Málaga

El escaso apoyo vecinal contra el Metro al Civil deja en evidencia a De la Torre

  • Apenas 140 personas participan en la manifestación contra el proyecto de la Junta

  • Es apenas el 0,2% de los residentes de Bailén-Miraflores

Imagen de los manifestantes ayer, a su paso por la calle Eugenio Gross.

Imagen de los manifestantes ayer, a su paso por la calle Eugenio Gross. / marilú Báez

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quedó ayer en evidencia. Tras sustanciar durante meses su rechazo a que el Metro en superficie llegue hasta el entorno al Hospital Civil porque los vecinos de la zona no lo quieren, la escasa presencia de apenas 140 personas en la hasta ahora única manifestación en contra del proyecto de la Junta no hizo más que constatar la endeblez del argumento. El número de participantes en la marcha, que la Policía Local elevó a unos 200, supone apenas el 0,2% de los algo más 60.000 residentes censados en Bailén-Miraflores, distrito por el que se proyecta el nuevo trazado ferroviario.

Posiblemente previendo el nulo éxito de la iniciativa de la ya única plataforma contraria al tranvía y que aboga por destinar la inversión prevista a extender el Metro hasta el PTA, De la Torre eludió estar presente en la movilización. El equipo de gobierno del PP sí estuvo representado en la figura de las concejalas de Movilidad, Elvira Maeso, y del distrito afectado, Elisa Pérez de Siles. La reducida presencia vecinal contrasta aún más cuando meses atrás este mismo colectivo presentó ante la Delegación del Gobierno andaluz cerca de 13.000 firmas en apoyo a su reivindicación. La endeblez de la reivindicación fue aprovechada por el PSOE para cuestionar la posición del regidor en este asunto. "Por 140 personas que se manifiestan no se puede hipotecar el futuro de la ciudad", dijo ayer el concejal socialista Daniel Pérez, quien reclamó "responsabilidad institucional".

Aunque pocos, los asistentes a la protesta, que recorrieron a pie buena parte del recorrido del hipotético trazado tranviario, arrancaron a mediodía en la calle Santa Elena, para continuar por Eugenio Gross y culminar en el cruce de Blas de Lezo con la Avenida Arroyo de los Ángeles cerca de dos horas después. Durante el itinerario, que transcurrió sin incidentes, estuvieron acompañados por varias unidades de la Policía Local. Los gritos de "no al tranvía" o "el tranvía para Susana Díaz" se sucedieron, acompañados de los sonidos de silbatos y bocinas.

La oposición de los que sí dieron el paso de salir a la calle quedaba plasmada en los mensajes verbalizados y escritos en las pancartas que mostraban. "El Metro por abajo, nosotros por arriba", rezaba una de ellas; "Vecinos y comerciantes dicen no al Metro en superficie por el distrito Bailén-Miraflores", completaba otra. Y en folios, añadían: "la imposición es de dictador", en una alusión clara a la pretensión del Gobierno andaluz de ir adelante con la licitación y adjudicación de la obra antes del verano.

"Es todo negativo, destroza la calle, es un gasto de dinero como están las circunstancias, que se lo gasten en otras cosas que hacen mucha falta", explicaba Domingo, residente de la zona desde el año 70. "Si aquí montan el tranvía al año está parado porque forma mucho follón; es un desastre", apostilla este mismo vecino, que si bien confiesa que desde el punto de vista económico le resultaría beneficioso, asegura que "no se hará" y añade: "aquí todos los jubilados vamos andando a calle Larios".

La fotografía de la marcha constataba la elevada edad media de la zona afectada por el trazado del Metro en superficie. Rafael, que vive en una vivienda localizada en una primera planta en Eugenio Gross, aludía al nivel económico de los residentes del entorno. "Es un barrio pobre y la gente coge el autobús, no tendría dinero para el Metro", dijo. Mientras hablaba, a su lado, Francisca, apostillaba: "es horrible". "En las catenarias, si es que las ponen, tenderé los trapos", ironizaba.

Uno de los comerciantes que avaló con su presencia la iniciativa, Carlos, fue categórico: "nos van a destrozar todo; una calle sin comercio es una calle sin vida". Su principal preocupación reside en la incidencia que el recorrido tranviario tendría sobre el tráfico de la zona. Y, como otros muchos que desde el origen del proyecto del Metro se aferran a esa idea, también pone en duda que la ciudad necesite un Metro. "No hace falta en Málaga, vamos andando a cualquier sitio".

Francisco Fernández, responsable de la plataforma No al tranvía al Civil sí al Metro al PTA, trataba de justificar ayer la poca presidencia de vecinos en la calle. "Los malagueños tenemos el defecto de que nos cuesta mucho salir a la calle salvo que nos toque de una forma directa", aseguraba, remarcando "que el día que pongan una máquina para construir el tranvía no se hará, porque la gente sí se echará a la calle; desgraciadamente tendrá que llegarse a ese momento". Entre los que se opondrán hasta el último momento, él mismo. "Si viene una máquina yo estaré delante hasta que me quiten o me detengan y no seré el único".

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