mucho tiempo en volver a la normalidad.

Aquella catástrofe ayudó a las administraciones a entender el serio riesgo en el que se encuentra la capital malagueña para hacer frente a unas inundaciones de esa magnitud por la ausencia de infraestructuras. Salvo en el río Guadalhorce, no ha sido mucho lo que se ha avanzado desde entonces y los expertos coinciden en que podría volver a repetirse.

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